La historia de cómo descubrieron cinco nuevas especies de víboras en Colombia
Durante más de 10 años, un equipo de investigadores latinoamericanos se dieron a la tarea de responder la incógnita sobre la diversidad de víboras de pestañas. Sus resultados demostraron que no se trataría de una solo especie, sino potencialmente muchas más que, además, se encuentran en riesgo por la pérdida de hábitat.
Fernan Fortich
Durante siglos, investigadores han intentado hacer un inventario de las especies que habitan en el mundo, en lo que sigue siendo una de las grandes tareas por terminar de la ciencia. Por el momento, según Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) —la autoridad global sobre el estado del mundo natural y su preservación—se han analizado y nombrado oficialmente a más de dos millones de especies de seres vivos, aunque potencialmente en el planeta podría haber billones aún por descubrir.
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Durante siglos, investigadores han intentado hacer un inventario de las especies que habitan en el mundo, en lo que sigue siendo una de las grandes tareas por terminar de la ciencia. Por el momento, según Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) —la autoridad global sobre el estado del mundo natural y su preservación—se han analizado y nombrado oficialmente a más de dos millones de especies de seres vivos, aunque potencialmente en el planeta podría haber billones aún por descubrir.
Recientemente, en Colombia y en Ecuador se oficializó un descubrimiento que ayuda a completar este rompecabezas, para el caso de las serpientes. Particularmente, de las víboras de pestañas. Se trató de un esfuerzo de más de diez años que desembocó en el hallazgo de nuevas variedades de Bothriechis schlegelii en Santander, Huila, Antioquia y en la frontera del Chocó con Ecuador, que fueron denominadas con los siguientes nombres: B. klebbai, B. rasikusumorum, B. khwargi,, B. rahimi y B. hussaini
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“Colombia es un país extremadamente megadiverso, pero a pesar de que lo afirmamos todos los días, existe muchísima diversidad oculta aún en nuestro territorio”, indica Elson Meneses, uno de los coautores del publicado en la revista Evolutionary Systematics e investigador de la Universidad Industrial de Santander (UIS).
Tres de las cinco especies descubiertas, relatan los investigadores, son endémicas de la Cordillera Oriental de Colombia, en donde habitan en bosques nubosos y plantaciones de café. A pesar de lo alentador de la noticia, los autores advierten que estas especies se encuentran en un alto riesgo de extinción. Esto se debe a que tienen un área de distribución geográfica altamente limitada y, además, entre el 50 % y el 80 % de su hábitat ya ha sido destruido.
Todo empezó con una mordida
El estudio que llevó a este hallazgo empezó con una sospecha y el alineamiento de varios factores. En 2013, en una expedición, el científico ecuatoriano Lucas Bustamante fue mordido en su mano por una víbora de pestaña mientras intentaba fotografiarla. En medio del dolor, el mareo y la hinchazón, y luego de ser tratado con tres tipos dosis de antídotos para contrarrestar el veneno, nació la inquietud por indagar sobre esta especie.
Pocos meses después, en una conferencia de biólogos en Cartagena, en donde hubo una reunión de herpetólogos (los biólogos que estudian reptiles y anfibios), se formó un grupo de gente interesada en estudiar por qué las víboras de pestañas eran un enigma.
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“Desde el siglo XIX, cuando se empezaron a describir esas especies en Suramérica, los antiguos naturalistas se hacían la misma pregunta que nosotros hoy. ¿Será que esta especie ampliamente distribuida desde México a Suramérica, que tiene un amplio abanico de coloraciones diferentes, es una sola especie o serán varias especies?”, cuenta Meneses.
Como explica el investigador santandereano, se trata de una especie peculiar y fascinante. Son serpientes arbóreas, que se cuelgan de su cola de las ramas de los árboles y esperan para cazar aves, roedores y lagartijas. Además, son policromáticas llegando a encontrarse de colores azul marinos, verdes, púrpuras, y otros, que la hacen, de hecho, una de las especies más fotografiadas por científicos y turistas en el continente.
“Las víboras de pestañas también son famosas por otra característica: son policromáticas. Para algunas de las especies, existen con patrones ‘navideños’ e incluso un morfo púrpura, y las distintas variedades a veces coexisten y se reproducen entre sí. La razón de estas increíbles variaciones de color son aún desconocidas, pero probablemente permiten a las víboras ocupar una amplia gama de perchas para emboscadas, desde ramas musgosas hasta heliconias amarillas brillantes”, explica Alejandro Arteaga, uno de los autores de la investigación.
Consolidar el hallazgo de una especie no es una tarea sencilla. Para empezar, los investigadores revisaron los inventarios de las colecciones científicas de estas especies en el continente para comprender cuáles se conocían en la región. Posteriormente, se realizaron una serie de salidas de campo en la que se encontraron especies que contaban con características potencialmente que no habían sido registradas antes. El proceso fue largo; para el caso de Meneses, solo ha encontrado diez individuos “diferentes” en los últimos diez años.
“En el embalse Topocoro, hallamos varios individuos y los llevamos al laboratorio de la UIS para hacerles análisis morfológicos y de sus datos genéticos. Luego los comparamos con muestras de ejemplares en colecciones científicas de varios países para estudiar sus relaciones de ‘hermandad’. Además, al ser especies venosas, tienen ciertos patrones de moléculas que son propias de cada una, lo que nos ayuda a catalogarlas más a detalle”, explica Meneses.
Tras analizar estos datos, concluyeron que eran nuevas especies, lo cual fue corroborado por un comité de expertos internacional que analizaron las conclusiones del estudio. Por el momento, los investigadores continuarán la investigación en búsqueda de una sexta especie que aún no ha sido descrita por este estudio. Existe la posibilidad de haya otras especies aún por descubrir, en particular en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
El potencial de investigar serpientes en Colombia
En Colombia hay más de 360 especies de serpientes identificadas. Aun así, hay varias cosas que aún no sabemos sobre ellas. Como explica Carlos Bravo, investigador del Grupo de Investigación en Biología Matemática y Computacional (Biomac) de la Universidad de los Andes, “en el país ha habidopoca investigación sobre serpientes, en particular en temas de nuevas especies. Esta se ha centrado en la parte de sus venenos porque es un tema relacionado con la salud pública y la atención clínica”.
Como explica Bravo, el nuevo descubrimiento de estas especies, que antes se pensaba era solo una, es clave, pues permite mejorar la atención de las mordeduras en el país.
“Actualmente, solo hay dos empresas, una pública y otra privada, que producen sueros antiofídicos que no usa el veneno de estas especies. Con el hallazgo tenemos que ver como será el suero contra las distintas especies descubiertas y ver si sus mordeduras generan nuevos síntomas. Además, se necesita desarrollar herramientas y guías para identificar estas víboras en el terreno”.
Uno de los campos que ha tomado fuerza en los últimos años ha sido la bioprospección. que busca sacar potenciales fármacos a partir del veneno de las serpientes, como el caso del captopril, un medicamento para tratar la hipertensión, desarrollado a partir de una molécula identificada en el veneno de la serpiente Bothrops jararac.