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Después de dos conversatorios virtuales centrados en las necesidades de Antioquia y el oriente de Caldas, llegó el turno de los diferentes actores de Bucaramanga y Santander que trabajan por la gestión del recurso hídrico y la transición energética, y de manifestar los desafíos, propuestas y oportunidades para preservar las fuentes y cuencas hídricas de su territorio. El coloquio obedeció a una nueva edición de los Encuentros por el Agua y la Energía Renovable que desarrolla la campaña BIBO de El Espectador, en alianza con ISAGEN y bajo la dirección técnica de WWF Colombia.
Para los representantes de la Ciudad Bonita y la región, la discusión central estuvo enmarcada en la visión segmentada que, a su parecer, existe en la planificación del recurso hídrico del país y que se replica en el manejo local de los más de 15 ríos principales, quebradas y corrientes que atraviesan el departamento de Santander.
“El río es uno solo, desde donde nace hasta donde muere. Un ejemplo es el río Sogamoso, que nace en Cundinamarca, pasa por Boyacá y llega a Santander, pero el POMCA (Plan de Ordenamiento y Manejo de Cuencas Hidrográficas) se olvida de que existe el resto del río y solo se enfoca en la región de Santander”, explicó uno de los asistentes durante el encuentro.
La falencia se presentaría porque las autoridades ambientales sectorizan las acciones estratégicas en las cuencas y niveles subsiguientes de acuerdo con la jurisdicción territorial que está a su cargo, es decir, en los departamentos o municipios exclusivamente. El llamado es a que los planes e instrumentos de gestión integral del recurso hídrico se reformulen desde la noción de “unidad fisiográfica” -definición dada por el Ideam-, en la que las cuencas hidrográficas están conformadas por la reunión de un sistema de cursos de ríos que se delimitan naturalmente por el relieve, por lo que es pertinente darles un tratamiento conjunto desde el nacimiento hasta la desembocadura. (También puede leer: Caldas, las lecciones aprendidas en su lucha por defender el agua)
En sintonía con esta petición, Juan Carlos Alemán, director de la Corporación Itzea y miembro del grupo de Restauración, expresó que el primer objetivo para garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico debe ser la articulación. “Mientras no resolvamos el que esté disperso el manejo del recurso hídrico, muchas instituciones y entidades al frente, es muy complejo hacer la gestión integral”, dijo.
En el grupo de Gestión de uso también se manifestó que los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) fueron diseñados previo a la creación de los POMCA, los Planes de Ordenación Forestal (POF) y otros tantos instrumentos de planificación existentes que, en ocasiones, no están armonizados. Para el caso puntual de Santander, se propuso ajustar las herramientas actuales, pero también crear un nuevo documento Conpes.
“Un esquema habilitador para promover la calidad de agua podría ser la formulación de un Conpes de protección de páramos, un documento que nos muestre la línea base y de ahí se pudiesen sacar mecanismos para generar no solo la inversión de las empresas de servicios públicos, sino también del Estado y la empresa privada”, afirmó Silvia Reyes, lideresa de Conservación y Gestión Ambiental en el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga. Cabe recordar que 15 de los 87 municipios de Santander se abastecen del agua que proviene del páramo de Santurbán, según cifras de Colparques. Otros 33 municipios de Norte de Santander también se benefician de esta fábrica natural de agua.
Consolidar procesos de gobernanza a largo plazo, paso esencial en la restauración
Floridablanca, municipio del área metropolitana de Bucaramanga, tiene en su red hidrográfica la cuenca del río Lebrija, las subcuencas de Río de Oro y Río Frío, además de cuatro microcuencas dependientes de este último. Sin embargo, desde hace varios años autoridades y medios locales han denunciado el mal estado de los afluentes producto de las actividades antrópicas que contaminan las aguas. En 2021, la Personería Municipal alertó sobre el estado de las quebradas al decir que “se han convertido en unas cloacas”. (Le puede interesar: Las claves para conservar el agua en Antioquia durante el próximo gobierno)
Escenario que Edwin Zafra, quien pertenece a la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), ha evidenciado que se repite en las quebradas que bordean los barrios Zapamanga VI y Bucarica, y que aunque no parece han sido priorizadas en procesos de restauración anteriores. Por ello, el académico hizo hincapié en la necesidad de adelantar espacios de apropiación en las comunidades para que haya casos de restauración sostenibles en el tiempo. “Cómo hablar de seguridad hídrica si las personas ven las quebradas como lugar para despojarse de lo que no quieren. ¿Dónde queda el seguimiento de las autoridades ambientales después de las acciones de restauración?”, señaló.
Justamente, para que las acciones perduren es que los especialistas del panel de Conservación y Restauración del encuentro recomendaron estrategias para fortalecer la gobernanza hídrica entre los sectores académico y privado, y la sociedad civil, donde el Estado actúe como facilitador de las relaciones multisectoriales.
Juan Carrasco, vocero de Ecopetrol, enfatizó en abordar los intereses generales sobre los particulares. “Muchas entidades hacen intervenciones, pero estas son dispersas. No estamos buscando un mayor impacto con valor agregado”, señaló. Desde su experiencia, planteó las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) como una alternativa ambiciosa -aún en consolidación- para concentrar esfuerzos a escalas local y nacional. A grandes rasgos, planteó tres pasos para estructurar el trabajo: primero, definir las brechas de seguridad hídrica en los territorios; después, construir un portafolio de SBN, y, finalmente, identificar actores claves en la acción colectiva.
Para aterrizar esto a la realidad santandereana, otros participantes expusieron realidades cotidianas que ejemplifican cada uno de los pasos mencionados por Carrasco.
Brechas: Bucaramanga, como ciudad capital, posee alta calidad de suministro de agua, mientras que algunas zonas del área metropolitana están desconectadas del sistema de abastecimiento. Aunque las autoridades trabajan por mejorar estas condiciones, los participantes pidieron que se favorezca a las poblaciones productoras del recurso hídrico en la región.
Portafolio de SBN: Jonathan Sánchez -consultor en sostenibilidad de WWF- mencionó la importancia de la restauración de las zonas de recarga que alimentan las centrales hidroeléctricas. Esta acción engloba una solución basada en la naturaleza porque fortalece las cuencas hidrográficas, promueve una mayor vida útil de los embalses al reducir la cantidad de sedimentos a retirar y contribuye a disminuir las emisiones de dióxido de carbono y metano que produciría ese material orgánico represado en los centros de producción energética.
Acción conjunta: En la charla, los panelistas recalcaron la relevancia de fortalecer las instancias comunitarias (como las Juntas de Acción Comunal) para incrementar la participación ciudadana y promover una efectiva gobernanza del agua desde la unidad social más pequeña: la familia. “Una de las maneras es implementar el enfoque de género en las estrategias. Hay que tener en cuenta los procesos de liderazgo que adelantan las mujeres”, afirmó Brayan Parra, representante de la UNAB. Ellas son actores cruciales en la transferencia de conocimientos de mejores prácticas ambientales y productivas. Asimismo, estos procesos de participación deben acompañarse de monitoreo del agua, análisis de vulnerabilidad y gestión del riesgo por parte de las autoridades locales.
Restauración productiva
Las estrategias complementarias de conservación surgieron como otro tema central del conversatorio debido a que los académicos y funcionarios invitados vieron insuficiente el aproximarse a la restauración de las cuencas únicamente desde la protección de áreas declaradas. Existen otros espacios geográficos -con tensores socioambientales- donde es posible definir un uso limitado, producir servicios ecosistémicos, generar dividendos económicos e impulsar la sostenibilidad. (Le puede interesar: Un recorrido por Colombia para conocer sus retos de manejo de agua y transición energética)
“No podemos ver la restauración como conservación: tiene que ser una oportunidad para la actividad productiva, para la agroindustria. La restauración debe ser un activo ambiental de la estructura económica del país”, expresó Juan Carlos Alemán. En la misma línea, Diana Romero, profesional ambiental de Ecopetrol, sostuvo que el diálogo entre ministerios (Ambiente, Agricultura e Industria) es un reto y a la vez una oportunidad para “implementar acciones de desarrollo, sin que alguno sienta la restauración como camisa de fuerza y que exista verdadero desarrollo sostenible”.
Para alcanzar este objetivo se propuso armonizar las fuentes de recursos económicos disponibles para la intervención y recuperación de las cuencas, al igual que desarrollar modelos de restauración adaptables a los sistemas socioecológicos de los territorios a intervenir. El conocimiento técnico y la experiencia también deben traducirse en instrumentos de planificación hídrica más detallados. Y como recomendación adicional, Sandra González, de la Fundación Natura (ONG de conservación ecológica), dijo que es necesario revisar el marco normativo de acceso a la tierra. “Hemos evidenciado que el valor de la tierra aumenta cuando está transformada con relación a cuando tiene cobertura natural, y este es un incentivo para la deforestación”.
Examinar al detalle los eslabones de la transición energética
El nuevo gobierno nacional ha planteado como bandera ambiental transformar la matriz energética a través del descenso gradual del modelo extractivista y el aprovechamiento del potencial de Colombia para desarrollar energías renovables. Visión que apoyan los defensores de los ecosistemas paramunos en Santander y los líderes del sector energético, con la única diferencia que estos últimos piden no dejar de lado las fuentes de energía consolidadas en el país.
El gremio manifestó la preocupación de que se aceleren procesos de transformación a otras fuentes de energía, como la eólica o la solar, sin el análisis detallado de toda la cadena de producción que, de no hacerse correctamente, pondría en jaque la continuidad de los servicios energéticos.
La petición hecha consistió en considerar la complementación y no la transición como alternativa para que exista un sistema estable y confiable de producción de energía según el lugar y las condiciones de respaldo que proporciona cada zona geográfica. (Le recomendamos: El cacao orgánico de Caquetá que una empresa alemana usa para producir chocolate)
En cuanto a movilidad sostenible, los asistentes destacaron que la implementación de la tecnología eléctrica en los sistemas de transporte sigue siendo muy costosa en la región y que otro punto a cuestionarse es qué tanta huella de carbono dejan los carros o patinetas alimentados por electricidad, debido a la obsolescencia programada de estos productos.
Durante una década los Encuentros por el Agua y la Energía Renovable se han realizado en regiones claves del país. La Guajira y Villavicencio serán el epicentro de las siguientes conversaciones virtuales de septiembre y octubre, respectivamente. En noviembre se llevará a cabo el Encuentro Nacional en Bogotá, que recogerá los hallazgos de la gira regional para generar recomendaciones de política en agua y energía para el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.