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En Colombia se está iniciando una expedición para buscar al osito trueno (Cyclopes dorsalis), el más pequeño de su género, conocidos como osos hormigueros. Se trata de una iniciativa de la Fundación Cunaguaro, una organización dedicada a la conservación de la biodiversidad en el país. (Le puede interesar: El multimillonario negocio detrás de la madera del Parque Natural Paramillo)
El interés por su búsqueda inició en 2017. Hasta ese año, la ciencia creía que solo existía una especie del oso pigmeo (antes bajo el nombre científico de Cyclopes didactyla). Es un animal difícil de encontrar, porque suele moverse sobre todo en las noches y que suele encontrarse en los árboles, en donde se alimenta de hormigas.
Sin embargo, ese año se publicó en la revista Zoological Journal of the Linnean Society una revisión de este género de mamíferos, anotando que no se trataba de una sola especie, sino que existen siete. La comunidad científica se dedicó entonces a revisar y, finalmente, a reconocer a las nuevas especies descritas.
Desde entonces, explica César Rojano, director científico de la Fundación Cunaguaro, se cree que existen dos especies de este género en Colombia. Una de ellas es el osito trueno (C. dorsalis) y la otra es el pigmeo llamado científicamente Cyclopes ida. (Le recomendamos: Conservar los parques de la Amazonia con ayuda de los campesinos: una ruta por explorar)
El osito trueno es un animal que se caracteriza, en comparación con otras especies de hormigueros del país, por ser más pequeño y liviano. “Estos son los más pequeños de los hormigueros. Son animales de 400 gramos como máximo, 40 centímetros de largo”, explica Rojano. Además, tienen una garra en cada una de sus extremidades delanteras y tienen una cola prensil, similar a la de algunos primates, que les permite tener agarre en las ramas de los árboles.
Se cree que se encuentra en los Andes, el Caribe y el Pacífico, en donde viven en manglares (ecosistema que se encuentra cerca del mar) y en bosque de galería (aquellos que se forman cerca de los ríos). Más allá de esto, añade Rojano, se sabe muy poco sobre estos animales, sobre todo por lo reciente de su reconocimiento como especie.
La expedición busca obtener mayor información sobre sus poblaciones, así como las amenazas a las que están expuestas. “Es probable que estén enfrentando amenazas tan graves como la deforestación, porque son extremadamente arborícolas, en comparación con otros hormigueros”, apunta Rojano. (También puede leer: Costas en Japón se habrían desplazado hasta 250 metros tras temblor de magnitud 7,6)
El trabajo consta de tres componentes. La primera tendrá inicio la próxima semana, y se trata de una salida de campo de varios investigadores a la Sierra de la Macarena, en el Meta, en donde intentarán encontrar al animal y definir algunas metodologías para su búsqueda.
El segundo es una “buscatón”, en la que puede participar cualquier persona. La Fundación Cunaguaro recibirá registros de personas que avisten al animal, para tener nuevas pistas sobre su distribución en el país. A partir de esto, se trabajará en el tercer componente, que busca hacer pedagogía sobre esta especie y sensibilizar a las personas sobre la importancia del cuidado de los ecosistemas en los que podría encontrarse.
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