En la naturaleza también está la solución

La naturaleza sufre y se pierde por cuenta del cambio climático que ya se percibe significativamente en nuestro planeta. En algunas regiones, el nivel del mar aumenta y con este la posibilidad de inundaciones. En otras, las olas de calor son más intensas, lo que desencadena incendios forestales más frecuentes que destruyen hábitats naturales y arrasan cultivos. Lo mismo ocurre con los vientos fuertes y las tormentas que afectan con mayor intensidad a los estados isleños que ya son vulnerables.

Los impactos perceptibles del cambio climático, traducidos en amenazas que incluyen aquellas de carácter natural, generarían el desplazamiento de cerca de 1.200 millones de personas para el 2050 según lo reveló El Registro de Amenazas Ecológicas (The Ecological Threat Register en inglés), un informe realizado por el Instituto para la Economía y la Paz. Sin embargo, como lo advierte Jeff Operman, científico de la WWF: “En un mundo que se calienta, corremos el riesgo de ver a la naturaleza solo como una amenaza y con sus fuerzas en contra nuestra. Al invertir en soluciones basadas en la naturaleza, nos podemos dar cuenta de cómo la naturaleza está de nuestro lado”.

Pero ¿cómo evidenciar que la naturaleza, tan afectada por los efectos del cambio climático, está de nuestro lado en la adaptación y mitigación de los efectos de la crisis climática? Lo primero es entender que las soluciones basadas en la naturaleza son acciones para proteger, manejar sosteniblemente y restaurar los ecosistemas, con el fin de abordar los desafíos de la sociedad de manera efectiva y adaptativa, garantizando su bienestar.

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Para aprovechar ese poder hay que proteger, restaurar y gestionar de forma sostenible los ecosistemas. De esta manera, las personas y los demás componentes de la naturaleza obtienen beneficios que incluyen la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, mejor acceso al recurso hídrico o mayor seguridad alimentaria, entre otros.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature en 2014 demostró que, si se protegen, restauran y se mantienen sanos los arrecifes de coral, estos podrían ser más eficaces que los rompeolas en la reducción de la fuerza y altura de las olas, lo que genera mayor seguridad a las comunidades costeras frente a las inundaciones o a la erosión. Si consideramos lo anterior, proteger y conservar los arrecifes de corales representa una mejor solución para reforzar las costas que construir diques.

Según la WWF, mediante soluciones basadas en la naturaleza, se podría contribuir hasta en un 30% en la mitigación de los efectos adversos del cambio climático necesaria para alcanzar uno de los objetivos fundamentales del Acuerdo de París: evitar que la temperatura del planeta aumente más de 1.5°C para finales de este siglo. Para el caso colombiano, las investigaciones señalan que este tipo de soluciones podría contribuir a reducir poco más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en el 2030.

TNC calcula que, alrededor del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país son responsabilidad del sector agropecuario y forestal por actividades de deforestación, degradación forestal y prácticas agropecuarias no sostenibles. Sin embargo, a pesar del problema, la organización señala que “Colombia cuenta con más de 27 millones de hectáreas donde se podrían implementar tres soluciones: de esta área, el 52 % podría ser dedicada a la restauración del bosque, 38 % a la implementación de árboles en tierras agropecuarias a través de sistemas silvopastoriles, y 10 % a evitar la deforestación de bosques naturales”. Estas tres acciones combinadas ­podrían representar para el país un potencial de mitigación de 380 millones de toneladas de gases de efecto invernadero tipo en el año 2030.

A pesar del potencial que representan las soluciones basadas en la naturaleza, la implementación de estas debe ser acorde al contexto y al problema. Por ejemplo, si se desea sembrar árboles para compensar las emisiones de carbono, plantar especies no autóctonas puede ser contraproducente con el ambiente ya que podría reducir la disponibilidad de agua y disminuir el número de especies del ecosistema.

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Por esta razón, Opperman de la WWF ha señalado que “deberíamos pensar en la gestión de los riesgos climáticos como algo parecido a la inversión en acciones de la bolsa de valores”, donde no todos los esfuerzos se concentran en un mismo tipo de estrategias. “En lugar de eso, hay que utilizar una serie de estrategias que se complementen entre sí. Las soluciones basadas en la naturaleza pueden ser activos clave en una cartera diversificada”, concluye el experto.

Por otra parte, mediante algunos análisis, WWF ha determinado que durante la pandemia del COVID-19, las soluciones basadas en naturaleza en la Amazonía tuvieron mejores retornos económicos debido a que se mantuvieron empleos que requieren menos entrenamiento que los relacionados con sectores como el de los combustibles fósiles, y que por cada millón invertido en soluciones basadas en la naturaleza se crean alrededor de 40 empleos, equivalente a 10 veces la tasa de creación de empleos en dicho sector. Además, más del 70 por ciento de las ganancias obtenidas son gastadas localmente, lo cual resulta altamente beneficioso, sobre todo, en zonas alejadas de los centros poblados.

No obstante, aún hay mucho por trabajar para incorporar el enfoque de las soluciones basadas en naturaleza dentro de las políticas de recuperación económica; elevar el potencial de la naturaleza para brindar opciones de tipo fiscal, comercial y macroeconómico, incluyendo los empleos y la infraestructura verde, es sin duda el camino para demostrar que, en efecto, la naturaleza está de nuestro lado.

La naturaleza sufre y se pierde por cuenta del cambio climático que ya se percibe significativamente en nuestro planeta. En algunas regiones, el nivel del mar aumenta y con este la posibilidad de inundaciones. En otras, las olas de calor son más intensas, lo que desencadena incendios forestales más frecuentes que destruyen hábitats naturales y arrasan cultivos. Lo mismo ocurre con los vientos fuertes y las tormentas que afectan con mayor intensidad a los estados isleños que ya son vulnerables.

Los impactos perceptibles del cambio climático, traducidos en amenazas que incluyen aquellas de carácter natural, generarían el desplazamiento de cerca de 1.200 millones de personas para el 2050 según lo reveló El Registro de Amenazas Ecológicas (The Ecological Threat Register en inglés), un informe realizado por el Instituto para la Economía y la Paz. Sin embargo, como lo advierte Jeff Operman, científico de la WWF: “En un mundo que se calienta, corremos el riesgo de ver a la naturaleza solo como una amenaza y con sus fuerzas en contra nuestra. Al invertir en soluciones basadas en la naturaleza, nos podemos dar cuenta de cómo la naturaleza está de nuestro lado”.

Pero ¿cómo evidenciar que la naturaleza, tan afectada por los efectos del cambio climático, está de nuestro lado en la adaptación y mitigación de los efectos de la crisis climática? Lo primero es entender que las soluciones basadas en la naturaleza son acciones para proteger, manejar sosteniblemente y restaurar los ecosistemas, con el fin de abordar los desafíos de la sociedad de manera efectiva y adaptativa, garantizando su bienestar.

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Para aprovechar ese poder hay que proteger, restaurar y gestionar de forma sostenible los ecosistemas. De esta manera, las personas y los demás componentes de la naturaleza obtienen beneficios que incluyen la reducción en la emisión de gases de efecto invernadero, mejor acceso al recurso hídrico o mayor seguridad alimentaria, entre otros.

Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Nature en 2014 demostró que, si se protegen, restauran y se mantienen sanos los arrecifes de coral, estos podrían ser más eficaces que los rompeolas en la reducción de la fuerza y altura de las olas, lo que genera mayor seguridad a las comunidades costeras frente a las inundaciones o a la erosión. Si consideramos lo anterior, proteger y conservar los arrecifes de corales representa una mejor solución para reforzar las costas que construir diques.

Según la WWF, mediante soluciones basadas en la naturaleza, se podría contribuir hasta en un 30% en la mitigación de los efectos adversos del cambio climático necesaria para alcanzar uno de los objetivos fundamentales del Acuerdo de París: evitar que la temperatura del planeta aumente más de 1.5°C para finales de este siglo. Para el caso colombiano, las investigaciones señalan que este tipo de soluciones podría contribuir a reducir poco más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero en el 2030.

TNC calcula que, alrededor del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el país son responsabilidad del sector agropecuario y forestal por actividades de deforestación, degradación forestal y prácticas agropecuarias no sostenibles. Sin embargo, a pesar del problema, la organización señala que “Colombia cuenta con más de 27 millones de hectáreas donde se podrían implementar tres soluciones: de esta área, el 52 % podría ser dedicada a la restauración del bosque, 38 % a la implementación de árboles en tierras agropecuarias a través de sistemas silvopastoriles, y 10 % a evitar la deforestación de bosques naturales”. Estas tres acciones combinadas ­podrían representar para el país un potencial de mitigación de 380 millones de toneladas de gases de efecto invernadero tipo en el año 2030.

A pesar del potencial que representan las soluciones basadas en la naturaleza, la implementación de estas debe ser acorde al contexto y al problema. Por ejemplo, si se desea sembrar árboles para compensar las emisiones de carbono, plantar especies no autóctonas puede ser contraproducente con el ambiente ya que podría reducir la disponibilidad de agua y disminuir el número de especies del ecosistema.

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Por esta razón, Opperman de la WWF ha señalado que “deberíamos pensar en la gestión de los riesgos climáticos como algo parecido a la inversión en acciones de la bolsa de valores”, donde no todos los esfuerzos se concentran en un mismo tipo de estrategias. “En lugar de eso, hay que utilizar una serie de estrategias que se complementen entre sí. Las soluciones basadas en la naturaleza pueden ser activos clave en una cartera diversificada”, concluye el experto.

Por otra parte, mediante algunos análisis, WWF ha determinado que durante la pandemia del COVID-19, las soluciones basadas en naturaleza en la Amazonía tuvieron mejores retornos económicos debido a que se mantuvieron empleos que requieren menos entrenamiento que los relacionados con sectores como el de los combustibles fósiles, y que por cada millón invertido en soluciones basadas en la naturaleza se crean alrededor de 40 empleos, equivalente a 10 veces la tasa de creación de empleos en dicho sector. Además, más del 70 por ciento de las ganancias obtenidas son gastadas localmente, lo cual resulta altamente beneficioso, sobre todo, en zonas alejadas de los centros poblados.

No obstante, aún hay mucho por trabajar para incorporar el enfoque de las soluciones basadas en naturaleza dentro de las políticas de recuperación económica; elevar el potencial de la naturaleza para brindar opciones de tipo fiscal, comercial y macroeconómico, incluyendo los empleos y la infraestructura verde, es sin duda el camino para demostrar que, en efecto, la naturaleza está de nuestro lado.