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Aunque Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo, este año, particularmente, se ha hablado mucho sobre su riqueza natural. La razón es que nuestro país albergará la COP16, el encuentro más importante sobre la diversidad biológica. Allí, 196 países discutirán sus planes para detener y revertir la pérdida de biodiversidad, una de las crisis ambientales cruciales que enfrenta la humanidad.
(Lea: Una guía para conocer las metas globales de nuestra biodiversidad)
La importancia de esta COP, radica en que será la primera luego de que los países adoptaran el Marco Mundial Kunming-Montreal, donde se acordaron las 23 metas que guiarán a los países a detener esta situación. Hernando García, director general del Instituto Humboldt, uno de los centros de investigación que más ha estudiado la biodiversidad de Colombia, adscrito al Ministerio de Ambiente,, explica que cada país tiene que proponer las acciones que llevará a cabo para cumplir cada una de esas metas. En términos más técnicos, agrega, es lo que se conoce como el Plan Nacional de Biodiversidad. Desde hace unos meses, el país se encuentra actualizándolo.
Específicamente, este documento debe contener medidas para, entre otras cosas, proteger el 30 % del territorio continental y marítimo del país, restaurar al menos la misma cantidad de ecosistemas y reducir a la mitad la introducción de especies invasoras (como los hipopótamos). También debe responder a problemáticas específicas del país como la deforestación, que aunque disminuyó en 2023, va en aumento (en un 40 %) en los primeros meses de este año, según el Ideam.
La COP se realizará en Cali, del 21 de octubre al 1 de noviembre, y será una oportunidad para que el país tenga una voz de peso en la discusión sobre la pérdida de biodiversidad y para darle mayor visibilidad a la investigación científica, de acuerdo con García. Hablamos con él sobre los principales retos ambientales del país y de la importancia que tiene en el planeta las acciones de conservación que adopte Colombia.
Se habla mucho de “biodiversidad”, ¿qué significa este término desde la ciencia?
La biodiversidad es toda la expresión de la vida, en genes, poblaciones, especies, ecosistemas y todas las interrelaciones de esa vida con su entorno. En mi opinión, es ese manto de vida que cubre el planeta, que es dinámico, que está en interacción permanente, pero que además define ese pulso de vida dentro de la Tierra. Un planeta sin biodiversidad sería uno más de los que la NASA explora y donde no ha encontrado más que rocas y gases, pero no vida.
Hemos oído que Colombia es uno de los pocos países megadiversos qué hay en el mundo, ¿por qué?
Colombia tiene una ubicación privilegiada. Está en la zona tropical, que es la zona del planeta donde hay mayor expresión de esa biodiversidad, porque las condiciones climáticas dan más estabilidad. Pero además, está conectando la parte norte y sur del continente, y por eso nuestro país tiene elementos de la biodiversidad que se han venido moviendo a lo largo de los años entre esas dos partes. A esto hay que sumarle que hacemos parte de Los Andes, que generan una variedad de ecosistemas asociados al rango altitudinal. También contamos con la región con mayor pluviosidad del planeta, zonas desérticas, sabanas tropicales, bosques húmedos tropicales, bosques andinos, páramos. Ser un país megadiverso, implica que somos uno de esos rincones del planeta donde hay mayor expresión de la vida y cada acción efectiva por la conservación en Colombia es una acción efectiva por la conservación en el planeta.
Teniendo en cuenta esto, ¿qué responsabilidad tiene Colombia frente al mundo en lo relacionado con la crisis climática y la conservación de las especies y los ecosistemas?
Son muchas las responsabilidades. Colombia históricamente ha liderado la negociación y la discusión política en torno a la ambición planetaria por conservar la biodiversidad. Uno de los motivos es porque el país hace parte de la cuenca amazónica. Creo que la salud del planeta hoy depende fundamentalmente de la salud de este lugar, que además de ser un espacio de vida único, de una biodiversidad enorme, tiene una función clave en el ciclo de la regulación climática planetaria. Allí se filtra cerca del 20 % del agua dulce del planeta. Hay una responsabilidad gigante de Colombia como país amazónico.
También tiene responsabilidades por otros motivos. Por ejemplo, el río Magdalena, altamente transformado con presiones históricas, es biodiverso por la cantidad de especies endémicas (cerca del 66 %). Es decir, no están en otro lado, y si desaparecen del Magdalena, desaparecen del planeta. Este tipo de especies son un tesoro para el mundo y Colombia es un refugio para estas.
Por eso, las acciones de conservación son un llamado político desde los países megadiversos, como Colombia, hacia el planeta, para enfocar los esfuerzos más contundentes de conservación en estos territorios.
¿Cuáles son los principales compromisos que tiene el país para conservar estos lugares?
Colombia le apuesta, por ejemplo, con fuerza a la meta 30x30, del Marco de Biodiversidad Kunming-Montreal. Hoy no solo tenemos que asegurar que el 30 % de las áreas terrestres y marinas del país estén efectivamente conservadas y gobernadas por quienes hacen parte de esos territorios, sino que tenemos que apostarle a aumentar ese porcentaje. La parte continental está conformada en gran parte por bosques naturales, la mayor parte de ellos gobernados por comunidades negras e indígenas. En ese sentido, la meta del 30x30 en Colombia, debe ser mucho más ambiciosa, pero no solo a través de áreas protegidas, sino a través de un ejercicio real de trabajo y de fortalecimiento de las gobernanzas locales que trabajan en la protección de esos bosques a través de su uso y su permanencia en esos territorios.
En ese sentido, ¿cuál es el rol de las comunidades en la conservación efectiva?
Hay estudios que demuestran que la pérdida de biodiversidad y la deforestación ha sido mucho menor en zonas gobernadas por territorios colectivos. El ejercicio de la gobernanza por comunidades organizadas es probablemente la estrategia más potente en la lucha contra la deforestación y la pérdida de diversidad en Colombia en particular. En el Instituto Humboldt hicimos un trabajo en el que vemos que la deforestación está muy impulsada por temas de infraestructura, sobre todo por la construcción de nuevas carreteras, y la variable que más explica la posibilidad de disminuir la vulnerabilidad de la deforestación es la gobernanza colectiva. Hay ciencia detrás de esta afirmación, no es solamente una idea romántica.
La biodiversidad, por siglos, ha sido vista como algo lejano; pero, hoy se sabe que está completamente ligada a la política pública y a la economía. ¿Por qué ha sido difícil entender esto?
Creo que uno de los grandes errores que hemos tenido a nivel de política pública es pensar que la conservación de la biodiversidad es un territorio donde nadie cabe, y que en los territorios productivos todo vale menos la biodiversidad. Ejemplo de esto, es esa diferenciación de la frontera agrícola. Si bien ha sido importante para tener un tema de ordenamiento, de decisiones, conservación de ecosistemas estratégicos, creo que ha tenido un daño perverso frente a la construcción de la narrativa de la sostenibilidad en los paisajes productivos. La biodiversidad también hace parte de los cultivos de café, arroz, caña, palma. Incluso es parte de los territorios más transformados que tenemos en el país, que son las ciudades. Hay que entender que la biodiversidad es parte de todos los territorios en el país y trabajar de forma diferencial los retos en cada una.
Otro problema es la falta de valoración económica de los servicios de la biodiversidad. Por ejemplo, no hay un dato económico del beneficio del páramo de Chingaza- Sumapaz en provisión de agua para Bogotá. Eso no está entre las cuentas económicas.
El 70 % de las áreas que fueron bosque seco en Colombia y que se perdieron porque se talaron en los últimos 400 años, hoy están bajo escenarios de desertificación, es decir, de pérdida de toda la capacidad productiva del suelo. ¿Cuál es el daño económico de un mal uso de la vocación del suelo en esos ecosistemas de bosques secos? Esa es la cara donde la biodiversidad suministra una cantidad de beneficios que no estamos incluyendo en las cuentas del desarrollo.
¿Qué oportunidades económicas ofrece la biodiversidad en el país?
La otra cara entonces sería un factor de competitividad. Colombia tiene probablemente un capital natural único expresado en esa biodiversidad, y aunque hay comunidades locales que sí lo usan, realmente el país no ha logrado dar ese salto donde la naturaleza sea un factor duro de competitividad y generación de riqueza. Se debería apostar realmente en generar una capacidad tecnológica y científica para aprovechar desde la bioprospección (exploración de la biodiversidad) la naturaleza. Allí se debería articular al Sistema Nacional Ambiental, al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, y también Industria y Comercio. Todo esto respetando los conocimientos tradicionales y asegurando una distribución justa y equitativa de los beneficios de esa riqueza generada.
En los próximos meses todos estos puntos serán temas de conversación en la COP16. ¿Qué significa que Colombia sea sede y anfitriona de este evento?
La COP es probablemente el encuentro más importante a nivel mundial de países para discutir la ambición frente a la lucha contra la pérdida de la biodiversidad. No todo se resuelve en la COP16; vendrá una COP17, una COP18 y hemos tenido varias COP antes, pero sí es importante cuando un país lidera, porque su propia ambición se puede llevar a una voz de discusión planetaria, y Colombia tiene una alta ambición frente a la lucha de la pérdida contra la biodiversidad. Es una oportunidad para que la voz de Colombia tenga un peso político en la discusión global.
La COP también ha sido un momento para conectarnos con el valor de la naturaleza en los territorios. Es una oportunidad para hacer una pedagogía de lo que es la biodiversidad en Colombia. El país se siente muy orgulloso por su riqueza cultural, por su música, por su fuerza deportiva, pero necesitamos que también se sienta orgullosa por su naturaleza, porque es un país privilegiado y la COP16 es una oportunidad de hacer esa construcción de identidad de Colombia como país realmente biodiverso.
(Lea: Las metas de Colombia en la COP16 que nacen de la ‘Paz con la Naturaleza’)
Y para las instituciones científicas, como el Instituto Humboldt, ¿qué oportunidades representa este evento?
Para nosotros, en particular, tiene un altísimo valor para poder darle mucha más fuerza política al conocimiento científico. Nuestra ambición en la COP16 es lograr que sean escuchados esos mensajes que hay frente a las consecuencias de no tener una lucha planetaria contra la pérdida de biodiversidad, que la ciencia señala. Además, queremos convocar voces desde la ciencia de los países megadiversos, muchos de ellos en el Sur Global, y que esas voces tengan un impacto en las negociaciones políticas multilaterales y también sobre la sociedad en particular. Para nosotros va a ser un espacio de darle fuerza y posicionamiento político al conocimiento y a la ciencia, que ayuda a tomar decisiones informadas.
¿Qué presentará Colombia durante la COP16?
En este momento se está construyendo un plan de acción para cumplir con las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad. Si bien las metas son globales, la implementación parte por la definición de un plan en cada país. Colombia tenía un plan de acción que estaba pensado en lo que eran las metas Aichi. Hoy que tenemos una nueva configuración de metas, con una ambición mucho más potente frente a la lucha contra la pérdida de la biodiversidad, es necesaria una actualización. Además, debe incluir una mirada diferencial porque es distinto luchar contra la pérdida de biodiversidad en un territorio como el Caribe colombiano, a hacerlo en la Amazonía, por mencionar un ejemplo.
Creemos que el Gobierno está haciendo un buen trabajo, tratando de alinear a todos estos actores en la construcción de un plan que los identifique, y esa es una de las cosas más importantes que vamos a presentar en esta COP. Durante todo este año hemos estado trabajando en eso, bajo el liderazgo del Ministerio de Ambiente. Ese plan de acción va a ser muy importante porque nos va a dar nuestra hoja de ruta nacional.
¿Cuáles son los principales retos ambientales que tiene el país?
Yo diría que el mayor es la lucha contra la deforestación, es explícito en el Plan Nacional de Desarrollo. Pero esta es una lucha que tiene que ver con elementos que van mucho más allá de la política pública y del ejercicio de poder de un gobierno; tiene que ver con el ejercicio de poder en unos territorios movidos por economías ilícitas. La lucha contra esta problemática en Colombia hoy parte por generar soluciones de desarrollo económico sostenible en los territorios, que en gran parte son ecosistemas naturales bien conservados, no solamente selvas, sino humedales, sabanas, páramos, en donde surge la duda de cómo generamos soluciones económicas para las comunidades que habitan esos territorios para que el desarrollo no sea solo a partir de la transformación y la pérdida de la integridad de esos ecosistemas.