El rompecabezas para descontaminar el río Bogotá
La apuesta por una política pública para lograr el saneamiento del principal cuerpo de agua de Cundinamarca pasa por culminar con éxito la construcción de la PTAR Canoas, una de las obras más ambiciosas de este tipo en Latinoamérica. Además, involucra a 46 municipios, a la ciudadanía y a los grandes consumidores de agua y generadores de residuos.
Descontaminar el río Bogotá, en palabras de Cristina Arango, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), es un rompecabezas que se ha venido construyendo desde hace varios años. El rol de instituciones públicas, como la Alcaldía de la capital, el Gobierno Nacional y las autoridades ambientales, ha sido fundamental para la estructuración de la política pública. Empresas e industrias, como grandes generadores de aguas residuales, así como la ciudadanía, también forman parte de la estructura necesaria para alcanzar la meta de saneamiento. (Le puede interesar: Crisis hídrica, un problema de todos)
Desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque, en el municipio de Villapinzón, a casi dos horas de Bogotá, hasta su desembocadura en el río Magdalena, a la altura del municipio de Girardot, este río cuenta con 380 kilómetros de longitud y atraviesa al menos 46 municipios. Una parte importante de su recorrido está en la sabana de Bogotá.
La sentencia emitida por el Consejo de Estado en 2014 dio los primeros pasos para la creación del marco institucional, jurídico y financiero para llevar a cabo la descontaminación de la principal fuente hídrica de la capital. Aunque las problemáticas que causan los altos niveles de contaminación del río involucran a los diferentes municipios que atraviesa, por su densidad poblacional y la concentración de industrias, las aguas residuales de Bogotá representan una de las principales fuentes del daño ambiental.
Desechos generados en los procesos industriales y productivos, en los hogares, centros educativos y lugares de trabajo son los principales componentes de las aguas residuales. Sin embargo, los vertimientos ilegales y la mala disposición de basuras también son una fuente de contaminación y de residuos sólidos en el río. (También puede leer: Más de 40.000 muertes en 2022, las cifras que deja la sequía en Somalia)
La EAAB ha sido parte de las entidades que adquirieron el compromiso de realizar el saneamiento del río. Desde su labor, junto con la Alcaldía de la capital y el Gobierno Nacional, se han puesto en marcha diferentes obras de infraestructura que contribuirán para alcanzar la meta de descontaminación en la cueca media, que es la que bordea a la ciudad y recibe las aguas de ríos como el Fucha o el Tunjuelito, que atraviesan Bogotá.
De acuerdo con Cristina Arango, actualmente se está alcanzando la capacidad para el tratamiento del 30 % de aguas residuales que genera la ciudad, gracias al funcionamiento de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre. Esta planta, que se encuentra en el noroccidente de la ciudad, se enfoca en las localidades del norte de la ciudad, y de la cuenca del río Salitre, el humedal Torca y el humedal La Conejera.
Para tener una idea acerca de la cantidad de agua que representa el saneamiento de aguas residuales de una tercera parte de la ciudad, cuando se encuentre funcionando en toda su capacidad, la PTAR Salitre descontaminará siete metros cúbicos de agua por segundo. Esto equivale a tratar el agua de una piscina olímpica (alrededor de 2.500 metros cúbicos) en seis minutos. (Le recomendamos: Sin bosques y sin presas, las consecuencias de la deforestación para los depredadores)
Aun así, el 70 % de las aguas residuales de la ciudad siguen sin pasar por ningún tipo de tratamiento, resultando en el vertimiento de cientos de miles de litros que van directamente a contaminar el río. Según Cristina Arango, la PTAR Canoas sería la última pieza del rompecabezas para lograr el saneamiento del río Bogotá. Además, es la obra más ambiciosa del complejo de infraestructura que forma parte de esta política pública.
La PTAR Canoas se hará cargo del tratamiento del 70 % de las aguas residuales de Bogotá y del 100 % de las generadas en el casco urbano de Soacha. En total, esta planta hará el tratamiento de aguas de más de 7,3 millones de personas, con un promedio de 16 metros cúbicos por segundo de líquido descontaminado, lo que significa una piscina olímpica cada dos minutos y medio. En su pico máximo podría doblar su capacidad, alcanzando los 32 metros cúbicos por segundo.
Esta será la planta de tratamiento de aguas más grande del país y contará con la segunda capacidad promedio más grande en Latinoamérica. De acuerdo con Arango, se trata de una obra como pocas en el mundo, porque responde a las necesidades que genera una concentración de población propia de grandes ciudades, como Bogotá. (Lea también: Un camino para salvar los manglares y corales que dañó el huracán Iota)
La EAAB ya recibió el aval de la CAR Cundinamarca, autoridad ambiental del departamento, para avanzar en el proceso de precalificación para contratar la construcción de la PTAR Canoas. Este proyecto espera contribuir al saneamiento total de la cuenca media del río Bogotá.
Desde 2019, la entidad ha realizado los estudios a detalle para la construcción de esta obra y ha trabajado en perfeccionarlos para obtener la licencia ambiental. Con la viabilidad técnica y financiera del proyecto aprobadas por parte de la CAR Cundinamarca y el Banco Mundial, se empezará a estructurar la licitación de la PTAR. Según Arango, una vez seleccionada la constructora encargada de su ejecución, en seis años y medio puede entrar en funcionamiento.
Además de su capacidad de tratamiento de aguas y la cantidad de personas atendidas, esta planta tiene una proyección de funcionamiento de 25 años, lo que quiere decir que podrá soportar el crecimiento poblacional de Bogotá y Soacha durante el próximo cuarto de siglo. En el caso de la capital del país, de acuerdo con las proyecciones del DANE, podría estar entre el 20 y 25 %, o alrededor de 1,7 millones de personas. (Le puede interesar: Más de 200 mujeres, certificadas en Putumayo y Caquetá para construir vías terciarias)
“El proyecto cuenta con la financiación. Sin embargo, necesitamos poder acceder a la financiación por parte de las multilaterales. Eso significa tener la garantía de la nación, que necesitamos que nos aprueben”, cuenta Arango sobre el proceso de aprobación de una contragarantía por parte del Ministerio de Hacienda y que aún no ha sido emitida. “Esto es clave para que el proyecto sea una realidad”, puntualiza.
¿Cómo funcionará la PTAR Canoas?
La planta contará con diferentes etapas de tratamiento. La primera, que desde la EAAB se conoce como pretratamiento, consiste en el cribado y desarenado. En otras palabras, se trata de retirar los residuos gruesos y la arena con la que llega el caudal del río hasta la planta de tratamiento. El siguiente paso, conocido como tratamiento primario, busca eliminar una parte de la carga contaminante del agua. Finalmente, uno de los pasos más importantes será el tratamiento secundario, que, según la Empresa de Acueducto, eliminará el 95 % de carga contaminante, regresando al río agua tratada.
Para esto, también estará involucrada la estación elevadora Canoas y los interceptores de Fucha y Tunjuelito. Su función es la de hacer el pretratamiento de las aguas residuales provenientes de estos dos ríos, y luego depositarla en la PTAR para ser tratada. Con esto, se logrará tener un vertimiento único de estos canales en el río Bogotá, concentrando su tratamiento en un solo punto. Hoy la construcción de la estación elevadora se encuentra en un 80 %, y se espera que empiece a funcionar durante 2023. (También puede leer: Conservación y desarrollo de los bosques: el compromiso de la FAO Colombia)
Por otra parte, el proceso de tratamiento estará enfocado en el aprovechamiento de los residuos retirados del agua. El biogás, que puede obtenerse de algunos de los componentes contaminantes, podrá ser utilizado en la generación de energía para alimentar PTAR, haciendo que parte de su funcionamiento no genere ningún impacto en términos de producción de energía.
Otro ejemplo son los biosólidos, que son residuos orgánicos resultantes del tratamiento y cuyo potencial aprovechable estaría entre 300 y 600 toneladas al día, con lo que podrían generarse insumos para la agricultura o para la producción de materiales de construcción, de acuerdo con la EAAB.
Las otras piezas del rompecabezas
Como lo asegura Cristina Arango, la PTAR Canoas puede entenderse como la última pieza para el saneamiento del río Bogotá. Sin embargo, hay otros elementos que entran en juego y que serán de gran importancia para cumplir con la meta de descontaminación del cuerpo de agua más importante de Cundinamarca.
Uno de los aspectos relevantes será la pedagogía acerca del uso responsable del agua y la correcta disposición de residuos, que involucra a la ciudadanía, instituciones educativas, empresas e industrias. Con esto, se espera disminuir la cantidad de materiales contaminantes que van a parar al río, por medio del aprovechamiento y la reutilización. (Le recomendamos: Una esperanza para reducir el hambre y la pobreza rural en Colombia)
Esto implica tener en consideración a los municipios restantes por los que cruza el río, y que también tienen un impacto significativo en su cuenca alta, hacia Villapinzón, y en su cuenca baja, hacia Girardot. Para esto será necesario tener una política que integre al departamento en este sentido, haciendo posible que las entidades regionales y nacionales trabajen en pro del cuidado del agua.
También, desde la EAAB, se ha trabajado con grandes consumidores de agua para establecer planes de uso eficiente del recurso y formas de reutilización de este, disminuyendo significativamente su impacto en la disposición de residuos al río.
La política pública necesitará el seguimiento y la mitigación de vertimientos ilegales, que son una fuente importante de contaminación, y que muestran una falta de formalización y auditoría en el funcionamiento de algunas empresas e industrias. (También puede leer: ¿Cuáles son los avances y retos de la economía forestal sostenible en Colombia?)
En últimas, como lo destacan desde la EAAB, el proyecto de la PTAR Canoas tendrá un papel fundamental en la descontaminación del río, pero deberá estar atado al funcionamiento de diversas estrategias que apunten a mejorar su cuidado, la relación que tenemos con el uso del agua y la conciencia en la disposición de residuos, elementos que finalmente tienen un impacto en el saneamiento.
Descontaminar el río Bogotá, en palabras de Cristina Arango, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB), es un rompecabezas que se ha venido construyendo desde hace varios años. El rol de instituciones públicas, como la Alcaldía de la capital, el Gobierno Nacional y las autoridades ambientales, ha sido fundamental para la estructuración de la política pública. Empresas e industrias, como grandes generadores de aguas residuales, así como la ciudadanía, también forman parte de la estructura necesaria para alcanzar la meta de saneamiento. (Le puede interesar: Crisis hídrica, un problema de todos)
Desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque, en el municipio de Villapinzón, a casi dos horas de Bogotá, hasta su desembocadura en el río Magdalena, a la altura del municipio de Girardot, este río cuenta con 380 kilómetros de longitud y atraviesa al menos 46 municipios. Una parte importante de su recorrido está en la sabana de Bogotá.
La sentencia emitida por el Consejo de Estado en 2014 dio los primeros pasos para la creación del marco institucional, jurídico y financiero para llevar a cabo la descontaminación de la principal fuente hídrica de la capital. Aunque las problemáticas que causan los altos niveles de contaminación del río involucran a los diferentes municipios que atraviesa, por su densidad poblacional y la concentración de industrias, las aguas residuales de Bogotá representan una de las principales fuentes del daño ambiental.
Desechos generados en los procesos industriales y productivos, en los hogares, centros educativos y lugares de trabajo son los principales componentes de las aguas residuales. Sin embargo, los vertimientos ilegales y la mala disposición de basuras también son una fuente de contaminación y de residuos sólidos en el río. (También puede leer: Más de 40.000 muertes en 2022, las cifras que deja la sequía en Somalia)
La EAAB ha sido parte de las entidades que adquirieron el compromiso de realizar el saneamiento del río. Desde su labor, junto con la Alcaldía de la capital y el Gobierno Nacional, se han puesto en marcha diferentes obras de infraestructura que contribuirán para alcanzar la meta de descontaminación en la cueca media, que es la que bordea a la ciudad y recibe las aguas de ríos como el Fucha o el Tunjuelito, que atraviesan Bogotá.
De acuerdo con Cristina Arango, actualmente se está alcanzando la capacidad para el tratamiento del 30 % de aguas residuales que genera la ciudad, gracias al funcionamiento de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Salitre. Esta planta, que se encuentra en el noroccidente de la ciudad, se enfoca en las localidades del norte de la ciudad, y de la cuenca del río Salitre, el humedal Torca y el humedal La Conejera.
Para tener una idea acerca de la cantidad de agua que representa el saneamiento de aguas residuales de una tercera parte de la ciudad, cuando se encuentre funcionando en toda su capacidad, la PTAR Salitre descontaminará siete metros cúbicos de agua por segundo. Esto equivale a tratar el agua de una piscina olímpica (alrededor de 2.500 metros cúbicos) en seis minutos. (Le recomendamos: Sin bosques y sin presas, las consecuencias de la deforestación para los depredadores)
Aun así, el 70 % de las aguas residuales de la ciudad siguen sin pasar por ningún tipo de tratamiento, resultando en el vertimiento de cientos de miles de litros que van directamente a contaminar el río. Según Cristina Arango, la PTAR Canoas sería la última pieza del rompecabezas para lograr el saneamiento del río Bogotá. Además, es la obra más ambiciosa del complejo de infraestructura que forma parte de esta política pública.
La PTAR Canoas se hará cargo del tratamiento del 70 % de las aguas residuales de Bogotá y del 100 % de las generadas en el casco urbano de Soacha. En total, esta planta hará el tratamiento de aguas de más de 7,3 millones de personas, con un promedio de 16 metros cúbicos por segundo de líquido descontaminado, lo que significa una piscina olímpica cada dos minutos y medio. En su pico máximo podría doblar su capacidad, alcanzando los 32 metros cúbicos por segundo.
Esta será la planta de tratamiento de aguas más grande del país y contará con la segunda capacidad promedio más grande en Latinoamérica. De acuerdo con Arango, se trata de una obra como pocas en el mundo, porque responde a las necesidades que genera una concentración de población propia de grandes ciudades, como Bogotá. (Lea también: Un camino para salvar los manglares y corales que dañó el huracán Iota)
La EAAB ya recibió el aval de la CAR Cundinamarca, autoridad ambiental del departamento, para avanzar en el proceso de precalificación para contratar la construcción de la PTAR Canoas. Este proyecto espera contribuir al saneamiento total de la cuenca media del río Bogotá.
Desde 2019, la entidad ha realizado los estudios a detalle para la construcción de esta obra y ha trabajado en perfeccionarlos para obtener la licencia ambiental. Con la viabilidad técnica y financiera del proyecto aprobadas por parte de la CAR Cundinamarca y el Banco Mundial, se empezará a estructurar la licitación de la PTAR. Según Arango, una vez seleccionada la constructora encargada de su ejecución, en seis años y medio puede entrar en funcionamiento.
Además de su capacidad de tratamiento de aguas y la cantidad de personas atendidas, esta planta tiene una proyección de funcionamiento de 25 años, lo que quiere decir que podrá soportar el crecimiento poblacional de Bogotá y Soacha durante el próximo cuarto de siglo. En el caso de la capital del país, de acuerdo con las proyecciones del DANE, podría estar entre el 20 y 25 %, o alrededor de 1,7 millones de personas. (Le puede interesar: Más de 200 mujeres, certificadas en Putumayo y Caquetá para construir vías terciarias)
“El proyecto cuenta con la financiación. Sin embargo, necesitamos poder acceder a la financiación por parte de las multilaterales. Eso significa tener la garantía de la nación, que necesitamos que nos aprueben”, cuenta Arango sobre el proceso de aprobación de una contragarantía por parte del Ministerio de Hacienda y que aún no ha sido emitida. “Esto es clave para que el proyecto sea una realidad”, puntualiza.
¿Cómo funcionará la PTAR Canoas?
La planta contará con diferentes etapas de tratamiento. La primera, que desde la EAAB se conoce como pretratamiento, consiste en el cribado y desarenado. En otras palabras, se trata de retirar los residuos gruesos y la arena con la que llega el caudal del río hasta la planta de tratamiento. El siguiente paso, conocido como tratamiento primario, busca eliminar una parte de la carga contaminante del agua. Finalmente, uno de los pasos más importantes será el tratamiento secundario, que, según la Empresa de Acueducto, eliminará el 95 % de carga contaminante, regresando al río agua tratada.
Para esto, también estará involucrada la estación elevadora Canoas y los interceptores de Fucha y Tunjuelito. Su función es la de hacer el pretratamiento de las aguas residuales provenientes de estos dos ríos, y luego depositarla en la PTAR para ser tratada. Con esto, se logrará tener un vertimiento único de estos canales en el río Bogotá, concentrando su tratamiento en un solo punto. Hoy la construcción de la estación elevadora se encuentra en un 80 %, y se espera que empiece a funcionar durante 2023. (También puede leer: Conservación y desarrollo de los bosques: el compromiso de la FAO Colombia)
Por otra parte, el proceso de tratamiento estará enfocado en el aprovechamiento de los residuos retirados del agua. El biogás, que puede obtenerse de algunos de los componentes contaminantes, podrá ser utilizado en la generación de energía para alimentar PTAR, haciendo que parte de su funcionamiento no genere ningún impacto en términos de producción de energía.
Otro ejemplo son los biosólidos, que son residuos orgánicos resultantes del tratamiento y cuyo potencial aprovechable estaría entre 300 y 600 toneladas al día, con lo que podrían generarse insumos para la agricultura o para la producción de materiales de construcción, de acuerdo con la EAAB.
Las otras piezas del rompecabezas
Como lo asegura Cristina Arango, la PTAR Canoas puede entenderse como la última pieza para el saneamiento del río Bogotá. Sin embargo, hay otros elementos que entran en juego y que serán de gran importancia para cumplir con la meta de descontaminación del cuerpo de agua más importante de Cundinamarca.
Uno de los aspectos relevantes será la pedagogía acerca del uso responsable del agua y la correcta disposición de residuos, que involucra a la ciudadanía, instituciones educativas, empresas e industrias. Con esto, se espera disminuir la cantidad de materiales contaminantes que van a parar al río, por medio del aprovechamiento y la reutilización. (Le recomendamos: Una esperanza para reducir el hambre y la pobreza rural en Colombia)
Esto implica tener en consideración a los municipios restantes por los que cruza el río, y que también tienen un impacto significativo en su cuenca alta, hacia Villapinzón, y en su cuenca baja, hacia Girardot. Para esto será necesario tener una política que integre al departamento en este sentido, haciendo posible que las entidades regionales y nacionales trabajen en pro del cuidado del agua.
También, desde la EAAB, se ha trabajado con grandes consumidores de agua para establecer planes de uso eficiente del recurso y formas de reutilización de este, disminuyendo significativamente su impacto en la disposición de residuos al río.
La política pública necesitará el seguimiento y la mitigación de vertimientos ilegales, que son una fuente importante de contaminación, y que muestran una falta de formalización y auditoría en el funcionamiento de algunas empresas e industrias. (También puede leer: ¿Cuáles son los avances y retos de la economía forestal sostenible en Colombia?)
En últimas, como lo destacan desde la EAAB, el proyecto de la PTAR Canoas tendrá un papel fundamental en la descontaminación del río, pero deberá estar atado al funcionamiento de diversas estrategias que apunten a mejorar su cuidado, la relación que tenemos con el uso del agua y la conciencia en la disposición de residuos, elementos que finalmente tienen un impacto en el saneamiento.