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El suelo, un gran aliado para conservar el planeta

Información Institucional

01 de marzo de 2022 - 09:44 p. m.
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Debajo de nuestros pies se encuentra una parte esencial de los ecosistemas y de nuestra vida en la Tierra. Los suelos, fuente de alimentos, microorganismos y nutrientes, son un gran aliado para alcanzar un futuro más sostenible.

No hay suelos buenos o malos, hay suelos distintos. Su biodiversidad nos da vida.
No hay suelos buenos o malos, hay suelos distintos. Su biodiversidad nos da vida.
Foto: © Jaime Rojo / WWF-US

Siembras una semilla en la tierra, echas un poco de agua y con un poco de luz crecerá un alimento que llegará a tu mesa. Quizás esa sea la función más obvia del suelo, proveer albergue y nutrientes para producir alimentos, pero ese es sólo uno de los infinitos poderes que tiene. Además de ser esencial para la producción de nuestros alimentos, su increíble riqueza orgánica hace posible la retención del agua, el almacenamiento de carbono y el control de la temperatura atmosférica.

Los suelos son una gran reserva de biodiversidad, pues hasta el hasta el 90% de los organismos vivos en los ecosistemas terrestres, incluidos algunos polinizadores que pasan parte de su ciclo de vida en los hábitats del suelo. Los microorganismos, bacterias, hongos y levaduras que los habitan son fuente de materia orgánica para las plantas. ¿Sabías que hay más organismos vivos en una cucharada de suelo que personas en la Tierra? ¡Así es!

Además de estos superpoderes, los suelos son un gran aliado en la lucha contra el cambio climático. Un suelo saludable ayuda a evitar que los gases de efecto invernadero se acumulen en la atmósfera. ¿Por qué? Gracias a los microorganismos que viven en el suelo, el 40% del dióxido de carbono que llega de la atmósfera se quedan en las raíces de las plantas, proporcionándoles así los nutrientes necesarios para producir oxígeno.

Amenazas que enfrentan

Todas las actividades humanas tienen un impacto sobre los suelos. Prácticas como la ganadería y la sobreexplotación agrícola amenazan su equilibro por el uso desmedido de fertilizantes solubles y agroquímicos. Alrededor del 40% de todos los suelos disponibles del mundo son destinados para la alimentación de los seres humanos y, de esta extensión, el 71% se emplea para ganadería.

Además, la exposición permanente de los suelos al sol por la ganadería no sólo seca, sino que mata las bacterias y microorganismos necesarios para su fertilidad. Si no hay plantas que cubran los suelos, se aumenta la transferencia de calor a la atmósfera, liberando dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Se calcula que el 30% de todo el CO2 que hay en la atmósfera se ha liberado de los suelos por el exceso de uso de maquinaria agrícola.

Lo anterior conlleva a la pérdida de la biodiversidad ecológica, una de las principales amenazas del suelo en muchas regiones del mundo. Si no actuamos rápido, el 90% de los suelos del planeta estarán degradados para 2050.

Suelos sanos, planeta sano

Ya hemos visto la importancia de tener suelos sanos, llenos de vida y nutrientes. Pero ¿qué podemos hacer para detener su degradación? Una de las tareas más urgentes que tenemos es cambiar la forma como nos alimentamos

Acá dos cosas que puedes hacer desde casa:

1. Come variado. Desde inicios del siglo 20, cerca del 75 % de la variedad de cultivos del mundo ha desaparecido de los campos de los agricultores y sólo nueve representan el 66% del total de la producción agrícola. Aunque el hombre ha llegado a cultivar al menos 6.000 especies de plantas, los principales cultivos globales son sólo tres: arroz, trigo y maíz. Esta forma poco variada de producción implica un mayor desgaste para el suelo y sus nutrientes, la pérdida de variedades de alimentos y la cultura en torno a ellos, y en ocasiones, un mayor uso de fertilizantes, algunos, generadores de gases efecto invernadero.

2. No desperdicies. ¡Usamos el 40% de la tierra disponible para producir alimentos, pero 4 de cada 10 nunca llegan a consumirse! En Colombia, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) calculó que cada año se pierde o desperdicia el 34% de los alimentos producidos. Pero los colombianos parecen no querer hablar de esta situación. En una reciente investigación realizada por WWF en 8 ciudades del país, un 31,6% de los encuestados, manifiesta no desechar comida, afirmación que parece contrastar con la realidad, pues según cifras del DNP el desperdicio en los hogares colombianos se calcula en 1,5 millones de toneladas anuales, equivalente a 32 kilos per cápita.

No obstante, éstos afirman que la posibilidad de ahorrar dinero con un 42% y el querer administrar su hogar de manera más eficiente con un 46% son dos de las principales razones que los llevarían a reducir la cantidad de alimento que se desperdicia en su hogar, lo que indica que todavía no hay consciencia sobre el impacto que nuestra alimentación tiene en la naturaleza.

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