Especies cavernícolas: el secreto que esconden las cuevas de Caquetá y Amazonas
Luego de realizar una expedición, investigadores encontraron especies de peces, arañas, grillos, entre otros, que al parecer no habían sido vistos antes en el país.
Un grupo de investigadores de Instituto Humboldt y La Venta Esplorazioni Geografiche, una organización italiana, lograron llegar, de la mano de las comunidades locales, a las cuevas del Tepuy Yarí, en Caquetá, Amazonas, un área que forma parte del Escudo Guayanés, una de las formaciones geológicas más antiguas del mundo con presencia en Colombia, Venezuela Brasil y las Guayanas.
Allí identificaron especies cavernícolas terrestres y acuáticas, es decir, organismos animales o vegetales que están asociados a los ecosistemas subterráneos o cuevas. Estos ecosistemas pueden tener ríos de origen superficial (epigeos) o surgir bajo el suelo (hipogeo) y tener humedales subterráneos. (Lea: Pang Pha, la elefanta que aprendió a pelar bananos viendo a sus cuidadores humanos)
Entre las especies que encontraron, que por cierto, podrían ser nuevas, hay dos peces que tienen población dentro y fuera de la cueva. Una de ellas es un pequeño pez eléctrico, conocido como caloche o cuchillo (Gymnotus sp), de unos 15 cm de longitud, y la otra es un pez del género Erythrinus, grupo hermano de los conocidos dormilones o guabinas.
Además, los investigadores identificaron arañas látigo (amblipígidos), arañas clásicas, opiliones, (otro tipo de arácnidos); insectos y moscas como dípteros, y grillos, probablemente troglófilos o también cavernícolas facultativos, es decir, organismos que, con frecuencia, se hallan en el medio cavernícola, normalmente como respuesta a sus necesidades de vivir en ambientes húmedos y oscuros.
También se recolectaron muestras de organismos microscópicos que viven en las aguas subterráneas, conocidos como estigobiota acuática, y de guano, es decir, excremento de murciélagos y guácharos, donde hay muchos organismos asociados. (Lea: La evolución de ojo humano se la deberíamos a una bacteria que nos prestó un gen)
“Durante tres años estuvimos trabajando de la mano con las autoridades indígenas locales del Resguardo Monochoa, tratando de ingresar en esta zona, lo cual no fue fácil debido a las condiciones del territorio, a temas de orden público y a que estas cuevas se encuentran a unos tres días de distancia desde Araracuara. Esta exploración comenzó el 21 de febrero y allí estuvimos hasta el 2 de marzo, tiempo en el que recolectamos información biológica y ecológica muy interesante en estas cuevas cuarcíticas”, contó Carlos Andrés Lasso Alcalá, investigador del Centro de Colecciones y Gestión de Especies de la Dirección del Conocimiento.
Las muestras recolectadas se encuentran en proceso de análisis por parte de expertos de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de La Guajira, que en los próximos meses las estudiarán para determinar cuáles de estas especies son nuevas. (Lea: La NASA crea un hábitat con impresora 3D para simular la vida en Marte)
“En este momento, se está haciendo un inventario de cuántas cavidades hay en el país; pero, se estima que pueden superar con creces el millar. En todas partes del mundo existen este tipo de ecosistemas subterráneos, aunque Colombia se destaca por tener una gran variedad gracias a sus tres cordilleras”, indica Lasso.
En el país, este tipo de ecosistemas subterráneos se pueden encontrar en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía de Perijá, la Cordillera Cundi-Boyacense-Santandereana; el Catatumbo; el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; la Serranía de Chiribiquete, Serranía de La Lindosa, la Sierra de la Macarena, los cerros y serranías de La Guajira y el Desierto de La Tatacoa; entre otros.
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Un grupo de investigadores de Instituto Humboldt y La Venta Esplorazioni Geografiche, una organización italiana, lograron llegar, de la mano de las comunidades locales, a las cuevas del Tepuy Yarí, en Caquetá, Amazonas, un área que forma parte del Escudo Guayanés, una de las formaciones geológicas más antiguas del mundo con presencia en Colombia, Venezuela Brasil y las Guayanas.
Allí identificaron especies cavernícolas terrestres y acuáticas, es decir, organismos animales o vegetales que están asociados a los ecosistemas subterráneos o cuevas. Estos ecosistemas pueden tener ríos de origen superficial (epigeos) o surgir bajo el suelo (hipogeo) y tener humedales subterráneos. (Lea: Pang Pha, la elefanta que aprendió a pelar bananos viendo a sus cuidadores humanos)
Entre las especies que encontraron, que por cierto, podrían ser nuevas, hay dos peces que tienen población dentro y fuera de la cueva. Una de ellas es un pequeño pez eléctrico, conocido como caloche o cuchillo (Gymnotus sp), de unos 15 cm de longitud, y la otra es un pez del género Erythrinus, grupo hermano de los conocidos dormilones o guabinas.
Además, los investigadores identificaron arañas látigo (amblipígidos), arañas clásicas, opiliones, (otro tipo de arácnidos); insectos y moscas como dípteros, y grillos, probablemente troglófilos o también cavernícolas facultativos, es decir, organismos que, con frecuencia, se hallan en el medio cavernícola, normalmente como respuesta a sus necesidades de vivir en ambientes húmedos y oscuros.
También se recolectaron muestras de organismos microscópicos que viven en las aguas subterráneas, conocidos como estigobiota acuática, y de guano, es decir, excremento de murciélagos y guácharos, donde hay muchos organismos asociados. (Lea: La evolución de ojo humano se la deberíamos a una bacteria que nos prestó un gen)
“Durante tres años estuvimos trabajando de la mano con las autoridades indígenas locales del Resguardo Monochoa, tratando de ingresar en esta zona, lo cual no fue fácil debido a las condiciones del territorio, a temas de orden público y a que estas cuevas se encuentran a unos tres días de distancia desde Araracuara. Esta exploración comenzó el 21 de febrero y allí estuvimos hasta el 2 de marzo, tiempo en el que recolectamos información biológica y ecológica muy interesante en estas cuevas cuarcíticas”, contó Carlos Andrés Lasso Alcalá, investigador del Centro de Colecciones y Gestión de Especies de la Dirección del Conocimiento.
Las muestras recolectadas se encuentran en proceso de análisis por parte de expertos de la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de La Guajira, que en los próximos meses las estudiarán para determinar cuáles de estas especies son nuevas. (Lea: La NASA crea un hábitat con impresora 3D para simular la vida en Marte)
“En este momento, se está haciendo un inventario de cuántas cavidades hay en el país; pero, se estima que pueden superar con creces el millar. En todas partes del mundo existen este tipo de ecosistemas subterráneos, aunque Colombia se destaca por tener una gran variedad gracias a sus tres cordilleras”, indica Lasso.
En el país, este tipo de ecosistemas subterráneos se pueden encontrar en la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía de Perijá, la Cordillera Cundi-Boyacense-Santandereana; el Catatumbo; el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; la Serranía de Chiribiquete, Serranía de La Lindosa, la Sierra de la Macarena, los cerros y serranías de La Guajira y el Desierto de La Tatacoa; entre otros.
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