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Ciudades como París ahora parecen Barcelona. Así lo describen algunos de sus habitantes, para quienes en esta época del año, pleno enero del 2023, no era común la posibilidad de sentarse con un abrigo ligero en una terraza para tomar café. Una situación similar experimentan quienes se encuentran en Leutasch, Austria, donde se ve a turistas en pistas de esquí en medio de praderas sin nieve. Incluso en Bosnia, destino atractivo para quienes también practican ese deporte, las personas se sientan a tomar café en estaciones de esquí convertidas en montañas verdes y soleadas.
Esto se debe a que las temperaturas se están volviendo más calientes en ciertas partes de Europa, donde se supone debería ser invierno hasta finales de marzo. Ese es el caso de países que batieron su récord el 1 de enero con la marca más alta de temperatura en este mes: Liechtenstein, con 20°C; República Checa, con 19,6°C; Polonia, con 19°C; Países Bajos, con 16,9°C; Bielorrusia, con 16,4°C; Lituania, con 14,9°C; Dinamarca, con 12,6°C; Letonia, con 11,1°C, según la lista que desplegó la página Géoclimat.
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Aunque expertos coinciden en que no se puede catalogar a este aumento de temperatura como a una ola de calor, sí genera preocupación por la actual crisis climática que tiene un importante impacto en los ecosistemas. Por ejemplo, la temperatura media aumentó en Francia unos 8° centígrados por encima de su escala normal durante el pasado 31 de diciembre.
Lo mismo sucedió en Alemania donde se registró una temperatura de 17,9° C, dos grados por encima del punto más alto que se había registrado en 1977. En Francia, por su parte, la temperatura medio aumentó 8° durante el último día del 2022. En Bilbao, España, también se rompieron récords con 25,1 ° y Varsovia, Polinia, le siguió el paso con 19° C durante Año Nuevo.
“Es el evento cálido anómalo más extremo de la historia europea”, le afirmó en un correo al periódico El País el climatólogo Maximiliano Herrera.
Sin embargo, si este aumento de temperatura se hubiera presentado en pleno verano europeo, sí podría llamarse ola de calor y sus temperaturas serían mucho mayores e incluso más perjudiciales para el medio ambiente y sus habitantes. “Si eso hubiera pasado en pleno verano, estaríamos hablando de 43 o 44°C en Alemania y Polonia, y 40°C en Bielorrusia, además de Holanda y Bélgica. Esto causaría cientos de muertos como mínimo”, explicó Herrera.
¿Cuáles son las causas?
Expertos como Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet), afirman que este inusual aumento de temperaturas está directamente relacionado a la “entrada de una masa de aire subtropical muy cálido que subió hasta latitudes muy altas del continente europeo, impulsada por vientos de componente sur”.
Por la misma línea, el cambio climático es también un componente principal para que este tipo de eventos sucedan. Según Del Campo, los gases de efecto invernadero tienen “dopada” a la atmósfera, pues no sólo están subiendo las temperaturas medias, sino que también están cambiando los patrones atmosféricos que hacen que las olas de calor sean cada vez más potentes y recurrentes. “Lo que antes era calor ahora es ola de calor, y lo que era ola de calor, ahora es ola de calor extrema”, puntualiza el experto.
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Ahora, aunque el actual episodio cálido podría ser catalogado más bien como una ola de no-frío, pues no incomoda a los habitantes de ciudades como París, Varsovia o Leutasch, sus impactos sí pueden afectar a la agricultura, la biodiversidad e incluso la economía generada por las estaciones de esquí, pues quienes practican este deporte esperan encontrar pistas de nieve y no montañas llenas de verde y maleza.
Según expertos, aunque el pico tuvo lugar el 31 de diciembre, las temperaturas altas continuarán en Europa hasta mediados de enero, y las predicciones estacionales, basadas en este tipo de eventos, apuntan a un invierno más cálido de lo normal.