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Economía circular, una forma de reducir el impacto del plástico en la naturaleza

Información institucional

04 de marzo de 2022 - 07:55 p. m.

Millones de toneladas de plásticos se producen anualmente y un alarmante porcentaje termina en la naturaleza. Para solucionarlo, es necesario cambiar el modelo linear actual de producir, consumir y desechar.

Muchos plásticos que llegan al océano se convierten en trampas mortales para las especies, este es el caso de las redes de pesca abandonadas en el mar.
Muchos plásticos que llegan al océano se convierten en trampas mortales para las especies, este es el caso de las redes de pesca abandonadas en el mar.
Foto: Shutterstock / Ian Dybal / WWF Perú

Anualmente, se producen cientos de millones de toneladas de plásticos en el mundo entero, solo en 2017 la cifra alcanzó los 348 millones de toneladas. Mucho de ese plástico después de ser desechado termina en la naturaleza y, finalmente, en los océanos. Se estima que 11 millones de toneladas llegan a ellos cada año. Detrás de esta grave problemática, está el modelo linear de nuestra economía actual basado en producir, consumir y desechar. Por eso, expertos resaltan que para enfrentar la contaminación por plásticos debemos transitar a una economía circular, aquella en donde los productos y materiales no son desechados después de un solo uso.

Un material cuyo uso se salió de control

La primera vez que se produjo plástico en el mundo fue en el siglo XIX, sin embargo, fue en el siglo XX que la producción aumentó de manera acelerada. El mundo pasó de producir 2 millones de toneladas en 1950 a 348 millones de toneladas en 2017, convirtiéndose en una industria avaluada en 522.600 millones de dólares.

El plástico surgió como un material prometedor para la sociedad. Su naturaleza versátil, económica y duradera lo convirtió en la materia prima de una amplia variedad de empaques y productos. Sin embargo, lo que parecía una promesa se convirtió rápidamente en una amenaza. Su consumo masivo e inadecuado manejo de residuos ha llevado a que actualmente el mundo esté invadido de plásticos.

Según el informe Breaking the Plastic Wave: Top Findings for Preventing Plastic Pollution del Pew Charitable Trust y SystemIQ, el 40% de los desechos plásticos terminan en la naturaleza. Además, la situación solo empeorará con el tiempo. En dicho informe, se estima que para 2040 la producción de plásticos se duplicará y la cantidad de desechos plásticos que llegaran al océano casi se triplicará, alcanzado la alarmante cifra de 29 millones de toneladas anuales.

La contaminación por plásticos es uno de los mayores retos que enfrenta la humanidad. Los encontramos en cada esquina del globo, incluso, en ecosistemas remotos como el Ártico. Ya en la naturaleza, las especies los ingieren por error o, en algunos casos, se convierten en trampas mortales, como lo son las redes de pesca abandonadas en el mar. Una reciente revisión de estudios, comisionada por WWF y realizada por el Alfred Wegener Institute Helmholtz Centre for Polar and Marine Research, concluyó que el 88% de las especies marinas estudiadas se vieron afectadas negativamente por el plástico. Por ejemplo, se estima que hasta el 90% de todas las aves y el 52% de todas las tortugas marinas ingieren plástico.

Además, todos estos desechos que llegan al ambiente también afectan directamente a las personas. Los microplásticos, partículas no mayores a cinco micromilímetros que resultan de la desintegración de plásticos mayores, están presentes en el aire, el agua y la comida, también se encuentran en productos cosméticos o de aseo. El estudio ‘Sin plástico en la naturaleza: la evaluación de la ingestión humana de plástico’, encargado por WWF y realizado por la Universidad de Newcastle, Australia, asegura que una persona en promedio se come 5 gramos de plástico semanalmente, el equivalente a una tarjeta de crédito, aunque el dato puede variar dependiendo del lugar del mundo.

En medio de este preocupante panorama, la economía circular aparece como una posible solución a la contaminación global por plásticos. Este enfoque requiere transformar completamente el modelo de producción, consumo y desecho de plásticos actual para abrir paso a uno que evite los desechos desde el inicio del ciclo de vida del plástico.

¿En qué consiste la economía circular del plástico?

Cuando se habla de economía circular, se hace referencia a un modelo que intenta imitar el funcionamiento circular de la naturaleza. En el mundo natural, los organismos, recursos y materiales hacen parte de ciclos infinitos en el que no se generan desechos, porque todo se transforma y fluye cumpliendo diferentes funciones. Por ejemplo, los desechos de una especie son el alimento de otra o, incluso, cuando un organismo muere, se descompone y brinda variedad de nutrientes a los ecosistemas, haciendo posible el crecimiento de nueva vida.

La economía circular busca imitar estos ciclos naturales con el objetivo de que “los productos de hoy sean los recursos del mañana”, así lo afirma la Fundación Ellen MacArthur, creada en 2010 con el fin de promover la creación de una economía circular en el mundo. Para lograr su objetivo, este enfoque pretende evitar los desechos y la contaminación desde el diseño mismo de los productos, basándose en la idea de que cualquier desecho o contaminación son resultado de una falla del diseño, pues todo debe recircular.

En este sentido, la economía circular busca que los productos sean diseñados y creados de manera que puedan ser reusados, reparados o remanufacturados y, si esto no es posible, entonces pretende que los materiales que los componen vuelvan a entrar en el sistema para ser utilizados en la fabricación de nuevos productos. De esta manera, se evita la depredación de los recursos finitos del mundo y la generación masiva de desechos.

En el caso del plástico, un enfoque de economía circular pretende reducir en la mayor medida posible la producción y el uso de plásticos innecesarios. Ya para aquellos productos plásticos que se necesitan y no cuentan con una opción ambientalmente más sostenible o de menor impacto, se debe optar por un producto reusable, reciclable o compostable. Una alternativa para reducir el uso de plásticos es a través de la sustitución del material por otros con menor impacto ambiental y que puedan ser recirculados

El informe Breaking the Plastic Wave: Top Findings for Preventing Plastic Pollution asegura que la transformación a una economía circular del plástico debe estar acompañada de otras medidas urgentes. Una de ellas consiste en mejorar los sistemas de recolección de basuras, especialmente, en los países de ingresos bajos y medios, que aún cuentan con grandes deficiencias. También es necesario aumentar la capacidad para reaprovechar el plástico que ya está circulando en el sistema y asegurar la correcta disposición de aquellos desechos que, a pesar de los esfuerzos, no fueron reciclados, esto con el fin de que no lleguen al ambiente.

La Fundación Ellen MacArthur destaca que la única manera de solucionar la creciente contaminación por plásticos es a través de este enfoque integral que aborde todo el ciclo de vida del plástico, antes y después de que llegue a las manos del consumidor. “Hasta ahora, muchos esfuerzos para hacer frente a la contaminación plástica se han centrado en la gestión de residuos o limpiezas. Otros se han centrado solo en prohibir y reducir el plástico. Ninguno de ellos funcionará de forma aislada. No podemos solucionar el problema solamente reciclando o reduciendo su uso”, señala la organización.

Se estima que una economía circular del plástico tiene el potencial de reducir en un 80% el volumen anual de plásticos que llegan a los océanos para 2040, en comparación con las cifras actuales. Además, promete ahorrar 200.000 millones de dólares al año, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 25% y crear 700.000 trabajos adicionales.

Para lograr implementar esta solución, es necesario que todos los actores relacionados al ciclo de vida del plástico intervengan. Desde el sector privado que se encarga de la producción y uso del plástico, pasando por los gobiernos y los consumidores finales.

Solución global a un problema global

Esta semana, los Estados Miembros de la ONU en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA 5.2) acordaron por unanimidad desarrollar un tratado legalmente vinculante para poner fin a la contaminación por plásticos, lo que la convierte en una de las acciones ambientales más ambiciosas del mundo desde el Protocolo de Montreal de 1989, que eliminó efectivamente las sustancias que agotan la capa de ozono.

La resolución adoptada por la ONU describe el desarrollo de un instrumento que establecerá reglas y obligaciones globales para transformar todo el ciclo de vida del plástico, desde su diseño hasta su disposición. El acuerdo pretende involucrar tanto a los estados como las empresas y la sociedad, para que todos asuman su responsabilidad frente a la problemática, y se espera que busque garantizar una economía circular del plástico.

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