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El planeta enfrenta dificultades cada vez más alarmantes. La pérdida de biodiversidad y el cambio climático son dos de las crisis más complejas que hoy preocupan a la humanidad. Somos testigos de la extinción de especies de fauna y flora, y problemas como la pérdida del suelo. Como explica Wilson Ramírez, gerente de Soluciones Basadas en Naturaleza del Instituto Alexander von Humboldt, estamos viviendo en un planeta en desbalance. .
Si bien, el panorama no es muy alentador, la naturaleza ofrece oportunidades para contrarrestarlo. Por tal motivo, diferentes gobiernos se han trazado varias metas, como las planteadas en el Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica, firmado en diciembre de 2022. (Lea: Frenar la pérdida y desperdicio de alimentos, una tarea de todos)
En ese “pacto”, 196 países se comprometieron a restaurar, mantener y mejorar las contribuciones de la naturaleza a las personas, para el 2030. Con esto se pretende lograr, entre otras cosas, la regulación del aire, el agua y el clima, y la reducción del riesgo de enfermedades.
Para alcanzarlo, es importante implementar diversas estrategias, como las llamadas Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), es decir, acciones que aprovechan el poder de la biodiversidad para abordar algunos de los desafíos sociales más urgentes, como la amenaza de reducción de la disponibilidad del agua, el creciente riesgo de desastres naturales o el cambio climático.
Estas acciones abarcan una amplia gama de enfoques que van desde la restauración de ecosistemas tanto terrestres como marinos, hasta la gestión del recurso hídrico, o la reducción del riesgo de desastres. (Lea: Saber dónde restaurar, clave para recuperar los bosques del país)
De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) bosques, como el del Amazonas, proporcionan, entre otros beneficios, aire y agua limpios, estabilizan los suelos en zonas susceptibles a deslizamientos de tierra y ayudan a regular el clima al capturar carbono de la atmósfera. Entonces, si se previene la deforestación y la degradación de estos ecosistemas, se podría reducir significativamente las emisiones de carbono y, así, se evitarían peores impactos en un planeta que aumenta su temperatura cada vez más.
“Por otra parte, los bosques ayudan a regular el recurso hídrico cuando hay condiciones de escasez”, dice Melissa Abud, especialista en Adaptación al Cambio Climático de WWF. “Colombia es un país muy afectado por el fenómeno de El Niño en zonas andinas. Por la influencia del cambio climático se espera que estos fenómenos sean más intensos y frecuentes. Por eso, tener cuencas restauradas y con coberturas óptimas para mantener ese recurso hídrico en condiciones de escasez, es un servicio importantísimo y una tarea fundamental que debemos hacer”.
Así como los bosques andinos y amazónicos, hay otros ecosistemas que brindan a la humanidad beneficios que en ocasiones pasan desapercibidos. El aumento del nivel del mar y las tormentas, que cada vez pueden ser más intensas, hacen que las mareas suban y se adentren más en la tierra. Esto representa riesgos de inundaciones para millones de personas y una amenaza para las economías locales, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP). (Lea: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)
Para hacerle frente a esta situación, parte de la solución está en los manglares y los arrecifes de coral, que tienen la capacidad de disminuir la energía de las olas, brindando, de esta manera, protección a las comunidades costeras. Sin embargo, si no están en buen estado, no podrán realizar su trabajo. De acuerdo con cientificos consultados por la UNEP, “si el calentamiento global se mantiene como va, hasta un 90% de los arrecifes de coral podría desaparecer de aquí a 2050 debido a las prolongadas olas de calor en los océanos. Por eso es fundamental proteger y restaurar estos ecosistemas”.
Naturaleza para la salud
Dentro de las contribuciones de la naturaleza que menciona la meta del Marco de biodiversidad, también hay procesos que muchas veces no reconocemos, como la polinización, fundamental para que las plantas produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas.
Abud explica que hay diferentes organismos como las abejas, mariposas y algunos mosquitos que visitan las plantas que son fuente de néctar. “Ellos se cargan de su polen y visitan otras flores que requieren ese aporte para la fecundación. Luego se producen los frutos que finalmente nos representan muchos de los alimentos que consumimos en el día a día”.
Si se hace un mal manejo de las áreas de producción y de las áreas naturales que están a su alrededor, se pierden los polinizadores, su hábitat, los lugares donde tienen sus panales, sus sitios de reposo, o de reproducción y, de esa manera, se va perdiendo ese proceso. (Lea: Así está afectando el cambio climático la reproducción de 104 especies de aves)
También hay beneficios económicos, sociales y culturales, como explica Wilson Ramírez, del Instituto Humboldt. “Hay contribuciones de tipo material, como la comida, las medicinas que usamos, incluso la energía que viene de esas contribuciones de la biodiversidad”.
Algunos estudios han demostrado que la naturaleza, además, tiene la capacidad de influir en la salud física y mental de las personas. A comienzos de febrero de 2022, doctores de Canadá recibieron el “visto bueno” para poder prescribir “pasar tiempo con la naturaleza o visitar un parque natural”, como parte de tratamientos médicos. Se trata, en términos más técnicos, de “prescripciones de naturaleza”. Países como Corea del Sur y Estados Unidos ya llevan tiempo usándolas.
Por otro lado, “gracias a las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, que llevan habitando el territorio colombiano desde épocas ancestrales, sabemos de las diferentes cualidades de las plantas para la medicina. Ellos las han utilizado para múltiples remedios relacionados con enfermedades respiratorias, también para ofrecer calma en momentos de estrés, para reducir el dolor en el cuerpo o dolores de cabeza y la inflamación, entre otros usos”, explica la investigadora de WWF Colombia. (Lea: El elefante asiático ha perdido el 64% de sus hábitats durante 13 siglos)
Es por esto que, si no se implementan soluciones para restaurar, conservar y mejorar los ecosistemas, el planeta y los humanos seguirán perdiendo estas contribuciones que ayudan a mantener un balance. “Deberíamos empezar a estudiar la compleja relación entre agua, suelo y bosque, que es muy importante en temas como seguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad, el incremento de riesgos por desastres y, la contaminación de ríos y lagunas, que están haciendo que perdamos agua potable. Todo está relacionado e interconectado”, dice Ramírez, del Humboldt.
¿Qué hacer para cumplir con el objetivo?
Una de las principales inquietudes en torno a la restauración y mejoramiento de las contribuciones de la naturaleza tiene que ver con la manera en qué se cumplirá esta meta que se trazó en el acuerdo. Para Abud, uno de los puntos claves es la declaración de áreas protegidas. “Es una estrategia importante para conservar ecosistemas. Sin embargo, también es necesario garantizar la conectividad entre estas zonas para que las especies puedan migrar y reproducirse. De lo contrario, vamos a estar perdiendo esa calidad genética de la biodiversidad”, dice.
También es necesario tener áreas naturales en las ciudades. Al respecto, la investigadora de WWF recalca la importancia de establecer zonas y corredores verdes que ayuden a solventar las islas de calor, aquellos sitios dentro de las zonas urbanas donde se concentran altas temperaturas debido a la falta de vegetación. (Lea: El 22 % de la población de América Latina no puede acceder a una dieta saludable: ONU)
Si bien las instituciones, especialmente las ambientales, son las que deben tener la iniciativa de conservar la naturaleza y sus contribuciones, para los expertos es una tarea de todos. “Requerimos con urgencia la apropiación de estas contribuciones en nuestro día a día. Es un proceso complejo, en el que debemos entender que dependemos 100 % de la naturaleza y de sus beneficios, y que es mucho más valioso mantener en pie la biodiversidad que acabar con ella. Por eso, debemos trabajar múltiples soluciones con la naturaleza, no en contra de ella.”, dice Wilson Ramírez.
Como señala Abud, las comunidades deben cumplir un rol como veedores de las acciones que afectan los ecosistemas, y hacer un uso responsable para que se conserve la biodiversidad. Los sectores económicos también tienen la tarea de medir su impacto. “Las instituciones ambientales tienen unas metas muy claras, de restauración, mejoramiento de ecosistemas, conservación y de uso de efectivo. Esas metas son necesarias para que Colombia siga en una senda de sostenibilidad y de mantenimiento de la biodiversidad”, puntualiza.