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Movilizarse en Bogotá, bien sea caminando, en autobús o en carro particular, implica descubrir que existen diferentes especies de árboles, cuya presencia se concentra principalmente, de acuerdo con Germán Darío Alvarez, subdirector técnico del Jardín Botánico, en localidades como Suba, Kennedy, Usaquén, Engativá y Usme.
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Si usted es un apasionado de la silvicultura (el cuidado, gestión y aprovechamiento de los recursos arbóreos) o solo es un curioso nato sobre las especies vegetales, le contamos que la capital tiene a la fecha, y con corte al 30 de septiembre, 1.406.679 árboles.
Esa cifra entregada por el Observatorio Ambiental de Bogotá hace parte del Sistema de Indicadores de Gestión Ambiental del Distrito. Según el Jardín Botánico, la relación por habitante equivale a que por cada 100 capitalinos hay cerca de 18 árboles en perímetro urbano.
Promedio que, a pesar de ser mejor que el de otras ciudades del país, no cumple con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud -OMS- que indica que, lo ideal es que exista siquiera un árbol por cada 3 habitantes para mejorar la calidad del aire de las ciudades y un mínimo de entre 10 y 15 metros cuadrados de zona verde por persona.
En ese contexto, las conversaciones relacionadas con temas climáticos se han convertido, con el paso de los días, en uno de los temas recurrentes en diferentes charlas y eventos convocados por organizaciones ambientales e incluso por entidades de cooperación internacional.
De hecho, en esta misma medida la Embajada de Alemania en Bogotá se encuentra adelantando un ciclo de diálogos climáticos en el marco global de su política exterior climática, con el objetivo de que diferentes actores intercambien ideas y establezcan redes sobre cuestiones climáticas urgentes.
De acuerdo con Leonard Maué, consejero de Acción Climática de la embajada, la apuesta de la embajada alemana busca articular el trabajo de las organizaciones de base, los activistas y las entidades público-privadas para aportar a la lucha medioambiental y la reducción de los efectos del cambio climático:
“El gobierno alemán junto al colombiano consolidaron una alianza por el clima y una transición energética justa. Dentro de ella tenemos cinco áreas focales, de las cuales dos apuntan al uso y manejo de la biodiversidad y el desarrollo urbano sostenible. Iniciativas que están siendo implementadas en varias ciudades y regiones por diferentes socios como la Cooperación Alemana para el Desarrollo -GIZ- o el Banco Alemán de Desarrollo -KFW-. Estos esfuerzos deben ir acompañados de un acercamiento a la sociedad civil. Por eso organizamos estos formatos de intercambio”, afirma el consejero.
El pasado sábado, 7 de octubre, se adelantó la segunda de cuatro charlas climáticas que se realizarán en la ciudad y que están siendo coordinadas a su vez por ‘Movilizatorio’, laboratorio que busca dinamizar a la ciudadanía en búsqueda de un mundo social y ambientalmente equitativo, y quienes a través de su red ‘El Avispero Verde’ convocan a líderes y colectivos interesados en el cuidado ambiental.
“Más de 20 personas nos acompañaron casi 3 horas en un conversatorio en el que participaron diferentes agrupaciones y representantes de organizaciones medioambientales. Tuvimos un grupo de calidad con el que hablamos en profundidad del compromiso y la necesidad de pensar en sistemas urbanos sostenibles y cómo podemos aportar. Todo esto porque en nuestro ciclo de charlas buscamos un ‘efecto de contagio’ para que este mensaje llegue a muchas partes, incluyendo estrategias digitales complementarias en redes”, detalla Juliana Uribe, directora y fundadora de ‘Movilizatorio’.
La apuesta por las biodiverciudades
En el evento se contó con la participación de expertos como Germán Darío Álvarez, subdirector técnico del Jardín Botánico; y Anna Bussmann, técnica de la Cooperación Alemana en Colombia -GIZ- y especialista en soluciones basadas en la naturaleza, un concepto que aprovecha el poder de la naturaleza para enfrentar los desafíos sociales.
“La Cooperación Alemana para el Desarrollo – GIZ- reconoce el potencial que tiene Colombia frente a la lucha contra el cambio climático y pérdida de biodiversidad. Su megadiversidad lo convierte en un país atractivo para implementar proyectos de conservación, restauración y uso sostenible de ecosistemas”, indica Bussmann.
Agregando que “Actualmente, trabajo en un proyecto de la Iniciativa Internacional del Clima (IKI por sus sigas alemanas) de soluciones basadas en naturaleza por encargo del Ministerio Federal de Ambiente, Protección de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección de los Consumidores de Alemania (BMUV). Nos enfocamos en los departamentos de Córdoba, Huila y Santander. Viniendo del exterior, al llegar a un país como Colombia tan rico en biodiversidad, uno se sorprende bastante con, por ejemplo, el avistamiento de polinizadores como abejas, mariposas y colibrís, en zonas verdes ¡incluso dentro de las mismas ciudades! De manera que el uso sostenible de la naturaleza es clave en el desarrollo de las ciudades”, enfatiza.
Aspecto en el que cabe señalar que la restauración de ecosistemas es una alternativa necesaria para que la nación se mantenga como el país con mayor número de orquídeas y mariposas; el segundo más rico en número de aves, plantas, anfibios, palmas, reptiles y peces dulceacuícolas; y el quinto más biodiverso en mamíferos.
Todo esto, teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud -OMS- calcula que el 92 % de la población mundial está expuesta a niveles peligrosos de contaminación del aire. Escenario en el que el arbolado urbano juega un papel importante, tal como lo confirma Álvarez:
“En la cotidianidad el ciudadano promedio transita las calles; pero no detalla qué tipo de árboles están en los antejardines, las alamedas e incluso en los andenes. Desde las administraciones de edificios y las agrupaciones barriales existe una tendencia por ‘criminalizar’ a los árboles como si fuesen algo negativo, culpándolos incluso por la inseguridad en algunas zonas. Lo cual no tiene sentido”, asevera el subdirector del Jardín Botánico.
Funcionario que detalla que entre los beneficios de la presencia de individuos vegetales en la ciudad se encuentra la captura de dióxido de carbono, la liberación de oxígeno, la regulación del clima, sirven de hábitat para la fauna, captan y recargan las fuentes hídricas, contribuyen a la formación de suelos fértiles y reducen los efectos del cambio climático.
Son múltiples los problemas que enfrenta el arbolado en medio de una realidad que viven todas las ciudades y es la necesidad de crecimiento. Sin embargo, en lo que concuerdan los expertos y el consejero de Acción Climática, es en que es clave que se plantee la estrategia de las biodiverciudades, dado que cada vez es mayor la población que vive en centros urbanos, pues se calcula que para 2050, el 85 % de la población vivirá en zonas urbanas.
