Es el momento de conocer y cuidar
(Información institucional) Parques Nacionales Naturales promoverá el ecoturismo como herramienta para la vida, la conservación y la paz con la naturaleza.
Parques Nacionales Naturales
El ecoturismo en Colombia está de moda y luego del confinamiento causado por la pandemia, el número de turistas que han decidido visitar y contemplar la naturaleza ha crecido de manera sostenida. Mientras que en 2020 apenas entraron 510.060 personas a las áreas protegidas resguardadas por Parques Nacionales Naturales, esta cifra casi se duplicó en 2021, al alcanzar los 1.079.905 visitantes y en 2022 ascendió a 1.433.949. (Le puede interesar: Una partitura global para la vida)
La razón de este crecimiento se debe a la apertura que ha tenido el país al mundo en los últimos años y a la promoción que instituciones como Fontur han hecho del ecoturismo, además de la biodiversidad y riqueza cultural únicas con que contamos. A lo largo y ancho del territorio nacional, los viajeros pueden toparse con toda variedad de ecosistemas, ubicados en todos los pisos térmicos, desde el nivel del mar hasta las nieves perpetuas, todos ellos caracterizados por su exuberancia en flora y fauna y por ser el capital cultural y social de comunidades.
Entre los maravillosos lugares se encuentra el Vía Parque Salamanca, una de las zonas que más recibe aves migratorias en Colombia y Suramérica, que viajan miles de kilómetros para llegar a estas tierras en busca alimento y resguardo en los ecosistemas de manglar y bosque seco, mientras pasa el invierno en sus habitad de origen. De acuerdo con datos de Parques Nacionales Naturales, de las 241 especies de aves registradas en Isla de Salamanca, 79 son migratorias.
En el Área Natural Única de Los Estoraques, ubicada en el municipio de la Playa de Belén, departamento de Norte de Santander, en plena cordillera Oriental, hay un paisaje en donde predominan inmensas columnas de piedra. Este es un sitio único, hogar de robles, halcones, garzas, zorros, murciélagos y de muchas especies endémicas. (Le recomendamos: En Colombia hay más de 7.000 plantas útiles, ¿para qué sirven?)
Además de su biodiversidad, los parques nutren la cultura de comunidades ancestrales. El parque Sierra Nevada de Santa Marta es el eje de la cosmovisión de los pueblos kogui, arhuaco, wiwa y kankuamo, quienes consideran a esta serranía el centro del universo. Lo mismo sucede con el parque Cocuy, sitio sagrado de los u´wa.
De esa ventaja es consciente el actual gobierno, que quiere apuntarle al turismo como motor de desarrollo económico. Además, busca que el ecoturismo sea una herramienta para promover la vida, la conservación y la paz con la naturaleza. Por eso, en los próximos años hará énfasis en actividades turísticas que democraticen la sociedad y fomenten la inclusión, la justicia social y una cultura de paz y reconciliación, no solo entre los colombianos, sino con la naturaleza.
Todo este enfoque se resume en una de las estrategias del Plan Sectorial de Turismo 2022-2026, que hace énfasis en la “democratización del turismo como fuerza transformadora para una cultura de paz, el disfrute de esta actividad para todos los colombianos, vinculando dentro de la cadena de valor del sector regiones valiosas por su diversidad natural y cultural que han tenido afectación por el conflicto armado, como herramienta para la construcción de una cultura de paz. Así mismo, a través de este eje se promoverá la función social y transformadora del turismo, el fortalecimiento de las capacidades y el desarrollo humano de las personas”. (También puede leer: ONU: estas son las acciones necesarias para reducir la contaminación por plásticos)
Sin embargo, esta riqueza natural con potencial ecoturismo también se encuentra en peligro. Basta con nombrar un par de ejemplos: el Parque Nacional Natural Cocuy posee el último casquete glacial de la cordillera Oriental que puede desaparecer por efectos del cambio climático. En las áreas marinas protegidas del Caribe y el Pacífico, los corales también se encuentran amenazados por la contaminación y la pesca indiscriminada.
La desaparición de esos ecosistemas no solo sería una pérdida de la exuberancia de la que tanto se enorgullece el país, sino una tragedia ambiental que afectaría la supervivencia de los colombianos. El nevado del Cocuy alimenta la cuenca del río Chicamocha, que provee de agua a una parte de la población andina que vive en la ladera occidental de la cordillera. De la misma manera, las cuencas de los ríos Casanare y Arauca que irrigan la Orinoquia dependen de esta sierra.
Como explica Luisz Olmedo Martínez, director de Parques Nacionales Naturales, “en estas circunstancias de amenaza a nuestros ecosistemas, es necesario que el ecoturismo no solo sea visto como una actividad recreativa, necesitamos que también cumpla con una labor de conservación. Y la mejor manera para hacerlo es que los turistas que vayan a estos parques se concienticen de la importancia de los ecosistemas que ven. Si visitamos el parque Chingaza, además de conocer los bellos paisajes del páramo, podamos entender cómo la lenta recolección de gotas hecha por los frailejones se filtra en el suelo y forma hilos de agua que alimentan las quebradas, lagunas y ríos de donde nos abastecemos. Aquí vemos cómo una actividad ecoturística nos puede dar una comprensión más basta del agua y de por qué es importante conservar estos ecosistemas”. (Le puede interesar: Tejiendo el buen vivir: innovaciones para transformar la Amazonia colombiana)
De esta manera, Parques Nacionales juega un papel protagónico en impulsar al ecoturismo como una actividad recreativa y de conservación. En Colombia hay 60 áreas protegidas, entre parques nacionales naturales y santuarios flora y fauna, más 4 distritos nacionales de manejo integrado que cubren el 24 por ciento del territorio nacional, incluido la superficie marina y terrestre. De estas, 36 tienen vocación ecoturística, pero 22 están abiertas. En estos lugares los visitantes pueden darse una idea de la biodiversidad y riqueza cultural con que cuenta el país. Si una persona quisiera o se propusiera recorrer las 22 áreas protegidas, conocería playas, todo tipo de bosques, ecosistemas áridos, páramos, nieves perpetuas, arrecifes…
Así, Parques Nacionales no solo promueve la faceta recreativa del ecoturismo, también quiere volverlo en “una estrategia de conservación y gestión, que contribuye al manejo efectivo del sistema de áreas protegidas, a la generación de beneficios sociales para las comunidades locales y las regiones”, explica Martínez.
A la faceta de lo que podría llamarse de turismo de naturaleza, habría que sumarle el agroturismo y el etnoturismo. Las áreas naturales cuentan con zonas de amortiguamiento en las que comunidades tienen una variedad de proyectos productivos que contribuyen a la conservación de los ecosistemas. Por ello también es importe que los viajeros no solo conozcan los parques, sino lo que hacen campesinos y comunidades indígenas y afro en pro del medioambiente y con las que Parques Nacionales Naturales tiene una relación histórica. Según datos de la institución, 41 áreas protegidas se relacionan con territorios de grupos étnicos y 38, con comunidades campesinas. (Le recomendamos: Es hora de replantear nuestra relación con la naturaleza)
Teniendo en cuenta lo anterior, Parque Nacionales ha preparado una campaña de comunicaciones llamada “Es Tiempo de Conocer y Cuidar”, cuyo objetivo es incentivar y fortalecer el ecoturismo en los parques naturales con esta vocación. La meta es llegar a 2.500.000 millones de visitantes en los próximos dos años.
A partir de hoy los colombianos podrán ver encontrar en más de 100 paraderos de buses de Bogotá, Bucaramanga, San Andrés, Cali, Armenia y Pereira y en las páginas de este periódico y en sus redes sociales publicidad dando a conocer los parques en los que se puede hacer ecoturismo. Allí también aparecerá un código QR que los dirige a una página donde podrán conocer las iniciativas conservacionistas de las comunidades étnicas y campesinas. Entre estas hay emprendimientos de ecoturismo que ofrecen avistamiento de aves, hospedaje, alimentación, guianza, interpretación y, por otro lado, están los procesos productivos que brindan experiencias inigualables en temas de artesanías, café, cacao, miel, ají. (También puede leer: Una nueva era para Colombia en la gestión del agua y las energías renovables)
Con esta campaña se quiere enfocar el ecoturismo como una herramienta para educar a los turistas colombianos y extranjeros en valores relacionados con la protección de la naturaleza y hacer la paz con ella. “Queremos decirles a los colombianos que nuestros parques nacionales son patrimonio de todos. La idea es, que cuando un turista visite un parque natural, además de conocer, comprenda la importancia de los ecosistemas y se enamore de ellos. Por eso hemos llamado a esta campaña “Es Tiempo de Conocer y Cuidar”, dice Martínez.
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El ecoturismo en Colombia está de moda y luego del confinamiento causado por la pandemia, el número de turistas que han decidido visitar y contemplar la naturaleza ha crecido de manera sostenida. Mientras que en 2020 apenas entraron 510.060 personas a las áreas protegidas resguardadas por Parques Nacionales Naturales, esta cifra casi se duplicó en 2021, al alcanzar los 1.079.905 visitantes y en 2022 ascendió a 1.433.949. (Le puede interesar: Una partitura global para la vida)
La razón de este crecimiento se debe a la apertura que ha tenido el país al mundo en los últimos años y a la promoción que instituciones como Fontur han hecho del ecoturismo, además de la biodiversidad y riqueza cultural únicas con que contamos. A lo largo y ancho del territorio nacional, los viajeros pueden toparse con toda variedad de ecosistemas, ubicados en todos los pisos térmicos, desde el nivel del mar hasta las nieves perpetuas, todos ellos caracterizados por su exuberancia en flora y fauna y por ser el capital cultural y social de comunidades.
Entre los maravillosos lugares se encuentra el Vía Parque Salamanca, una de las zonas que más recibe aves migratorias en Colombia y Suramérica, que viajan miles de kilómetros para llegar a estas tierras en busca alimento y resguardo en los ecosistemas de manglar y bosque seco, mientras pasa el invierno en sus habitad de origen. De acuerdo con datos de Parques Nacionales Naturales, de las 241 especies de aves registradas en Isla de Salamanca, 79 son migratorias.
En el Área Natural Única de Los Estoraques, ubicada en el municipio de la Playa de Belén, departamento de Norte de Santander, en plena cordillera Oriental, hay un paisaje en donde predominan inmensas columnas de piedra. Este es un sitio único, hogar de robles, halcones, garzas, zorros, murciélagos y de muchas especies endémicas. (Le recomendamos: En Colombia hay más de 7.000 plantas útiles, ¿para qué sirven?)
Además de su biodiversidad, los parques nutren la cultura de comunidades ancestrales. El parque Sierra Nevada de Santa Marta es el eje de la cosmovisión de los pueblos kogui, arhuaco, wiwa y kankuamo, quienes consideran a esta serranía el centro del universo. Lo mismo sucede con el parque Cocuy, sitio sagrado de los u´wa.
De esa ventaja es consciente el actual gobierno, que quiere apuntarle al turismo como motor de desarrollo económico. Además, busca que el ecoturismo sea una herramienta para promover la vida, la conservación y la paz con la naturaleza. Por eso, en los próximos años hará énfasis en actividades turísticas que democraticen la sociedad y fomenten la inclusión, la justicia social y una cultura de paz y reconciliación, no solo entre los colombianos, sino con la naturaleza.
Todo este enfoque se resume en una de las estrategias del Plan Sectorial de Turismo 2022-2026, que hace énfasis en la “democratización del turismo como fuerza transformadora para una cultura de paz, el disfrute de esta actividad para todos los colombianos, vinculando dentro de la cadena de valor del sector regiones valiosas por su diversidad natural y cultural que han tenido afectación por el conflicto armado, como herramienta para la construcción de una cultura de paz. Así mismo, a través de este eje se promoverá la función social y transformadora del turismo, el fortalecimiento de las capacidades y el desarrollo humano de las personas”. (También puede leer: ONU: estas son las acciones necesarias para reducir la contaminación por plásticos)
Sin embargo, esta riqueza natural con potencial ecoturismo también se encuentra en peligro. Basta con nombrar un par de ejemplos: el Parque Nacional Natural Cocuy posee el último casquete glacial de la cordillera Oriental que puede desaparecer por efectos del cambio climático. En las áreas marinas protegidas del Caribe y el Pacífico, los corales también se encuentran amenazados por la contaminación y la pesca indiscriminada.
La desaparición de esos ecosistemas no solo sería una pérdida de la exuberancia de la que tanto se enorgullece el país, sino una tragedia ambiental que afectaría la supervivencia de los colombianos. El nevado del Cocuy alimenta la cuenca del río Chicamocha, que provee de agua a una parte de la población andina que vive en la ladera occidental de la cordillera. De la misma manera, las cuencas de los ríos Casanare y Arauca que irrigan la Orinoquia dependen de esta sierra.
Como explica Luisz Olmedo Martínez, director de Parques Nacionales Naturales, “en estas circunstancias de amenaza a nuestros ecosistemas, es necesario que el ecoturismo no solo sea visto como una actividad recreativa, necesitamos que también cumpla con una labor de conservación. Y la mejor manera para hacerlo es que los turistas que vayan a estos parques se concienticen de la importancia de los ecosistemas que ven. Si visitamos el parque Chingaza, además de conocer los bellos paisajes del páramo, podamos entender cómo la lenta recolección de gotas hecha por los frailejones se filtra en el suelo y forma hilos de agua que alimentan las quebradas, lagunas y ríos de donde nos abastecemos. Aquí vemos cómo una actividad ecoturística nos puede dar una comprensión más basta del agua y de por qué es importante conservar estos ecosistemas”. (Le puede interesar: Tejiendo el buen vivir: innovaciones para transformar la Amazonia colombiana)
De esta manera, Parques Nacionales juega un papel protagónico en impulsar al ecoturismo como una actividad recreativa y de conservación. En Colombia hay 60 áreas protegidas, entre parques nacionales naturales y santuarios flora y fauna, más 4 distritos nacionales de manejo integrado que cubren el 24 por ciento del territorio nacional, incluido la superficie marina y terrestre. De estas, 36 tienen vocación ecoturística, pero 22 están abiertas. En estos lugares los visitantes pueden darse una idea de la biodiversidad y riqueza cultural con que cuenta el país. Si una persona quisiera o se propusiera recorrer las 22 áreas protegidas, conocería playas, todo tipo de bosques, ecosistemas áridos, páramos, nieves perpetuas, arrecifes…
Así, Parques Nacionales no solo promueve la faceta recreativa del ecoturismo, también quiere volverlo en “una estrategia de conservación y gestión, que contribuye al manejo efectivo del sistema de áreas protegidas, a la generación de beneficios sociales para las comunidades locales y las regiones”, explica Martínez.
A la faceta de lo que podría llamarse de turismo de naturaleza, habría que sumarle el agroturismo y el etnoturismo. Las áreas naturales cuentan con zonas de amortiguamiento en las que comunidades tienen una variedad de proyectos productivos que contribuyen a la conservación de los ecosistemas. Por ello también es importe que los viajeros no solo conozcan los parques, sino lo que hacen campesinos y comunidades indígenas y afro en pro del medioambiente y con las que Parques Nacionales Naturales tiene una relación histórica. Según datos de la institución, 41 áreas protegidas se relacionan con territorios de grupos étnicos y 38, con comunidades campesinas. (Le recomendamos: Es hora de replantear nuestra relación con la naturaleza)
Teniendo en cuenta lo anterior, Parque Nacionales ha preparado una campaña de comunicaciones llamada “Es Tiempo de Conocer y Cuidar”, cuyo objetivo es incentivar y fortalecer el ecoturismo en los parques naturales con esta vocación. La meta es llegar a 2.500.000 millones de visitantes en los próximos dos años.
A partir de hoy los colombianos podrán ver encontrar en más de 100 paraderos de buses de Bogotá, Bucaramanga, San Andrés, Cali, Armenia y Pereira y en las páginas de este periódico y en sus redes sociales publicidad dando a conocer los parques en los que se puede hacer ecoturismo. Allí también aparecerá un código QR que los dirige a una página donde podrán conocer las iniciativas conservacionistas de las comunidades étnicas y campesinas. Entre estas hay emprendimientos de ecoturismo que ofrecen avistamiento de aves, hospedaje, alimentación, guianza, interpretación y, por otro lado, están los procesos productivos que brindan experiencias inigualables en temas de artesanías, café, cacao, miel, ají. (También puede leer: Una nueva era para Colombia en la gestión del agua y las energías renovables)
Con esta campaña se quiere enfocar el ecoturismo como una herramienta para educar a los turistas colombianos y extranjeros en valores relacionados con la protección de la naturaleza y hacer la paz con ella. “Queremos decirles a los colombianos que nuestros parques nacionales son patrimonio de todos. La idea es, que cuando un turista visite un parque natural, además de conocer, comprenda la importancia de los ecosistemas y se enamore de ellos. Por eso hemos llamado a esta campaña “Es Tiempo de Conocer y Cuidar”, dice Martínez.
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