¿Es la crisis planetaria una oportunidad para los jóvenes?
A partir del próximo sábado 23 de octubre, El Espectador lanza cuatro fascículos enfocados en mostrar cómo los grandes problemas que enfrenta la humanidad son a la vez una alternativa para el emprendimiento y la acción ciudadana.
Carolina Escallón
Cambio climático, contaminación por plástico y un sistema alimentario insostenible son grandes problemáticas que debemos solucionar de manera urgente. Pero ¿serán también oportunidades que los jóvenes colombianos pueden aprovechar? Con esta premisa en mente, la campaña BIBO, con la dirección técnica de WWF, decidió crear un nuevo coleccionable que estará disponible de manera digital a partir del próximo 23 de octubre.
Los fascículos destacarán cada sábado las historias de jóvenes que están convirtiendo los desafíos globales en negocios e iniciativas ciudadanas de amplio impacto. En el primer entregable, los lectores conocerán a María Alejandra Tellez, de 28 años, cofundadora de Climalab, una organización que creó junto con dos amigos en la Universidad y a la cual hoy se dedica por completo para ayudar a las comunidades a enfrentar el desafío de un clima más variable e intenso.
El siguiente sábado, conocerán a Camilo Monsalve, un paisa que después de quebrar en su primer negocio decide incursionar en la creación de productos de belleza sostenibles para hombres, con su marca Montesol. El champú sólido, uno de sus productos, es una manera de hacer frente a la crisis del plástico, teniendo en cuenta que el 75% de la contaminación marina global proviene de las ciudades y que el 56% de todos los plásticos utilizados en Colombia son empaques.
La tercera salida, les presentará a Nicole Muñoz, una joven de 25 años que creó Albacora, un emprendimiento que trae pesca artesanal desde el Pacífico para ofrecerla a clientes en Bogotá. Cuando BIBO la entrevistó se estaba preparando para su primera visita a esta zona de Colombia. Aunque casi a diario habla con comunidades pesqueras en Nuquí, Guapi y Buenaventura, su negocio comenzó en plena pandemia, justo cuando los restaurantes cerraron y los pescadores buscaban una manera de vender su producto. Muñoz se arriesgó a llevarlo a las casas y hoy trabaja con ellos en aumentar la demanda de especies que no son tan conocidas en Bogotá.
El último fascículo se enfoca en el turismo, una de las grandes apuestas del país en el marco de la recuperación económica y donde la naturaleza no sólo es protagonista, sino que debe ser protegida. Se explorarán historias de turismo comunitario sostenible y destinos como las reservas naturales de la sociedad civil, donde los jóvenes también son motores de transformación.
Información para actuar
Pero los coleccionables no sólo ofrecen una dosis de inspiración a través de las historias. En cada uno, se explica de manera didáctica, cuál es el costo de no actuar frente a cada uno de los problemas. Por ejemplo, en el primer fascículo los lectores entenderán que su taza de café está amenazada por el cambio climático: para el año 2050 se espera que la tierra apta para la producción de café en América Latina disminuya hasta un 88%, afectando los medios de vida de más de 100 millones de personas. En el segundo, comprenderán el costo oculto del plástico: por cada dólar que los productores pagan por este material, se calcula que los gobiernos y la sociedad pagarán al menos diez veces más para remediar sus impactos negativos.
Así, a medida que los lectores avancen por el coleccionable podrán dimensionar que las crisis climáticas, alimentarias y de la naturaleza están conectadas. Y cómo la producción y el consumo insostenibles son una causa de emisiones crecientes, que amenazan tanto la salud humana como la ambiental. Allí justamente, se hace un llamado a la acción. Además de crear emprendimientos u organizaciones, esta situación se enfrenta a través de acciones cotidianas. Es por ello que la última página del fascículo está destinada a crear un plan de acción personal; una hoja de ruta sobre qué hacer desde casa para ser parte de la solución.
El detector de mitos
En la era de las noticias falsas y de las redes sociales circula mucha información tergiversada o simplista sobre los asuntos ambientales. El coleccionable también busca poner en contexto estos mitos y darles a los jóvenes una oportunidad de profundizar y construir sus opiniones con argumentos. ¿Usted alguna vez ha pensado alguna de estas? Todos deben eliminar por completo el consumo de proteínas de origen animal: no más pescado, carne o pollo en todo el mundo. O, el clima de la tierra siempre ha cambiado, lo que estamos viviendo es inevitable y los humanos no tenemos la culpa. Cada sábado podrán descubrir si esto es verdad o no, o si es una visión limitada de la crisis.
Cambio climático, contaminación por plástico y un sistema alimentario insostenible son grandes problemáticas que debemos solucionar de manera urgente. Pero ¿serán también oportunidades que los jóvenes colombianos pueden aprovechar? Con esta premisa en mente, la campaña BIBO, con la dirección técnica de WWF, decidió crear un nuevo coleccionable que estará disponible de manera digital a partir del próximo 23 de octubre.
Los fascículos destacarán cada sábado las historias de jóvenes que están convirtiendo los desafíos globales en negocios e iniciativas ciudadanas de amplio impacto. En el primer entregable, los lectores conocerán a María Alejandra Tellez, de 28 años, cofundadora de Climalab, una organización que creó junto con dos amigos en la Universidad y a la cual hoy se dedica por completo para ayudar a las comunidades a enfrentar el desafío de un clima más variable e intenso.
El siguiente sábado, conocerán a Camilo Monsalve, un paisa que después de quebrar en su primer negocio decide incursionar en la creación de productos de belleza sostenibles para hombres, con su marca Montesol. El champú sólido, uno de sus productos, es una manera de hacer frente a la crisis del plástico, teniendo en cuenta que el 75% de la contaminación marina global proviene de las ciudades y que el 56% de todos los plásticos utilizados en Colombia son empaques.
La tercera salida, les presentará a Nicole Muñoz, una joven de 25 años que creó Albacora, un emprendimiento que trae pesca artesanal desde el Pacífico para ofrecerla a clientes en Bogotá. Cuando BIBO la entrevistó se estaba preparando para su primera visita a esta zona de Colombia. Aunque casi a diario habla con comunidades pesqueras en Nuquí, Guapi y Buenaventura, su negocio comenzó en plena pandemia, justo cuando los restaurantes cerraron y los pescadores buscaban una manera de vender su producto. Muñoz se arriesgó a llevarlo a las casas y hoy trabaja con ellos en aumentar la demanda de especies que no son tan conocidas en Bogotá.
El último fascículo se enfoca en el turismo, una de las grandes apuestas del país en el marco de la recuperación económica y donde la naturaleza no sólo es protagonista, sino que debe ser protegida. Se explorarán historias de turismo comunitario sostenible y destinos como las reservas naturales de la sociedad civil, donde los jóvenes también son motores de transformación.
Información para actuar
Pero los coleccionables no sólo ofrecen una dosis de inspiración a través de las historias. En cada uno, se explica de manera didáctica, cuál es el costo de no actuar frente a cada uno de los problemas. Por ejemplo, en el primer fascículo los lectores entenderán que su taza de café está amenazada por el cambio climático: para el año 2050 se espera que la tierra apta para la producción de café en América Latina disminuya hasta un 88%, afectando los medios de vida de más de 100 millones de personas. En el segundo, comprenderán el costo oculto del plástico: por cada dólar que los productores pagan por este material, se calcula que los gobiernos y la sociedad pagarán al menos diez veces más para remediar sus impactos negativos.
Así, a medida que los lectores avancen por el coleccionable podrán dimensionar que las crisis climáticas, alimentarias y de la naturaleza están conectadas. Y cómo la producción y el consumo insostenibles son una causa de emisiones crecientes, que amenazan tanto la salud humana como la ambiental. Allí justamente, se hace un llamado a la acción. Además de crear emprendimientos u organizaciones, esta situación se enfrenta a través de acciones cotidianas. Es por ello que la última página del fascículo está destinada a crear un plan de acción personal; una hoja de ruta sobre qué hacer desde casa para ser parte de la solución.
El detector de mitos
En la era de las noticias falsas y de las redes sociales circula mucha información tergiversada o simplista sobre los asuntos ambientales. El coleccionable también busca poner en contexto estos mitos y darles a los jóvenes una oportunidad de profundizar y construir sus opiniones con argumentos. ¿Usted alguna vez ha pensado alguna de estas? Todos deben eliminar por completo el consumo de proteínas de origen animal: no más pescado, carne o pollo en todo el mundo. O, el clima de la tierra siempre ha cambiado, lo que estamos viviendo es inevitable y los humanos no tenemos la culpa. Cada sábado podrán descubrir si esto es verdad o no, o si es una visión limitada de la crisis.