Publicidad

Evidencia científica: clave en la toma de decisiones sobre biodiversidad en el país

Información institucional.

Gisèle Didier L.*
06 de junio de 2023 - 04:38 p. m.
El tomador de decisión, y más aún en un régimen democrático, debería tener en consideración la evidencia científica enmarcada dentro del contexto social, económico, político.
El tomador de decisión, y más aún en un régimen democrático, debería tener en consideración la evidencia científica enmarcada dentro del contexto social, económico, político.
Foto: Pixabay
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El recientemente aprobado marco global de biodiversidad de Kunming Montreal reiteró algo que, para quienes llevamos trabajando por la conservación y uso sostenible de la biodiversidad desde finales del siglo pasado, es una verdad de perogrullo: “La biodiversidad es fundamental para el bienestar humano, para un planeta sano y para la prosperidad económica de todas las personas, en particular para vivir bien en equilibrio y en armonía con la Madre Tierra.

Dependemos de ella para obtener alimentos, medicamentos, energía, aire y agua; para la protección frente a desastres naturales, así como para el ocio y la inspiración cultural, además de que sostiene todos los sistemas de vida en La Tierra.” Y continúa: “…a pesar de los esfuerzos en curso, la biodiversidad se está deteriorando en todo el mundo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad.” A este proceso acelerado de pérdida de biodiversidad se suman dos crisis planetarias adicionales, el cambio climático y la contaminación. (Lea: ¿Por qué salvar polillas podría ser igual de importante que preservar abejas?)

Hoy en día contamos con una enorme cantidad de evidencia científica que documenta el calentamiento global, los efectos del cambio climático, los procesos de pérdida de la biodiversidad, la contaminación y cada vez más son evidentes los riesgos que esto representa para la vida en nuestro planeta, para nuestra salud y supervivencia. Por ejemplo, desde 1958, la Institución Scripps de Oceanografía viene midiendo el dióxido de carbono medio mensual en el Observatorio de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos en Hawaii. Estos datos de dióxido de carbono constituyen el registro más largo de mediciones directas de CO2 en la atmósfera.

De otra parte, tal como se reporta en la Evaluación Global de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos realizada por la Plataforma Intergubernamental IPBES en 2019, el número de especies de vertebrados amenazados muestra una amplia variación geográfica (tanto en ambientes terrestres como acuáticos) y es particularmente elevado en zonas que tienen una alta proporción de especies de distribución restringida, como es el caso de Colombia. (Lea: Deuda por naturaleza, una propuesta beneficiosa para el ambiente y los países)

¿Será que la investigación que se ha realizado para comprender los procesos de pérdida de biodiversidad derivados de nuestra manera de relacionarnos con el entorno natural, de ocupar el territorio sumado a otros fenómenos como, por el ejemplo, el cambio climático no ha sido suficiente, o quizás desde la ciencia no hemos sabido comunicar los resultados?

Las decisiones de política tomadas únicamente con evidencia científica son profundamente tecnocráticas y pueden resultar hasta dañinas para la sociedad. Se espera del tomador de decisión, y más aún en un régimen democrático, que tome en consideración la evidencia científica enmarcada dentro del contexto social, económico, político; entendiendo el ciclo legislativo, dentro del marco legal, incluyendo consideraciones éticas y, en general, entendiendo las necesidades de la sociedad. Y desde la mirada de los investigadores, surgen varios desafíos:

El primero tiene que ver con la comunicación: El asesoramiento científico al formulador de política debe estar basado en conocimiento sólido, imparcial, legítimo y comprensible. Los asesores científicos deben trabajar como “brokers” de conocimiento. Un desafío significativo para los comunicadores de evidencia científica es poder comunicar de manera sencilla y clara los datos, la información, el conocimiento. En ocasiones, plantear posibles escenarios futuros, a partir de la prospectiva, puede ser de utilidad: Poner el foco de atención en el futuro, en los posibles escenarios o consecuencias al tomar una decisión de política. Al visualizar una amplia gama de posibles desarrollos, desde probables hasta muy improbables y desde deseables hasta indeseables, la prospectiva puede lograr asesorar políticas más preparadas para el futuro. (Lea: En Colombia hay más de 7.000 plantas útiles, ¿para qué sirven?)

El segundo desafío tiene que ver con la oportunidad: El tomador de decisión, el formulador de políticas, generalmente necesita insumos de manera inmediata. Y los investigadores quieren tener más datos, más información, más conocimiento. Es un engranaje en donde la toma de decisiones es una rueda rápida y la ciencia es una rueda lenta.

El tercer desafío implica navegar entre un océano de marcos conceptuales: Hablamos de la triple hélice, la cuádruple hélice y la quíntuple hélice de los modelos de innovación; de las políticas de innovación transformativa, de las políticas orientadas por misiones… Pero lo que es claro es que en un escenario de triple crisis planetaria en donde la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y la contaminación amenazan nuestra supervivencia, es imperativo contar con respuestas disruptivas, innovadoras, que impulsen a un cambio transformador. Solo así podremos revertir la tendencia de colapso en la que nos encontramos.

Un cuarto elemento sobre el cual decidir es la aproximación: Surge la oportunidad de trabajar en un amplio espectro de intervenciones que va desde un asesoramiento científico a la política de arriba hacia abajo, que es lo propio de la acción del Estado, hasta el trabajo con comunidades de abajo hacia arriba. En el caso del trabajo con comunidades locales que estén dispuestas a integrar la biodiversidad y la resiliencia climática en sus modos de vida, se generan procesos de co-creación de conocimiento, de fortalecimiento de capacidades, de prácticas sostenibles, de desarrollo de economías basadas en el uso sostenible de la biodiversidad, de aplicación de la política y el marco normativo y de la puesta a prueba de la política non nata, generando procesos de empoderamiento en comunidades que optan por dar forma a su futuro, sin necesariamente depender exclusivamente de la acción del Estado. (Lea: Acuerdo histórico para exportar cacao del Putumayo)

Un ejemplo concreto y actual es el caso del trabajo con comunidades parameras que han demostrado interés de sumarse a la agenda del Instituto Humboldt en Páramos y Alta Montaña enfocada en la gestión integral de estos importantes ecosistemas. En este marco, estamos abordando el desarrollo de actividades agrícolas de bajo impacto, procesos de restauración, fortalecimiento de planes de manejo y de esquemas de gobernanza, garantizando la conservación de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos y gestionando conflictos socioambientales hacia la reconciliación con la naturaleza.

La aprobación del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú), a través de la Ley 2273 de 2022, representa una oportunidad para una mayor circulación y disponibilidad de la información y para fortalecer la participación pública en los procesos de toma de decisiones y veedurías en materia ambiental.

En este sentido, plataformas de información como el Sistema de Información en Biodiversidad (https:/biodiversidad.co) que opera como red nacional de datos abiertos sobre biodiversidad, en la que participa la academia, autoridades ambientales y territoriales, centros de investigación, empresas y organizaciones no gubernamentales; Biotablero (http://biotablero.humboldt.org.co/) con sus módulos de consultas geográficas y portafolios y su diccionario de indicadores relacionados con biodiversidad adquieren relevancia.

Pero no serán suficientes para garantizar ni que los tomadores de decisiones, los formuladores de política, ni la sociedad en general apropien el conocimiento disponible que permita transitar hacia un desarrollo sostenible. Deberemos seguir generando espacios de interacción, aún entre humanos. Estamos ante una nueva oportunidad para fortalecer la relación entre la ciencia, la política y la sociedad, y de cuyo éxito dependerá que Colombia sea potencia mundial de la vida.

*Directora de Conocimiento del Instituto Humboldt

Por Gisèle Didier L.*

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar