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Ganadores premio BIBO 2021

El 27 de octubre en nombre de El Espectador, la Campaña BIBO y nuestros aliados Unión Europea en Colombia e ISAGEN se anunciaron los ganadores del Premio Bibo 2021 en su onceava edición: Recuperación económica verde, justa y resiliente un año para resurgir, del despertar.

04 de noviembre de 2021 - 02:00 p. m.
Ganadores premio BIBO 2021.
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Foto: Getty Images
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Los “delfines” que protegen el bosque en el Chocó

En el Pacífico chocoano dos comunidades étnicas y la empresa Biofix se juntaron para proteger más de 100.000 hectáreas de bosque húmedo tropical. Delfines Cupica REDD+, ganador del premio Bibo 2021 en la categoría acciones enmarcadas en soluciones basadas la naturaleza.

La deforestación es uno de los delitos que mayores impactos negativos tiene sobre el ambiente y el país. Según el Ministerio de Ambiente, durante el 2020 se deforestaron más de 171.000 hectáreas, lo que significó un aumento del 8 % respecto al 2019. Este fenómeno, en departamentos como el Chocó, donde se presentan las cifras de pobreza multidimensional y necesidades básicas insatisfechas más altas del país, pone en riesgo la seguridad alimentaria de sus habitantes, la gobernanza territorial y los servicios ecosistémicos prestados por los bosques húmedos tropicales en uno de los hotspots de biodiversidad reconocido a escala mundial.

Sin embargo, desde el 2010, los Consejos Comunitarios Costa Pacífica Norte del Chocó Los Delfines y Cupica, de los municipios de Bahía Solano y Juradó en el Pacífico chocoano, adelantan junto a Biofix la protección de 103.022 hectáreas de bosque húmedo tropical con el mecanismo REDD+, cuyo objetivo es reducir las emisiones generadas a causa de la deforestación y degradación de bosques. Como resultado del proyecto, se ha logrado reducir y certificar 289.822 toneladas de CO2 en promedio, por año.

Además, casi 7.000 personas pertenecientes a los consejos comunitarios involucrados en el proyecto se benefician social y económicamente, ya que, gracias a las acciones de conservación, han realizado inversiones y mejorías en sectores claves como educación, infraestructura vial, mejoramiento de las sedes de los consejos, alcantarillados y centros de salud.

A la reducción de emisiones de CO2 se suma la siembra de 17.000 plantas y la protección de fuentes hídricas y manglares. Algunas especies florales como choiba, cedro, roble, guayacán negro, algarrobo y caoba se han salvaguardado gracias a Delfines Cupica REDD+. Por su parte, especies como la tortuga carey y el pez sierra, que están en peligro crítico, además de la ballena jorobada, el bocachico y la tángara del tatama también se benefician de la protección que se deriva de este proyecto.

Por estas razones, Jhuver González, presidente y representante legal del Consejo Comunitario Los Delfines de Bahía Solano, señala que “este reconocimiento es muy importante para nuestro consejo comunitario, ya que refleja que hemos hecho bien las actividades en pro del medio ambiente y su conservación. Seguimos trabajando por la conservación ambiental y lo más importante es la conciencia que hoy se tiene en las comunidades frente a los cambios climáticos que se están presentando”. Mientras tanto, Carlos Andrés Hurtado, representante legal del Consejo Comunitario de Cupica, complementa: “Es un motivo de orgullo contar con este reconocimiento, ya que este es un proyecto ambiental y económico, donde le apostamos al desarrollo de los pueblos y a la conservación de bosques con procesos de reforestación”.

Iniciativas como esta conjugan el mecanismo de REDD+, que surge en el seno de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Cmnucc), y el mercado de carbono colombiano, que busca incentivar a los contribuyentes para que compensen sus emisiones de gases de efecto invernadero con la adquisición de créditos de carbono. De esta manera, se impulsa la protección de áreas significativas de bosques para capturar carbono, a la vez que se mejora la calidad de vida de las comunidades étnicas que habitan estos territorios.

Por eso, Ana Milena Plata, gerente de Biofix, concluye: “Esperamos seguir aportando, a través de proyectos como este, al mejoramiento de la calidad de vida de comunidades étnicamente diferenciadas y a la mitigación de los efectos del cambio climático en Colombia y América Latina, apalancados en el mercado de carbono”.

Una nueva vida para envases y empaques

Gracias a la implementación del programa de economía circular, Postobón evitó que más de 52.000 toneladas de material reciclable llegaran a rellenos sanitarios del país del 2020 al primer semestre del 2021, lo que a su vez logró reducir la emisión de 13.000 toneladas de CO2. Postobón, ganador del premio Bibo 2021 en la categoría Construcción de empleos verdes.

Los datos más recientes que ofrece el informe “de “Disposición final de residuos del Departamento Nacional de Planeación (DNP)” indican que de los doce millones de residuos sólidos que se generaron en el país durante el 2019 solo fue reciclado el 16,5 % (algo menos de dos millones).

Conscientes de esta problemática que contamina ríos y mares, y genera emisiones de gases de efecto invernadero, entre otros impactos negativos sobre el medio ambiente, Postobón inició desde el 2014 una serie de ejercicios e iniciativas que le han permitido reciclar materiales, aprovechar materias primas, ahorrar dinero y reducir el impacto ambiental de sus actividades.

“En el 2014 empezamos un ejercicio con uno de nuestros proveedores para incorporar material reciclado en envases de PET —uno de los plásticos más utilizados en la elaboración de botellas—, luego de esto continuamos trabajando con nuestro equipo de envases y empaques en aligeramientos que nos permitieran utilizar menos materia prima”, señalan en la empresa. Hace tres años, crearon la Gerencia de Responsabilidad Extendida, así como el programa de economía circular, que les ha permitido alcanzar los resultados que los hicieron merecedores de esta distinción.

Postobón define la economía circular como “darle valor a algo que se consideraba un residuo, convirtiéndolo en materia prima con potencial de ser reincorporado en procesos productivos. Por ejemplo, convertir una botella plástica usada en nueva botella, evitando que vaya a un relleno sanitario o contamine los ecosistemas”. Para poder ejecutar este programa, la compañía diseñó tres líneas de acción.

La primera estrategia la componen los puntos de entrega voluntaria y las aplicaciones móviles. Con campañas informativas y de sensibilización, se llama la atención de los usuarios para que depositen los empaques de PET, tetrabrik —un tipo de cartón— y latas en unas máquinas que a cambio les recargarán la tarjeta del sistema masivo de transporte público. Igualmente, por medio de las aplicaciones las personas pueden solicitar la recolección de sus residuos a domicilio.

La segunda estrategia es la logística inversa. La empresa pone a disposición la flota de transporte para recuperar envases y empaques en algunas regiones del país. Por último, gracias a la recolección selectiva, Postobón ha apoyado y fortalecido a veinte organizaciones de recicladores, quienes recolectan, transportan y comercializan el material reunido directamente con la empresa.

Luego de esto, el material recolectado mediante estas tres estrategias es enviado a empresas de aprovechamiento especializadas en cada uno de los materiales, que se encargan de transformar los residuos en nuevos empaques o envases que son devueltos a Postobón para que los integre de nuevo en su cadena de producción como materia prima.

Con el programa de economía circular, la empresa recuperó 52.840 toneladas de material reciclable del 2020 al primer semestre de 2021. A su vez, durante el año pasado, evitó la emisión de 13.000 toneladas de CO2 por el material que dejó de llegar a rellenos sanitarios. En el mismo lapso, con el aligeramiento de algunos de sus envases, redujeron 2.869 toneladas de materiales puestos en el mercado.

Las iniciativas impulsadas por la compañía han impactado a 11.791 recicladores de oficio, capacitándolos en temas relacionados con asociatividad, desarrollos humanos o técnicos y operativos de su quehacer, permitiéndoles duplicar sus ingresos.

Neuta, el humedal que fue restaurado colectivamente

La expansión urbana puso en riesgo al humedal de Neuta. Gracias a la intervención realizada por la corporación Semillas de la Tierra del Sol (SETIS) y la comunidad de la zona, el ecosistema se ha ido recuperando y genera positivos impactos ambientales, sociales y económicos. Vivero Forestal Comunitario del Humedal Neuta, ganador del premio Bibo 2021 en la categoría Aprovechamiento sostenible de los ecosistemas.

A solo 800 metros del parque principal de Soacha, el municipio más poblado de Cundinamarca, está el humedal Neuta, un ecosistema declarado área de reserva hídrica por la Corporación Autónoma Regional del departamento. Desde hace seis años, la Corporación Semillas de la Tierra del Sol (SETIS) adelanta procesos de defensa y apropiación territorial, restauración ecológica participativa, investigación, comunicación y educación ambiental en esta zona.

En el 2018, la Fundación Pavco apoyó la creación del Vivero Forestal Comunitario del Humedal Neuta en el marco del programa Plan Padrino Humedales de la CAR, que buscaba recuperar este tipo de ecosistemas dentro de la jurisdicción de la Corporación. SETIS fue la organización encargada de diseñar, ejecutar y supervisar el proyecto, incluso una vez se cumpliera con el período de ejecución.

“La idea del vivero forestal nace como una intensión y un sentido anclado a lo comunitario, a las perspectivas de ordenamiento del territorio que desde las comunidades se estaban gestando, pero también con un profundo sentido de recuperación, autonomía y restauración del humedal Neuta”, explica Camila Carrillo, directora de SETIS. Según Carrillo, este ecosistema quedó completamente rodeado por una matriz de ciudad que no respetó su área de ronda.

Ante la amenaza que implicó la expansión urbana, el vivero se consolidó como la estrategia que permitiría contribuir al proceso de restauración ecológica y potenciar el bosque que integra este ecosistema.

En el humedal se adelantan procesos de forestación y revegetalización con el material vegetal que se obtiene del vivero. También se desarrollan proyectos de investigación, en los que “se está estudiando cómo se dan las dinámicas del bosque en el ecosistema, cuáles son los diseños florísticos más propios para la restauración del humedal y cómo vemos el desarrollo, el cuidado y las relaciones que establecen las especies con los árboles”, cuenta Carrillo.

En el Vivero del Humedal Neuta la preparación y el uso de abonos, fertilizantes y plaguicidas es 100 % de origen orgánico en todas las actividades. La selección de las especies arbóreas y arbustivas del vivero se basa en el mapa de vegetación potencial y en elementos como restauración de suelo, retención de humedad, control de la erosión, intercambio de nutrientes, incremento de la actividad biológica del suelo y conservación de fuentes y aguas subterráneas

Respecto a los impactos ambientales, cabe decir que el vivero ha contribuido a la generación de zonas boscosas y corredores ecológicos en el humedal con incidencia de la comunidad; la siembra de árboles como estrategia de recuperación de vegetación original nativa protectora y la sucesión natural dentro del ecosistema; la apertura de hoyos en los procesos de forestación, que permite la remoción del pasto kikuyo (especie invasora) y de material antrópico en los suelos del humedal (basuras, escombros y material de construcción).

Al tratarse de un proyecto comunitario donde habitantes, estudiantes, investigadores y voluntarios cumplen un rol fundamental, es importante destacar los resultados sociales de este proyecto. La participación en el humedal Neuta ha proporcionado mayores posibilidades de fortalecimiento de habilidades y conocimientos, así como el desarrollo integral y multidimensional para las comunidades. El vivero se ha consolidado como un escenario educativo innovador, como aula viva para el aprendizaje. y el enriquecimiento de los procesos pedagógicos del humedal; permitiendo la cohesión social y la construcción de identidad territorial. Además, se movilizan recursos económicos que permiten la sostenibilidad del vivero y de actividades de cuidado, mantenimiento y monitoreo.

Esto último se logra con la venta de árboles, arbustos, plantas medicinales y aromáticas, semillas, capacitaciones, asesorías, abonos orgánicos, kits de siembra y jornadas participativas de siembra. Los recursos recaudados son reinvertidos en el proceso sostenibilidad del proyecto. “Para garantizar la sostenibilidad se debe continuar trabajando por la vinculación de la comunidad en la restauración ecológica participativa, permitir la movilidad de recursos económicos para realizar adecuaciones y mantenimiento de infraestructura, así como la compra de insumos y herramientas básicas para el viverismo”, apunta la directora de SETIS.

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