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En Orito (Putumayo), el turismo agroecológico se ha convertido en un nuevo atractivo y fuente de empleo para las comunidades locales. Un ejemplo de esto es el proceso de la Ruta del Chocolate, que solo en 2023, recibió más de dos mil visitantes con su propuesta de conocer, de primera mano, los cultivos de cacao y sus procesos de transformación.
“La verdad, fue una idea que no sabemos cómo nació, inicialmente empezamos a cultivar pimienta, pero el precio de esta se fue a pique. Fue en 2019 cuando lo intentamos con el cacao, pero los que llegaban a la finca nos decían que era un lugar muy bonito y que pasaban un buen tiempo conociendo como se hacía todo”, cuenta Alexander Caicedo, copropietario de la Ruta del Chocolate. “Así que empezamos a organizar, primero, los almuerzos durante los fines de semana, y lentamente se fue convirtiendo en lo que es hoy, donde le mostramos diariamente a la gente todo lo que hay alrededor de la fruta de cacao”.
El éxito que ha tenido este emprendimiento, en un territorio que ha sido marcado por la violencia del conflicto armado, no fue, sin embargo, tan fácil. En particular, las vías de acceso que conectaban a la finca con el centro urbano era uno de los principales inconvenientes, pues con las lluvias el camino se enlodaba, y hacía que los visitantes se demoraran varias horas en entrar y salir de la zona; haciéndolo menos atractivo en términos turísticos.
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“Antes las personas se podían tomar varias horas desde otros municipios del departamento, que es de donde vienen la mayor parte de los turistas que nos visitan. Ahora, con la intervención de esta vía, que se hizo en alianza con el Programa Rutas PDET, los trayectos son muchos más cortos y estables, y nos permitieron duplicar el número de visitantes que registramos el año pasado, lo que nos permite seguir con nuestros negocios y cultivando sosteniblemente el cacao”, indicó Caicedo.
Las mejoras viales en el sector se lograron con un convenio de dos Juntas de Acción Comunal de la zona y el Programa Rutas PDET, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea en Colombia, que busca promover el desarrollo económico y social en los departamentos de Nariño, Caquetá y Putumayo.
Esta iniciativa es implementada por la Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), Conexión-ICCO Cooperación y la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio del Gobierno Nacional.
Una alianza para mejorar las vías
El Putumayo es un departamento que alberga una gran cantidad de zonas de Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), determinadas como parte del Acuerdo de Paz, firmado en el país en 2016. En estas zonas se han identificado de manera oficial ciertos tramos viales priorizados para su mejora en términos de infraestructura, para el desarrollo social de las comunidades.
Sin embargo, también hay otras áreas no priorizadas donde se han estado desarrollando cultivos de cacao y emprendimientos agroturísticos, entre otros proyectos. En particular, se identificó una zona cerca de Orito con una notable presencia de cacao, donde se encuentra la finca de la Ruta del Chocolate en el sector de Casabloque, la cual requería una intervención significativa.
En la zona, además, Ecopetrol, como parte de sus obras sociales, también adelanta mejoras viales en la zona, por lo que se decidió, desde el Programa Rutas PDET hacer un acercamiento para lograr una alianza en torno a la vía.
“Iniciamos conversaciones con Ecopetrol, que está implementando en la zona una nueva técnica de infraestructura vial conocida como emulsión asfáltica. Esta técnica permite la construcción de carreteras de manera más rápida y económica. Propusimos colaborar ofreciendo la mano de obra, mientras que Ecopetrol proporcionaría la maquinaria necesaria. En total, se destinaron 1200 millones de pesos: el 60 % provino de Ecopetrol y el 40 % del Programa Rutas PDET. Estos fondos fueron canalizados a través de dos Juntas de Acción Comunal que han desempeñado un papel central en este proceso”, explicó Paula Moreno, coordinadora del Programa Rutas PDET en Putumayo.
Bajo este mecanismo, se construyeron más de cinco kilómetros de pavimento flexible con emulsión asfáltica de manera no lineal, priorizando los tramos más críticos de la vía que conecta el municipio con las veredas de las Juntas de Acción Comunal. Pero, ¿cuál fue el papel de las Juntas en este proceso? Estas desempeñaron un papel central en la construcción, a través de dos convenios de Ayudas Financieras a Terceros (AFT) proporcionados por el Programa Rutas PDET. Estos convenios consisten en la ejecución de obras con un presupuesto máximo de 350 millones de pesos por contrato.
“Para garantizar la efectividad de este proceso, se llevaron a cabo programas de capacitación. En contextos rurales, muchos residentes han completado la primaria, con pocos teniendo formación profesional o estudios avanzados. Por lo tanto, se les proporcionó capacitación en temas administrativos, fiscales, contables y algunos conceptos básicos de ingeniería. Nuestro objetivo principal fue asegurar que los participantes estuvieran bien preparados para el proceso de contratación y evitar complicaciones innecesarias con terceros”, explicó Moreno, del Programa Rutas PDET.
Las comunidades también participaron activamente supervisando las obras y formando parte de la toma de decisiones. Ellos administraron el proyecto y sus recursos, lo cual implicó la realización de órdenes de compra y la contribución de mano de obra por parte de miembros de la comunidad, quienes recibieron un salario adicional por su trabajo.
Al ser una obra de gran complejidad, debido a la técnica utilizada, la mano de obra de la comunidad, siguiendo los lineamientos del Programa Rutas PDET exige un 80 % de participación femenina, estuvo involucrada en la construcción de obras complementarias. Esto incluyó la elaboración de cunetas para la canalización de las aguas lluvia, rocería (limpieza de terreno) y, entre otros, el limpiado de las alcantarillas.
Con este esquema se desarrollaron las vías que se culminaron con una primera etapa de mejoramiento vial. Se espera que en los próximos meses se finalicen otros dos kilómetros, los cuales serán mantenidos por la misma comunidad.
Los efectos en el territorio han sido notorios. “La mejora de las vías ha sido fundamental, pues el cacao es un cultivo que promete mucho, el precio está muy bueno en este momento y con las vías podemos sacar nuestros productos de manera estable. Lo que lo hace más interesante, además, es que contribuye a ese relevo generacional, pues la mayoría de las personas que cultivan el fruto en este momento tiene más 50 años, pero lo que se busca es que jóvenes y mujeres empiecen a hacerlo y lideren el proceso en los próximos años”, indicó Alexander Caicedo, beneficiario del Programa Rutas PDET.
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Por otro lado, las vías no solo han tenido un impacto económico, sino que también han mejorado la movilidad de los niños hacia las escuelas, facilitado el acceso de los adultos mayores a sus hogares y fortalecido la conectividad con los centros urbanos para acceder a servicios básicos.
En los próximos meses, se esperan nuevas intervenciones en los municipios de Mocoa y Villa Garzón (Putumayo) con el objetivo de seguir llevando oportunidades a estos territorios y permitir que el talento y los productos de los emprendimientos locales se proyecten a nivel mundial.