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La Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), seccional Montería, inició un proyecto piloto sobre economía circular en el marco de la estrategia “Rutas Territoriales de política pública” del programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial II (DRET II). Se trata de una de las seis rutas territoriales que buscan potenciar los procesos de desarrollo local sostenible y desarrollo rural en Colombia, que acompaña la Unión Europea (UE), la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Nuestro objetivo general es establecer un piloto de gobernanza en el territorio que contribuya al fortalecimiento de los procesos de construcción de política en economía circular. Esto incluye su implementación y la definición de mecanismos de seguimiento y evaluación de la Estrategia Nacional de Economía Circular - ENEC en cinco departamentos: Atlántico, Bolívar, Magdalena, Sucre y Córdoba”, explica Ana Karina Romero Severiche, consultora experta en monitoreo y seguimiento del proyecto “La gobernanza como pilar del desarrollo y fortalecimiento de la economía circular en los territorios”.
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La economía circular es un modelo restaurativo y regenerativo que pretende desarrollar sistemas de producción sostenibles. Además, dice Romero, busca eliminar residuos y contaminación desde el diseño, mantener la funcionalidad de los productos y los materiales en uso; optimizando los sistemas de producción y consumo a través de la integración de tecnologías y el desarrollo de nuevos modelos de negocios; asimismo, regenerando ecosistemas naturales, se analiza en el desarrollo del proyecto teniendo en cuenta las características particulares de cada uno de los departamentos y sus modelos de gobernanzas territoriales. Por eso, proponemos en el proyecto un enfoque de territorio circular e inteligente donde los adelantos tecnológicos apoyen para la transición a la economía circular, este piloto busca mediar de forma coherente la realidad social, política y económica de los territorios en función de desarrollar un modelo de gobernanza que permita esa transición.
Según Romero, otro de sus objetivos es comprender las capacidades que tienen los actores locales para promover la economía circular como estrategia para el desarrollo, a través de la articulación y participación en redes funcionales. “Si bien el Estado cumple un rol importante, son los actores cohesionados en el territorio, como las universidades, los centros de investigación, gremios y las empresas, los que proveen y gestionan bienes y servicios a través de la integración de las mesas regionales de economía circular”, añade.
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Es por esto que el desarrollo de este proyecto va a permitir la formulación de una hoja de ruta que proyecta la adopción de ese modelo de gobernanza circular en los territorios y, a su vez, aporta a una integración, cohesión y cooperación entre las y los actores. “La economía circular genera alternativas que nos permiten entender de otras formas el concepto que se tiene sobre crecimiento. Además, proporciona acciones para crear capital natural, social y económico con un impacto sostenible a futuro”, dice Romero.
El programa DRET II ejecuta otras cinco rutas territoriales en los departamentos de: Guaviare, Cauca, Valle del Cauca, Cundinamarca y Nariño. La meta es llegar a 16 rutas territoriales en 2023.