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Para este año, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) estima que las posibilidades de que en Colombia se registre un fenómeno de El Niño fuerte es del 75 % al 85 %. Este fenómeno, en parte alimentado por los efectos del cambio climático, hace más intensas y prolongadas las sequías, produciendo desabastecimiento de agua, incremento en los incendios forestales, proliferación de epidemias y alteración de ecosistemas estratégicos, entre otros.
En los últimos 30 años, en Colombia se han registrado cuatro episodios del fenómeno de El Niño: en 1992, 1997, 2015 y 2019. De manera general, este evento suele presentarse cada tres o siete años provocando cambios significativos en los patrones climáticos y meteorológicos del país; en particular, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), generando un aumento global de las temperaturas, pero también cambios en los patrones de vientos y en las precipitaciones en todo el mundo.
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Debido a la diversidad ecosistémica y la ubicación geográfica de Colombia, este panorama de variabilidad en el clima no afectará de manera igual a todo el país; esto quiere decir que si bien en gran parte del territorio puede haber sequía, en otras zonas del país se pueden presentar fuertes lluvias, ocasionando deslizamientos, avenidas torrenciales o desbordamiento de ríos, entre otros.
Hay 23 departamentos y 176 municipios que están en condiciones vulnerables para sufrir desabastecimiento de agua, afectaciones por sequía o incendios forestales, entre otros. En total, 33 de ellos presentan alta susceptibilidad, 78 moderada y 65 baja.
Para enfrentar esta situación, el Gobierno Nacional destinó $2,2 billones para implementar el Plan Nacional de Gestión ante el fenómeno de El Niño, que contará con acciones estratégicas y protocolos de atención inmediata de las emergencias para anticiparse y adaptar los territorios a los impactos asociados al fenómeno en Colombia.
“Estamos en una etapa de incertidumbre con situaciones que no se habían visto antes. Por eso debemos hacer un seguimiento constante y como Gobierno Nacional trabajamos para garantizar la seguridad alimentaria y energética, así como la resiliencia en los territorios que tendrán gran impacto por los efectos del fenómeno”, afirmó Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Sequías, olas de calor y otros retos para las regiones
Según indicó el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en el país se priorizaron las regiones de acuerdo con la cantidad e incidencia de eventos relacionados con el fenómeno de El Niño. Estas regiones fueron priorizadas por su susceptibilidad al desabastecimiento hídrico, déficit de lluvias, sequías e incendios forestales, índice de pobreza, afectaciones por sectores agropecuario, ambiente, energía y municipios del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).
Frente a esta priorización y la incidencia que vivirá gran parte del territorio nacional con este fenómeno, la ministra Susana Muhamad hizo un llamado preventivo para que los alcaldes y gobernadores del país permitan el desarrollo de bancos de agua o reservorios temporales para la captación de agua lluvia; especialmente en noviembre, que será el último mes lluvioso antes de enfrentar los efectos más fuertes de El Niño.
“En noviembre deben estar listos, porque prácticamente es la última temporada de lluvias en todo el país y representa la oportunidad de captar agua que nos será muy útil para cuidar de los animales y el consumo humano, entre otros. El agua va a ser muy valiosa en los próximos meses, cuando nos enfrentemos al fenómeno de El Niño”, precisó la ministra.
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Estas recomendaciones tienen un especial enfoque en regiones como La Guajira, que están particularmente expuestas a las condiciones complejas de El Niño. Como una de las principales acciones adelantadas por el Gobierno Nacional, a través de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, está la disposición de 6.000 tanques de abastecimiento de agua y la intervención de 1.000 jagüeyes en este territorio (depresiones sobre el terreno que permiten almacenar aguas superficiales).
Crece el riesgo de incendios forestales y deforestación
A pesar de que el fenómeno de El Niño incide en la variabilidad climática, su presencia en los territorios tiene efectos colaterales contra los bosques pues, según advierte la cartera ambiental, podría desencadenar deforestación e incrementar los incendios forestales.
Vale señalar que en Colombia se estima que el 95 % de los incendios forestales son producidos por la acción del ser humano y solo el 5 % restante corresponde a eventos de origen natural, como rayos o erupciones volcánicas, entre otros.
De esta manera, la sequía facilita las cosas para quienes deforestan, ya que incendian los bosques con el fin de extender la frontera agrícola y ganadera, destruyendo no solo ecosistemas estratégicos, sino generando problemas en la calidad del aire y un aumento en las emisiones de gases efecto invernadero que aportan al calentamiento global.
Además, vale señalar que los incendios forestales causan la muerte de animales, pérdida de vegetación y degradación de los suelos, migraciones masivas de especies de fauna, ponen en riesgo la vida de las comunidades, contaminan el agua, afectan el aire y aumentan los efectos del cambio climático al liberar a la atmósfera el CO₂ que han retenido los árboles por años y hasta por siglos.
Por esta razón, con el fin de reforzar estas acciones en el territorio, el Gobierno Nacional lanzó la campaña “El Niño no es un juego”, que busca mantener a las comunidades informadas ante los posibles impactos del fenómeno, promover la adaptación a sus efectos, reducir riesgos para la salud, prevenir incendios forestales, proteger y racionalizar el uso del agua, conservar los recursos naturales, promover la resiliencia climática y garantizar entornos más seguros y sostenibles.
Una de las estrategias claves del Ministerio de Ambiente es desarrollar la Red Nacional de Brigadas Forestales Comunitarias, un grupo inicial de 80 cuadrillas municipales que están en 24 departamentos que fueron priorizados de acuerdo con la recurrencia de incendios forestales, análisis de puntos de calor, alertas por deforestación y áreas de importancia ambiental; con un total de 1.120 brigadistas que permitirán la prevención, monitoreo, vigilancia, reporte y desarrollo de acciones de primera respuesta ante incendios.
En esta misma línea, el Gobierno Nacional estableció un protocolo especial para atender los incendios forestales en Colombia a través de la activación de respuesta aérea, terrestre y fluvial para asistir de manera más oportuna y efectiva estos eventos, reduciendo así el riesgo para las comunidades y las áreas que podrían verse afectadas.
Este protocolo, por ejemplo, estimó la situación particular de la Amazonia, donde se presentan alertas por altas temperaturas y trabajan alrededor de 14 brigadas contra incendios que están articuladas con los gobiernos de Brasil, Ecuador y Perú para poder atender las emergencias.
Finalmente, ante el riesgo de incendios forestales en los territorios, el Gobierno Nacional hace un llamado a las comunidades para que se evite el uso de fogatas, abstenerse de arrojar colillas de cigarrillo encendidas y dejar envases de vidrio que puedan ocasionar conflagraciones en zonas boscosas.
Además, el Ministerio de Ambiente recordó que la ciudadanía puede reportar estos incidentes en las siguientes líneas de atención: Cruz Roja (132), Defensa Civil (144), Bomberos (119) y Policía Nacional (123).
*Contenido en alianza con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
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