Estas son las plantas endémicas que podrían desaparecer de los páramos colombianos
Colombia alberga uno de los ecosistemas de alta montaña más diversos del mundo. Desafortunadamente, múltiples fenómenos amenazan los páramos en Colombia como la agricultura extensiva, la ganadería, la minería, la contaminación y el cambio climático. Por eso, un grupo de investigadores del Instituto Humboldt presentó una evaluación del estado de conservación de 148 especies.
Paula Casas Mogollón
Juan Pablo Correa
Mientras que en otros ecosistemas de gran altura del mundo, como la Sierra Nevada de España, en un área de 16 m², se pueden encontrar de 16 a 50 especies, en los páramos de los Andes pueden habitar de 74 a 144 especies de plantas en el mismo espacio.
Según el Instituto Humboldt más de 3.500 especies de plantas vasculares (que tienen tallo y flor) viven en los páramos Andinos, el 60% de ellas son endémicas. Es decir, plantas que son particulares y propias de ese ecosistema y tienen zonas de dispersión muy pequeñas. Por eso, cualquier alteración en su ecosistema puede extinguirlas. (Lea: La conservación de páramos: un trabajo que no se logra sin las comunidades)
Cuando uno habla de un riesgo de extinción de una especie habla de dos cosas: qué tan vulnerable es y si tiene amenazas. “Una especie que está presente en un solo sitio en todo el mundo, tiene alto riesgo de desaparecer si algo sucede”, explica Carolina Castellanos, investigadora del Instituto Humboldt.
Por ejemplo, en los páramos, las plantas “tienen que tolerar grandes fluctuaciones diarias de temperatura, están sometidas a alta radiación UV, baja presión atmosférica, fuerte variación estacional en la disponibilidad de agua y muchas veces a fuertes vientos”, explican en el libro Lista Roja de Plantas Vasculares Endémicas de la Alta Montaña.
Este libro lo publicó el Instituto Humboldt y la Universidad Icesi para tener una fuente de información sobre el estado de conservación de las plantas de estos ecosistemas. La mitad de las 144 plantas que se registraron en la publicación están en algún estado de amenaza.
“Antes de pensar si es necesario restaurar o reintroducir, es necesario ir a donde han estado históricamente para ver su estado”, dice Castellanos. (Le puede interesar: “Nuestros páramos se están calentando casi al mismo ritmo que el Ártico, pero no reciben la misma atención”)
Estas acciones permiten dirigir los esfuerzos hacia la conservación de las especies que habitan los páramos. Además, aporta información a la Estrategia Nacional para la Conservación de Plantas (ENCP) que adelanta la evaluación de más de 24.000 especies en el país.
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Mientras que en otros ecosistemas de gran altura del mundo, como la Sierra Nevada de España, en un área de 16 m², se pueden encontrar de 16 a 50 especies, en los páramos de los Andes pueden habitar de 74 a 144 especies de plantas en el mismo espacio.
Según el Instituto Humboldt más de 3.500 especies de plantas vasculares (que tienen tallo y flor) viven en los páramos Andinos, el 60% de ellas son endémicas. Es decir, plantas que son particulares y propias de ese ecosistema y tienen zonas de dispersión muy pequeñas. Por eso, cualquier alteración en su ecosistema puede extinguirlas. (Lea: La conservación de páramos: un trabajo que no se logra sin las comunidades)
Cuando uno habla de un riesgo de extinción de una especie habla de dos cosas: qué tan vulnerable es y si tiene amenazas. “Una especie que está presente en un solo sitio en todo el mundo, tiene alto riesgo de desaparecer si algo sucede”, explica Carolina Castellanos, investigadora del Instituto Humboldt.
Por ejemplo, en los páramos, las plantas “tienen que tolerar grandes fluctuaciones diarias de temperatura, están sometidas a alta radiación UV, baja presión atmosférica, fuerte variación estacional en la disponibilidad de agua y muchas veces a fuertes vientos”, explican en el libro Lista Roja de Plantas Vasculares Endémicas de la Alta Montaña.
Este libro lo publicó el Instituto Humboldt y la Universidad Icesi para tener una fuente de información sobre el estado de conservación de las plantas de estos ecosistemas. La mitad de las 144 plantas que se registraron en la publicación están en algún estado de amenaza.
“Antes de pensar si es necesario restaurar o reintroducir, es necesario ir a donde han estado históricamente para ver su estado”, dice Castellanos. (Le puede interesar: “Nuestros páramos se están calentando casi al mismo ritmo que el Ártico, pero no reciben la misma atención”)
Estas acciones permiten dirigir los esfuerzos hacia la conservación de las especies que habitan los páramos. Además, aporta información a la Estrategia Nacional para la Conservación de Plantas (ENCP) que adelanta la evaluación de más de 24.000 especies en el país.
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