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Los cocodrilos del Nilo (Crocodylus niloticus) una de las cuatro especies de este reptil que habita en África, y una de las más grandes del mundo en tamaño, reaccionan de una manera curiosa al llanto de los bebés humanos, crías de chimpancés y bonobos (también llamado chimpancé pigme).
De acuerdo con una investigación publicada recientemente en Proceedings of the Royal Society, estos reptiles pueden reconocer la angustia de los bebés, incluso mejor que las personas. ¿Cómo? La respuesta está en la capacidad de estos cocodrilos para codificar los gritos de estas especies de primates infantiles. (Lea: Algunos moluscos se están haciendo resistentes a la extinción, ¿por qué?)
Entre más intenso e irregular sea el llanto de las crías, más cocodrilos reaccionan a ellos. Sin embargo, algo que no pudo determinar el grupo de investigadores de la Universidad de Saint-Etienne y Lyon, en Francia, y el Laboratorio de Bioacústica y Centro de Investigación ENES, es si su reacción es para atacarlos o protegerlos.
Durante el estudio, los investigadores utilizaron grabaciones de llantos de doce humanos, seis bonobos de zoológicos europeos y seis chimpancés salvajes. Los dos últimos lloraban con distintos niveles de angustia en circunstancias naturales, como conflictos con otros simios o cuando estaban lejos de sus madres, mientras que los bebés humanos lloraban cuando los bañaban o les ponían una vacuna. (Lea: Los depredadores marinos pueden perder hasta el 70 % de su hábitat. Esta es la razón)
Estos sonidos fueron reproducidos en altavoces alrededor de los cuatro estanques del Zoológico Crocoparc de Marruecos. Cada zona albergaba un grupo de hasta 25 cocodrilos del Nilo adultos, machos y hembras.
Cuando el zoológico era cerrado, los investigadores reproducían las grabaciones de los llantos durante 30 segundos, cada 10 minutos. La manera de reaccionar los reptiles era girando la cabeza, nadando hacia el sonido y algunos mordieron los altavoces. (Lea: Una manera distinta de disfrutar la playa y la brisa y el mar)
Si bien, la mayoría mostró una actitud de ataque, algunos cocodrilos, que serían hembras, intentaban proteger de los otros cocodrilos el parlante de donde provenía el sonido.
“Nuestros resultados sugieren que los cocodrilos son sensibles al grado de angustia codificado de los gritos de los bebés”, indica la investigación, donde también se específica que los reptiles y los humanos utilizan diferentes criterios acústicos para evaluar la angustia que representan los bebés a través del llanto.