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Huisyzuca, el proyecto para restaurar los cerros orientales de Bogotá

Una iniciativa privada busca construir el segundo parque urbano con vocación ecológica y de conservación más grande de Latinoamérica, con miras a tener un espacio que incentive el turismo enfocado en el cuidado del medio ambiente.

13 de abril de 2023 - 01:00 p. m.
 Vista panorámica de los cerros orientales, entre Bogotá y La Calera. / GEPPE
Vista panorámica de los cerros orientales, entre Bogotá y La Calera. / GEPPE
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Hoy es normal ver en los cerros orientales de Bogotá grandes plantaciones de pinos y eucaliptos, especies de árboles que tienen la capacidad de crecer rápidamente, sin importar las condiciones del clima ni la vegetación que los rodea. Aunque a la distancia, e incluso en una caminata por los bosques de Bogotá, puedan verse atractivos, estos esconden una realidad poco conocida. (Le puede interesar: Especies cavernícolas: el secreto que esconden las cuevas de Caquetá y Amazonas)

Estos árboles fueron plantados durante el siglo XX por entidades como el Inderena y la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca (antes de la Ley 99 de 1993) al identificarlas como especies de alto potencial forestal. El objetivo era recuperar zonas de la sabana de Bogotá y sus alrededores que habían sido deforestadas o degradadas por diferentes actividades, como la minería de materiales de construcción y malas prácticas agrícolas. Allí se vio la oportunidad de “proteger” con árboles de rápido crecimiento (de especies hasta ese momento desconocidas en sus condiciones y hábitos de desarrollo natural) los cerros y zonas sin vegetación de la región.

Como resultado de estas iniciativas, entre el desconocimiento y la intención de recuperar rápidamente los bosques para, por ejemplo, obtener madera o enriquecer con árboles el paisaje sabanero y alto andino, tanto eucaliptos como pinos se tomaron grandes extensiones de estas montañas.

La realidad es que estos árboles son ajenos a este ecosistema, por lo que terminaron no solo como especies invasoras o agentes restrictivos del crecimiento vegetativo tradicional, sino que cambiaron a fondo el paisaje de los bosques altoandinos de los cerros orientales. (Le recomendamos: Cinco elefantes muertos en país de África encienden alarmas por tráfico de marfil)

Con la expansión de estas especies invasoras se han generado otros problemas. Como estos árboles requieren grandes cantidades de agua para crecer, las especies nativas, que utilizan menos y que antes abundaban, han ido disminuyendo con el pasar de los años.

Por eso, en la mayoría de los casos que se registran en la región, los bosques ocupados por árboles de pino y eucalipto ofrecen hoy suelos secos y con poca vegetación de sotobosque, propia de los bosques altoandinos. Esto ha dado como resultado una importante disminución de la biodiversidad, tanto de flora como de fauna nativa, al perderse las condiciones naturales del ecosistema. De hecho, y como dan cuenta hoy los centros de estudios de la diversidad biológica de la región, las más de 550 especies de aves que tradicionalmente se encontraban o atravesaban Bogotá y los municipios de la sabana han perdido parte de su hábitat.

Ante este panorama, la restauración y el cuidado de los bosques de los cerros orientales son tareas fundamentales que poco a poco han tomado relevancia entre los habitantes de la ciudad, en especial aquellos que se encuentran cerca de la montaña o que habitan en ella. También las autoridades ambientales y el sector privado han despertado un interés por su conservación. (También puede leer: Los pingüinos son claves en el reciclaje de hierro en las aguas de la Antártida)

Este es el objetivo de Huisyzuca, un proyecto de la sociedad civil que busca convertir una parte de los cerros orientales en un ecoparque enfocado en la restauración y el cuidado del medio ambiente. En total se trata de 440 hectáreas proyectadas para lo que sería uno de los principales atractivos ecoturísticos de la ciudad, para ampliar la oferta de actividades llamativas y de fácil acceso.

La iniciativa se viene gestando desde 2020, cuando se constituyó formalmente la Gestora Profesional de Proyectos Ecosostenibles (GEPPE). Luego de haber adecuado un lote de más de 11 hectáreas, con la autorización de la CAR y de Parques Nacionales Naturales de Colombia (PNN), el Ministerio de Ambiente emitió la Resolución 184 de 2022. En ella se estableció legalmente la Reserva Natural de la Sociedad Civil Huisyzuca, dando vida al proyecto.

A través de un plan piloto con un sendero de 8 kilómetros que lleva tres meses en desarrollo y se encuentra en su etapa final, buscan obtener la primera autorización de la CAR para el desarrollo de las actividades que se tienen planeadas para el proyecto. Pero, este es apenas el principio. (Lea también: Copa Mundial de los Objetivos De Desarrollo Sostenible llega por primera a Medellín)

Así sería Huisyzuca

Con cerca de 44 hectáreas de bosque en Bogotá y unas 396 en La Calera, Huisyzuca sería el segundo ecoparque conectado a un entorno urbano más grande de Latinoamérica, después del parque Tijuca en Río de Janeiro, Brasil. Entre las calles 138 y 165, al oriente de la carrera séptima, estaría la entrada principal con tres modalidades de ingreso: dos peatonales y una por medio de tarabitas, una especie de teleférico rústico para movilizar a las personas.

En su primera fase, el proyecto contaría con un terreno cercano a las 220 hectáreas, con miradores hacia Bogotá y los cerros orientales, cafeterías acordes con el entorno, parques para niños y adultos, y una plazoleta ecoempresarial. Además, no menos del 90 % de estas hectáreas estarán enfocadas en la conservación y la restauración del entorno natural, por medio de diferentes mecanismos y prácticas en proceso de estructuración y desarrollo.

Uno de estos mecanismos sería la integración al proyecto de las comunidades de los barrios Santa Cecilia, Cerro Norte y Codito, en Bogotá, y los habitantes de la zona occidental de La Calera. Tal como funciona actualmente el piloto del sendero, que es operado por la organización Efecto Mariposa, del barrio Cerro Norte, se contribuye de forma efectiva a la conservación y restauración del bosque, dando la oportunidad a las comunidades de apropiarse del territorio en el que habitan. (Le puede interesar: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)

Esto complementado con la educación de las nuevas generaciones para construir conjuntamente un proyecto sostenible en el tiempo y que genere conciencia, desde lo local hacia el resto de la ciudad, acerca de la importancia del cuidado de los cerros orientales, y los servicios ambientales y naturales que proveen los mismos para la pervivencia del entorno natural de Bogotá.

Por otra parte, el proyecto busca que centros académicos y de investigación como el Instituto Alexander von Humboldt, la Universidad EAN o la Corporación Colombia de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), entre otros, sean parte de Huisyzuca. La investigación sobre los ecosistemas altoandinos contiguos a Bogotá y las especies que estos albergan son una de las plataformas que contribuirán cada vez más al conocimiento del territorio para su conservación. Además, será fundamental para los procesos de transición que demandan los trabajos de restauración de los bosques, cumpliendo con lo necesario para cambiar las especies exóticas como el eucalipto, el pino o malezas como el retamo liso y el retamo espinoso. Con esto se busca el resurgimiento de las especies nativas propias del bosque alto andino.

En su segunda fase, de una extensión similar, Huisyzuca contemplaría conectar nuevos senderos ecológicos para llegar a todos los atractivos ecoturísticos del área del proyecto. Por ejemplo, un parque de recreación del contexto arqueológico Muisca-Chibcha. , en el que se recopile la historia de estos pueblos indígenas por medio de los restos y materiales que se han conservado. (También puede leer: El paso a seguir tras el acuerdo que busca salvar la biodiversidad mundial)

Contará con la posibilidad de realizar deportes de aventura como ciclomontañismo, parapente, escalada, entre otros, sin que por su práctica se afecten los entornos naturales. También se destinará un bosque a la investigación ambiental y el desarrollo sostenible, y un gran teatro al aire libre con capacidad de hasta 20.000 personas. Esto con miras a tener una oferta de ecoturismo diversa y conectada con el cuidado del bosque, siempre respetando la capacidad de carga del entorno natural del proyecto.

Con una renovación constante de sus atracciones, la restauración de los cerros y el establecimiento de una oferta gastronómica variada, Huisyzuca espera atraer constantemente a visitantes extranjeros y locales, con una alternativa de ecoturismo muy cerca de la ciudad.

El potencial turístico de Bogotá

De acuerdo con cifras del Instituto Distrital de Turismo de Bogotá, en 2019 la ciudad recibió a más de 12 millones de visitantes. La pandemia supuso una disminución significativa en ese flujo de visitantes, de la que aún se está en proceso de recuperación, aunque ya se ven algunas cifras alentadoras. (Le recomendamos: Sin bosques y sin presas, las consecuencias de la deforestación para los depredadores)

Solo en enero de 2022, uno de los meses con mayor flujo de viajeros, de los 750.000 visitantes que recibió Bogotá, más de la mitad vinieron por turismo. En la ciudad se encuentra una rica oferta cultural y gastronómica, que sin duda constituye uno de los grandes atractivos turísticos de la ciudad.

Sin embargo, para tener la posibilidad de hacer turismo de naturaleza en alguno de los Parques Naturales del país, como Chicaque o Chingaza, es necesario movilizarse hacia las afueras de la ciudad. Aun así, la oferta en cuanto a infraestructura, acceso a las áreas y condiciones naturales del entorno no permite una afluencia de visitantes como la que podría albergar Huisyzuca. Por esto, uno de los objetivos del proyecto es ampliar la oferta de servicios, para llegar a una mayor población tanto local como foránea.

De acuerdo con la GEPPE, contar con un parque ecológico urbano que permita hacer ecoturismo sin alejarse de la ciudad es un atractivo del que carece Bogotá. Huisyzuca podría promover, de acuerdo con cifras preliminares en un escenario conservador y atendiendo las restricciones que impone asegurar una capacidad de carga máxima, una afluencia de 400.000 visitantes al año, entre extranjeros, locales, visitas educativas, entre otros. Esto superaría la actual oferta de visitantes a los escasos centros de turismo de naturaleza de la región. (Lea también: Así se ha gobernado la biodiversidad colombiana en 60 años)

Para esto se requiere una inversión inicial de US$8 millones, que estarían destinados a la primera fase del proyecto. Además, podrían generarse alrededor de 2.000 empleos (directos e indirectos) relacionados con la construcción, montaje y operación de los espacios destinados al ecoturismo, la conservación y la restauración del entorno natural, todo dentro de la operación de Huisyzuca.

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