La clave para evitar la extinción de un ave que solo habita en Colombia
Colombia es uno de los países con mayor número de especies endémicas del mundo. Una de ellas es el ave paujil de pico azul, que debido a los altos niveles de cacería y la pérdida de su hábitat se encuentra en peligro crítico de extinción. ¿Qué hacer para conservarla? Esto sugiere una investigación de WCS y la Fundación Biodiversa Colombia.
A principios de mayo nació un ave paujil de pico azul (Crax alberti) en Barranquilla. La noticia generó alegría en el sector debido a que esta es una de las especies endémicas de Colombia, es decir, que solo está en el país, y que se encuentra en peligro de extinción.
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A principios de mayo nació un ave paujil de pico azul (Crax alberti) en Barranquilla. La noticia generó alegría en el sector debido a que esta es una de las especies endémicas de Colombia, es decir, que solo está en el país, y que se encuentra en peligro de extinción.
Esta ave negra que, como su nombre lo indica, tiene el pico azul, es una de las nueve especies de paujiles que viven en el país. Este animal solo habita en ocho departamentos de Colombia, desde el valle medio del río Magdalena y el Bajo Cauca, hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, en los bosques secos, uno de los ecosistemas más transformados en el país. De acuerdo con el Instituto Alexander Von Humboldt, solo queda un 8 % de este ecosistema. (Lea: En Colombia hay más de 7.000 plantas útiles, ¿para qué sirven?)
Se estima que en el país solo hay unos 2.000 ejemplares de Crax alberti. La ampliación de la frontera agrícola, la construcción de carreteras, la cacería y la extracción de sus huevos para consumo han puesto en peligro crítico esta ave, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Ante este panorama, Wildlife Conservation Society (WCS Colombia) y la Fundación Biodiversa, realizaron una investigación, publicada en la revista Oryx, para determinar cuál es la mejor estrategia para asegurar la permanencia/supervivencia de esta especie. (Lea: Cuencas de los ríos Nare y Porce, vitales para la energía y gestión del agua en Antioquia)
“Vimos qué pasaría si se frena la deforestación y se restauran los bosques con una tasa realista. También revisamos la alternativa de reintroducir paujiles, pues en algunos zoológicos han logrado criarlos en cautiverio y los están reproduciendo. Sin embargo, ninguna de estas alternativas sería suficiente”, explica Germán Forero Medina, investigador de WCS, quien participó en el estudio.
Los datos de la investigación se centraron en Yondó, municipio antioqueño que solo cuenta con aproximadamente 100 individuos de paujiles. Los investigadores concluyeron que, para que esta especie no se extinga en ese territorio, es necesario reducir la cacería.
“Si su mortalidad por cacería se mantiene constante como está hoy, no valdrían esfuerzos u otras estrategias como reducir la deforestación o, por ejemplo, llevar a la región ejemplares reproducidos en cautiverio o como parte de un intento por repoblar la zona con individuos sanos”, indica el biólogo Igor Valencia, otro de los investigadores de WCS.
Pero, ¿qué tan viable sería esta estrategia? Si bien pensar en erradicar por completo la cacería sería algo “utópico”, según Forero, el estudio demostró que si tan solo se eliminara esta práctica en dos áreas del este del municipio, donde están los remanentes de bosque más grande, se podría garantizar la viabilidad de esta especie en los próximos 100 años. (Lea: El reciclaje podría estar liberando grandes cantidades de microplásticos)
Los análisis permitieron determinar que en promedio, en esta región, se estarían cazando cinco paujiles adultos y dos juveniles cada año, una cifra bastante alta, teniendo en cuenta que esta especie solo pone dos huevos al año. “Con los niveles de cacería actuales no sería viable a largo plazo. En menos de 50 años tendería a extinguirse”, agrega Forero.
Esta especie de paujil, al igual que otras especies de la familia de los Crácidos, como las pavas o las chalacas, tradicionalmente ha sido muy vistosa y atractiva por su carne. Por esto el trabajo con las comunidades es vital, para lograr reducir su cacería.
“Para proteger esta especie es clave el esfuerzo colectivo de las corporaciones ambientales, quienes deben proteger y conservar la fauna de cada uno de los departamentos, así como de la comunidad, porque allí surge el problema. Es muy difícil llevar el control de todos los terrenos, por eso es fundamental el trabajo con las personas porque son ellos los que realmente pueden hacer un cambio”, sostiene Valencia. (Lea también: La lucha en el Caribe por salvar el tití cabeciblanco)
En ese sentido, los acuerdos de conservación son una de las estrategias que se pueden implementar para conservar la especie. En Yondó, hay 22 de estos acuerdos, con 181 hectáreas consolidadas y que involucran a grandes fincas que resguardan las porciones de bosque mejor conservadas de la región.
De acuerdo Luis Miguel Rengifo, vicerrector de Investigación de la Universidad Javeriana, biólogo y ecólogo tropical, “hay que ser muy enfáticos con la educación de los ciudadanos, especialmente de los jóvenes, que pueden responder rápidamente hacia el cuidado del ave. Y no descartar reintroducciones, porque esto ayudaría a redistribuir el riesgo, es decir, a que los ejemplares que sobreviven no estén en un único sitio”.
Aunque este estudio se realizó con datos locales de Yondó, Forero de WCS indica que “el mensaje clave es que para salvar el paujil, hay que reducir la cacería al menos a la mitad, o en algunos sitios clave. Eso sería importantísimo para salvar la especie en todo el país”.
Además, sostiene que es necesario identificar dónde están exactamente y cuál es el estado de las demás poblaciones de paujil que hay en el país, especialmente, las que están ubicadas en el Parque Tayrona, en la Serranía San Lucas, y Santander, para, de esta manera, trabajar eficientemente en la conservación de esta especie endémica colombiana.