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Frenar la pérdida y desperdicio de alimentos, una tarea de todos

En el mundo, aproximadamente el 40% de la comida que se produce no se consume, aun así, la producción de alimentos representa un alto índice en las emisiones de gases de efecto invernadero globales, siendo el desperdicio una de las mayores amenazas para el planeta.

14 de abril de 2023 - 07:49 p. m.
En Colombia se calcula que 1.5 millones de toneladas anuales se desperdician en los hogares, según WWF.
En Colombia se calcula que 1.5 millones de toneladas anuales se desperdician en los hogares, según WWF.
Foto: Esteban Vega La-Rotta @estebanvegalr WWF COLOMBIA - ESTEBAN VEGA LA-ROTTA
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Comer es quizá una de las actividades que tenemos en común las personas en el mundo. Sin embargo, aunque existe la capacidad de producir alimentos para todos los habitantes del planeta, más de 820 millones de personas sufren desnutrición crónica, según datos de Naciones Unidas.

Lo grave no es solo la mala distribución, sino la pérdida y desperdicio de alimentos. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los alimentos que no son aprovechados, podrían alimentar a 1.260 millones de personas hambrientas cada año, pues un tercio de toda la comida que se produce globalmente se pierde o se desperdicia. (Lea: Expedición científica estudiará la bahía Tukakas, en el norte de La Guajira)

Es importante diferenciar estas dos palabras. La pérdida ocurre en las etapas de producción agropecuaria, almacenamiento y procesamiento o trasformación. “Hay mucha comida que ni siquiera sale de los campos. Eso a veces está asociado a la variabilidad climática, las plagas, las enfermedades, la estandarización de la industria de alimentos, la mala infraestructura, entre otros factores que están potenciando que esa comida se quede en los campos”, explica Camila Cammaert, Coordinadora de Sistemas Alimentarios Sostenibles en WWF Colombia.

Entre esos otros factores está, por ejemplo, la infraestructura. Si las carreteras para transportar los alimentos no están en estado óptimo, ni los centros de abastecimiento cuentan con las condiciones necesarias, eso genera un riesgo.

Por otro lado, está el desperdicio, que ocurre durante la etapa de distribución y consumo. Según datos de WWF, se calcula que 1.5 millones de toneladas anuales se desperdician en los hogares, esto es equivalente a 32 kilos por persona. (Lea: Especies cavernícolas: el secreto que esconden las cuevas de Caquetá y Amazonas)

Los motivos por los que las personas desperdician son muchos. La apariencia del producto es uno de esos. “No nos gusta la papa más chiquita, la zanahoria deforme, la manzana que no es completamente verde, el tomate magullado”, agrega Cammaert.

Por lo general, los niveles de pérdidas son más elevados en las frutas y hortalizas, mientras que en el caso del desperdicio los niveles son altos en todos los alimentos, especialmente en los de origen animal, así como frutas y hortalizas, según un estudio de la FAO sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación.

Pero, ¿por qué desperdiciar es una de las mayores amenazas del planeta? Según explica la experta de WWF, la producción de alimentos es uno de los principales motores del cambio del uso del suelo. “Hemos modificado ecosistemas como bosques, sabanas, humedales, lagos para producir la comida. Por eso tiene una huella tan grande en términos de extinción, tanto de ecosistemas, como de los procesos asociados al funcionamiento de estos, así como de especies”, dice. (Lea: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)

El uso de químicos, para el control de plagas y enfermedades, fertilizantes, quemas, entre otras prácticas poco amigables con el ambiente son otros de los elementos relacionados con la producción de alimentos que generan impacto sobre la naturaleza. A eso hay que sumarle que el uso de maquinarias, tanto en el proceso de producción, como de distribución, representa un porcentaje importante en la emisión de gases de efecto invernadero.

En un estudio publicado en la revista Nature Food, un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Illinois en EE.UU, estimó que las emisiones en 2010 de 171 cultivos y 16 productos ganaderos, con datos de 200 países, fueron equivalentes a 17.318 millones de toneladas métricas de CO2 al año, de los cuales el 57 % corresponde a la producción de alimentos de origen animal, el 29 % a la de origen vegetal y el 14 % a otros aprovechamientos, como el caucho y el algodón.

La carne, leche de vaca, seguida de la carne de cerdo, son los alimentos de origen animal que más contribuyen a estas emisiones. Sin embargo, Cammaert dice que el desperdicio de alimentos es significativo respecto a las emisiones. Se calcula que alrededor de un 10% del total global está asociado es este fenómeno. (Lea: El paso a seguir tras el acuerdo que busca salvar la biodiversidad mundial)

¿Qué podemos hacer para reducir esta problemática?

La pérdida y desperdicio de alimentos es un problema en el que todas las personas tenemos un rol. “Estos temas de sistemas alimentarios son de muchos, no solo de ambiente, ni agricultura, también es un tema salud, de comercios, de los empresarios, productores y consumidores. Creo que entre más personas se sumen y desde su rol aporten, la conversación será mucho mejor”, manifiesta Cammaert.

En las actividades cotidianas algunas recomendaciones para contribuir a la solución son:

  • En lo posible, compre directamente a los productores, y consuma alimentos locales. De esta manera estaríamos contribuyendo a la reducción de gases de efecto invernadero.
  • Compre solo lo que se necesita. Para esto es importante hacer una lista antes de ir a la plaza, la tienda o el mercado, y abstenerse de comprar productos que no necesita.
  • No juzgue los alimentos por su apariencia. A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque no se ven “bonitas”, pero su sabor es el mismo. En caso de que una fruta esté muy madura, puede usarla para preparar batidos, zumos y postres.
  • Almacene correctamente los alimentos que no usó en contenedores herméticos para mantenerlos frescos. Antes de preparar una receta revise si ya tiene algún producto y use los que tenía guardados.
  • Los alimentos desperdiciados pueden ser útiles. En lugar de tirar a la basura desechos de comida, haga compost con ellos.
  • Consuma especies de peces que sean abundantes, antes que otras que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún. Con las frutas haga lo mismo, Colombia es un país muy diverso donde prácticamente hay cosechas todo el año que puede aprovechar.
  • Trate de consumir una vez por semana una comida a base de legumbres o cereales “antiguos” como la quinua.

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