El potencial de la economía forestal comunitaria
(Información institucional) Las experiencias de implementación de este enfoque en diferentes comunidades han dado cuenta de la posibilidad de conservar los bosques, buscando alternativas sostenibles para la producción y mejora de las condiciones de vida en estos territorios.
El pasado 2 de marzo se llevó a cabo el evento “Apuesta climática 2023: avances y retos de la economía forestal sostenible en Colombia frente a la NDC”. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Europea, el Ministerio de Ambiente, la comunidad de Yurumanguí, Fedemaderas y la comunidad indígena eperara siapidara del resguardo Calle Santa Rosa se reunieron para discutir acerca de los cambios que ha tenido el desarrollo de este enfoque económico y los desafíos que se enfrentan en su implementación. (Le puede interesar: Representando a las niñas rurales: joven del Cauca estará en un comité ante la ONU)
La contribución nacionalmente determinada (NDC) ha trazado diferentes metas en materia de deforestación con miras a contribuir a la adaptación al cambio climático de sectores que inciden en el uso de la madera para la producción sostenible. Para 2030 se espera cumplir con la meta de reducir las hectáreas deforestadas en el país a 50.000, frente a la cifra de 156.000 que se espera del monitoreo de 2022, de acuerdo con Lucio Santos Acuña, oficial forestal de FAO Roma.
Se trata de un reto que busca promover la conservación de los bosques a través de la participación de diferentes sectores, como lo son el privado, las comunidades locales, la administración pública y la cooperación internacional.
De acuerdo con Diego Mora, oficial de programas de FAO Colombia, se han perdido tres millones de hectáreas de bosques, por lo que se ha intentado promover la incorporación de criterios de conservación al sector agrícola. También, añade, el país tiene un gran potencial en sus bosques, “no solo desde el aprovechamiento de madera, sino desde el uso sostenible de productos secundarios como fibras y frutos que favorecen su conservación”. Las NDC sirven como referente para el desarrollo adaptado y resiliente al clima, que llevamos a cabo en conjunto con el Ministerio de Ambiente y la Unión Europea. (Le recomendamos: Colombia: potencia forestal de América Latina)
De los 60 millones de hectáreas de bosques que tiene el país, alrededor del 50 % están tituladas a comunidades indígenas o comunidades afros. Por esto, para la FAO es fundamental el rol que cumplen estos actores en la protección de los bosques y la implementación de proyectos que permitan alcanzar los objetivos planteados.
En el conversatorio, que tuvo lugar de manera virtual y que se encuentra alojado en el canal de Youtube de la campaña Bibo-El Espectador, se contó con la participación de Graciano Caicedo, miembro de la comunidad Yurumanguí, y de Carlos Róbinson Quiro, del resguardo indígena Calle Santa Rosa.
Como parte de estas iniciativas, el pueblo esperara siapidara de Calle Santa Rosa, que habita en el Pacífico caucano, ha logrado consolidar el primer piloto de declaratoria conjunta de una reserva forestal con co-manejo. Asimismo, tienen una experiencia en restauración desde el gobierno propio de su comunidad. El apoyo de las instituciones involucradas se ha logrado “no solamente en el aprovechamiento de recursos no maderables, como las fibras naturales, sino que tenemos áreas en las que estamos recuperando a través de la restauración. Un ejemplo son los ecosistemas manglares, uno de los más frágiles que hay en el mundo. Los estamos restaurando con acciones de gobierno propio y en articulación con la FAO y la Corporación Autónoma Regional del Cauca”, contó Carlos Róbinson Quiro. (También puede leer: Nuevas pistas sobre el declive de poblaciones de abejas y mariposas)
Otro ejemplo de los aportes de la NDC ha sido la implementación de la forestería comunitaria en la cuenca del río Yurumanguí, ubicada en el Pacífico colombiano, en el departamento del Valle del Cauca. “Somos más o menos 550 familias que dependen del bosque natural, en 54.000 hectáreas de tierras tituladas colectivamente. Ha sido un ejercicio muy bueno, que de uno u otro modo nos deja ver que sí se puede, desde el sector privado, el Gobierno y las comunidades, en alianza entre todos, vivir del bosque, generar las condiciones económicas. Pero también mantener su cobertura y su ciclo de producción”, aseguró Graciano Caicedo, miembro del consejo comunitario de la cuenca del río Yurumanguí.
En la articulación de esfuerzos se integra el sector privado, que busca contribuir desde sus acciones a la conservación. Darle valor al bosque, articular a los actores claves dentro de la producción y demanda de madera, y priorizar la protección del bosque natural con las comunidades son algunas de las acciones que desde Fedemaderas se aportan al logro de estos objetivos.
“Queremos construir un país forestal, que sea proveedor mundial de madera, de carbono, de biomasa, de servicios ecosistémicos a escala internacional. Esto con un apellido muy claro: buscar la cero deforestación”, aseveró Juan Miguel Vásquez, director ejecutivo nacional de Fedemaderas. (Lea también: Una herramienta para mejorar el monitoreo de las cuentas ambientales de Colombia)
Por su parte, el Ministerio de Ambiente considera que será fundamental la integración de los actores a la hora de presentar propuestas, con el fin de afrontar los retos que se avecinan en los próximos años. “Eso va de la mano de entender lo forestal no solamente como un tema asociado a la madera, sino a los bienes y servicios de los bosques. Por supuesto, está la madera y lo no maderable. Pero también lo que tiene que ver con la mitigación del cambio climático, por ejemplo el turismo de naturaleza. Es un esfuerzo que tenemos que hacer integralmente”, puntualizó Rubén Guerrero, consultor de la Dirección de Bosques del Minambiente.
Los avances que se han conseguido gracias a la integración de estos actores en la implementación de la economía forestal sostenible han sentado las bases para enfrentar desafíos a futuro para los que será necesario mantener los esfuerzos conjuntos.
“Existe una relación estrecha entre la proximidad de los bosques y la pobreza extrema. El 80 % de las personas en situación de pobreza extrema residen en zonas rurales, luego la economía forestal sostenible y el enfoque que estamos desarrollando son los aspectos que se deben trabajar para cambiar las condiciones de esas economías locales, mejorar los medios de vida y, por lo tanto, contribuir al logro de estas metas”, afirmó Lucio Santos Acuña, oficial forestal de FAO Roma. (Le puede interesar: Un camino para salvar los manglares y corales que dañó el huracán Iota)
Para estar al tanto de los avances en la implementación de la economía forestal comunitaria en Colombia, y otras iniciativas desarrolladas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pueden seguir la cuenta de Twitter de @FAO_Colombia.
El pasado 2 de marzo se llevó a cabo el evento “Apuesta climática 2023: avances y retos de la economía forestal sostenible en Colombia frente a la NDC”. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Europea, el Ministerio de Ambiente, la comunidad de Yurumanguí, Fedemaderas y la comunidad indígena eperara siapidara del resguardo Calle Santa Rosa se reunieron para discutir acerca de los cambios que ha tenido el desarrollo de este enfoque económico y los desafíos que se enfrentan en su implementación. (Le puede interesar: Representando a las niñas rurales: joven del Cauca estará en un comité ante la ONU)
La contribución nacionalmente determinada (NDC) ha trazado diferentes metas en materia de deforestación con miras a contribuir a la adaptación al cambio climático de sectores que inciden en el uso de la madera para la producción sostenible. Para 2030 se espera cumplir con la meta de reducir las hectáreas deforestadas en el país a 50.000, frente a la cifra de 156.000 que se espera del monitoreo de 2022, de acuerdo con Lucio Santos Acuña, oficial forestal de FAO Roma.
Se trata de un reto que busca promover la conservación de los bosques a través de la participación de diferentes sectores, como lo son el privado, las comunidades locales, la administración pública y la cooperación internacional.
De acuerdo con Diego Mora, oficial de programas de FAO Colombia, se han perdido tres millones de hectáreas de bosques, por lo que se ha intentado promover la incorporación de criterios de conservación al sector agrícola. También, añade, el país tiene un gran potencial en sus bosques, “no solo desde el aprovechamiento de madera, sino desde el uso sostenible de productos secundarios como fibras y frutos que favorecen su conservación”. Las NDC sirven como referente para el desarrollo adaptado y resiliente al clima, que llevamos a cabo en conjunto con el Ministerio de Ambiente y la Unión Europea. (Le recomendamos: Colombia: potencia forestal de América Latina)
De los 60 millones de hectáreas de bosques que tiene el país, alrededor del 50 % están tituladas a comunidades indígenas o comunidades afros. Por esto, para la FAO es fundamental el rol que cumplen estos actores en la protección de los bosques y la implementación de proyectos que permitan alcanzar los objetivos planteados.
En el conversatorio, que tuvo lugar de manera virtual y que se encuentra alojado en el canal de Youtube de la campaña Bibo-El Espectador, se contó con la participación de Graciano Caicedo, miembro de la comunidad Yurumanguí, y de Carlos Róbinson Quiro, del resguardo indígena Calle Santa Rosa.
Como parte de estas iniciativas, el pueblo esperara siapidara de Calle Santa Rosa, que habita en el Pacífico caucano, ha logrado consolidar el primer piloto de declaratoria conjunta de una reserva forestal con co-manejo. Asimismo, tienen una experiencia en restauración desde el gobierno propio de su comunidad. El apoyo de las instituciones involucradas se ha logrado “no solamente en el aprovechamiento de recursos no maderables, como las fibras naturales, sino que tenemos áreas en las que estamos recuperando a través de la restauración. Un ejemplo son los ecosistemas manglares, uno de los más frágiles que hay en el mundo. Los estamos restaurando con acciones de gobierno propio y en articulación con la FAO y la Corporación Autónoma Regional del Cauca”, contó Carlos Róbinson Quiro. (También puede leer: Nuevas pistas sobre el declive de poblaciones de abejas y mariposas)
Otro ejemplo de los aportes de la NDC ha sido la implementación de la forestería comunitaria en la cuenca del río Yurumanguí, ubicada en el Pacífico colombiano, en el departamento del Valle del Cauca. “Somos más o menos 550 familias que dependen del bosque natural, en 54.000 hectáreas de tierras tituladas colectivamente. Ha sido un ejercicio muy bueno, que de uno u otro modo nos deja ver que sí se puede, desde el sector privado, el Gobierno y las comunidades, en alianza entre todos, vivir del bosque, generar las condiciones económicas. Pero también mantener su cobertura y su ciclo de producción”, aseguró Graciano Caicedo, miembro del consejo comunitario de la cuenca del río Yurumanguí.
En la articulación de esfuerzos se integra el sector privado, que busca contribuir desde sus acciones a la conservación. Darle valor al bosque, articular a los actores claves dentro de la producción y demanda de madera, y priorizar la protección del bosque natural con las comunidades son algunas de las acciones que desde Fedemaderas se aportan al logro de estos objetivos.
“Queremos construir un país forestal, que sea proveedor mundial de madera, de carbono, de biomasa, de servicios ecosistémicos a escala internacional. Esto con un apellido muy claro: buscar la cero deforestación”, aseveró Juan Miguel Vásquez, director ejecutivo nacional de Fedemaderas. (Lea también: Una herramienta para mejorar el monitoreo de las cuentas ambientales de Colombia)
Por su parte, el Ministerio de Ambiente considera que será fundamental la integración de los actores a la hora de presentar propuestas, con el fin de afrontar los retos que se avecinan en los próximos años. “Eso va de la mano de entender lo forestal no solamente como un tema asociado a la madera, sino a los bienes y servicios de los bosques. Por supuesto, está la madera y lo no maderable. Pero también lo que tiene que ver con la mitigación del cambio climático, por ejemplo el turismo de naturaleza. Es un esfuerzo que tenemos que hacer integralmente”, puntualizó Rubén Guerrero, consultor de la Dirección de Bosques del Minambiente.
Los avances que se han conseguido gracias a la integración de estos actores en la implementación de la economía forestal sostenible han sentado las bases para enfrentar desafíos a futuro para los que será necesario mantener los esfuerzos conjuntos.
“Existe una relación estrecha entre la proximidad de los bosques y la pobreza extrema. El 80 % de las personas en situación de pobreza extrema residen en zonas rurales, luego la economía forestal sostenible y el enfoque que estamos desarrollando son los aspectos que se deben trabajar para cambiar las condiciones de esas economías locales, mejorar los medios de vida y, por lo tanto, contribuir al logro de estas metas”, afirmó Lucio Santos Acuña, oficial forestal de FAO Roma. (Le puede interesar: Un camino para salvar los manglares y corales que dañó el huracán Iota)
Para estar al tanto de los avances en la implementación de la economía forestal comunitaria en Colombia, y otras iniciativas desarrolladas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), pueden seguir la cuenta de Twitter de @FAO_Colombia.