La importancia del consumo local en la preservación de la cultura comunitaria
(Información institucional) El consumo local y la exaltación del valor cultural de las comunidades artesanas y campesinas hacen parte de un modelo de consumo responsable que tiene como premisa principal la construcción de país.
Mientras lee este artículo, seguramente tiene puesta una camiseta, una blusa o un saco. Piense por un momento en dónde lo compró o cuánto le costó. ¿Lo recuerda? Ahora, pregúntese si tiene alguna idea acerca de quién pudo haber fabricado esta prenda, si quizá es una prenda colombiana o proviene de otro país. Estas últimas preguntas, evidentemente, son más difíciles de responder que las primeras. (Le puede interesar: Los primates macacos rheus machos tienen más sexo entre ellos que con las hembras)
Y hay unas aun más difíciles: ¿De qué material está hecha la prenda? ¿Qué insumos se necesitaron para obtener ese material? En el caso de la lana, por ejemplo, valdría la pena preguntarse en dónde fue criado el animal y en qué condiciones. O sobre el algodón, que es uno de los insumos más comunes en la industria textil, podríamos preguntarnos dónde fue cultivado y por quién. Incluso, puede que usted hasta ahora se entere de que el algodón proviene de una planta.
Un ejercicio similar puede hacerse con los alimentos que compra en el mercado o los objetos con los que decora su casa. En medio de procesos industrializados y globalizados, la mayoría de las veces sin rostro, es muy difícil obtener una respuesta.
El consumo consciente es una alternativa en medio de este proceso: comprar prendas, alimentos u objetos de los que se pueda conocer su historia. Justamente con esta intención nació Terranía®, una estrategia comercial que busca conectar el consumo local a las experiencias, tradiciones y culturas que hay detrás. (Le recomendamos: Mitigación y adaptación al cambio climático)
Desde allí se empiezan a tejer diferentes historias. Las comunidades campesinas que se dedican a las labores de granja, como la crianza de ovejas, y producen lana virgen. Las manos de artesanos que diseñan, transforman, tejen y confeccionan. Cada uno hace parte de una cadena que tiene como destino final al consumidor, pero que construyen y sostienen entre sí varios aspectos importantes.
Danisa Saenz, artesana de tradición, vive en Villa de Leyva, Boyacá, en donde cuenta con un punto de venta de artesanías. Allí ofrece ruanas, chaquetas, chales, bolsos y muchos otros productos elaborados a partir de lana de oveja. En su confección participan mujeres campesinas y artesanas de la región, que se asociaron para ofrecer sus productos.
Cuando alguien compra, no solo está adquiriendo la prenda, sino que lleva con esta la experiencia de vida de estas mujeres. Para Saenz, la compra de una prenda no significa solo un apoyo para las vendedoras o para la tienda en sí. Detrás de la artesana y la campesina están las familias que subsisten de esta actividad, y que gracias a la asociación reciben un pago justo por su trabajo. (También puede leer: Un pedazo de campo en las terrazas de Bogotá)
Además, se trata de productos fabricados a mano, con técnicas transmitidas de generación en generación, diseños concebidos a partir de la tradición cultural de su región. “El valor agregado no es solo el esfuerzo humano de cada persona que participa, sino la esencia cultural con la que se hace la prenda”, puntualiza Saenz.
Desde Terranía® se promueven los productos locales y el trabajo comunitario, apoyando a mujeres como Saenz para impulsar la comercialización local en la que se vincule la identidad cultural y las tradiciones a partir de la producción. “Es una de las apuestas comerciales que nos ha acompañado para que no se pierda la esencia artesanal de cada región. No es solo el impulso económico que nos puedan dar, sino el apoyo cultural y social”, explica.
Para esto, Terranía® cuenta con cuatro marcas en el mercado nacional. Terranía Artesanías® está enfocada en potenciar la creatividad y el trabajo de las personas que, como Danisa, se dedican a crear obras de arte a partir de su tradición. Allí no solamente se incluyen las prendas de vestir, sino todo tipo de objetos artesanales que sean “testimonio vivo de nuestra identidad cultural, preservando tradiciones ancestrales y resaltando el valor de la artesanía como un arte en sí mismo”. (Lea también: Crean modelo que predice problemas de agua en la Orinoquia si se amplía la frontera agrícola)
Desde Terranía Turismo® se busca la promoción del turismo rural organizado por comunidades, en donde se conecte a los viajeros con la cultura y las historias propias de cada territorio, generando una experiencia para cada uno. “Creemos en la importancia de generar servicios de calidad y experiencias auténticas que no solo enriquezcan a los visitantes, sino que también dinamicen las economías locales y generen ingresos para las comunidades”, afirman desde Terranía®.
También se ha dedicado una marca específicamente a la promoción y fortalecimiento de la producción cafetera local, por la que el país ha sido reconocido durante años. Con Terranía Café® el objetivo es que cada taza de café se conozca la historia del lugar en el que fue cultivada, el piso térmico en el que creció y los tipos de cultivo que le dieron sus notas, ya sea cítricas, frutales, aromáticas u otras. En esta marca se tiene contemplado promocionar una línea especial de producción 100% de mujeres cafeteras que saldrá al mercado muy pronto.
Además, Terranía Autóctonos “es un tributo a la riqueza de nuestros productos identitarios y únicos, como el cacao, la panela, la miel, las aromáticas y las conservas. Estos tesoros llevan consigo la esencia y la tradición de nuestros territorios, honrando las costumbres transmitidas de generación en generación”, explican. Así, se promueve la producción y el consumo de productos característicos de Colombia. (Le puede interesar: Con su dieta usted también puede ayudar a cambiar el planeta)
El apoyo de lo local resulta también en un impulso para el desarrollo económico de las comunidades que participan en este tipo de estrategias comerciales, además de una exaltación de sus culturas y tradiciones. Pero, el consumidor también adquiere como parte del valor agregado del producto un aspecto fundamental en la sostenibilidad de este modelo de producción.
“Somos amigables con el medio ambiente, protegemos nuestro entorno y cuidamos los puntos importantes de la producción”, explica Saenz. Este elemento completa un circulo en la producción local que resulta en lo que ella llama la construcción de país. Terranía® no solo representa productos de calidad, sino también historias de esfuerzo, innovación y pasión por poner en alto el nombre de nuestro país. Al optar por marcas nacionales, estás apoyando el crecimiento de la industria local, generando empleo y creando un impacto positivo en la economía de nuestra nación”, concluye Terranía®.
Mientras lee este artículo, seguramente tiene puesta una camiseta, una blusa o un saco. Piense por un momento en dónde lo compró o cuánto le costó. ¿Lo recuerda? Ahora, pregúntese si tiene alguna idea acerca de quién pudo haber fabricado esta prenda, si quizá es una prenda colombiana o proviene de otro país. Estas últimas preguntas, evidentemente, son más difíciles de responder que las primeras. (Le puede interesar: Los primates macacos rheus machos tienen más sexo entre ellos que con las hembras)
Y hay unas aun más difíciles: ¿De qué material está hecha la prenda? ¿Qué insumos se necesitaron para obtener ese material? En el caso de la lana, por ejemplo, valdría la pena preguntarse en dónde fue criado el animal y en qué condiciones. O sobre el algodón, que es uno de los insumos más comunes en la industria textil, podríamos preguntarnos dónde fue cultivado y por quién. Incluso, puede que usted hasta ahora se entere de que el algodón proviene de una planta.
Un ejercicio similar puede hacerse con los alimentos que compra en el mercado o los objetos con los que decora su casa. En medio de procesos industrializados y globalizados, la mayoría de las veces sin rostro, es muy difícil obtener una respuesta.
El consumo consciente es una alternativa en medio de este proceso: comprar prendas, alimentos u objetos de los que se pueda conocer su historia. Justamente con esta intención nació Terranía®, una estrategia comercial que busca conectar el consumo local a las experiencias, tradiciones y culturas que hay detrás. (Le recomendamos: Mitigación y adaptación al cambio climático)
Desde allí se empiezan a tejer diferentes historias. Las comunidades campesinas que se dedican a las labores de granja, como la crianza de ovejas, y producen lana virgen. Las manos de artesanos que diseñan, transforman, tejen y confeccionan. Cada uno hace parte de una cadena que tiene como destino final al consumidor, pero que construyen y sostienen entre sí varios aspectos importantes.
Danisa Saenz, artesana de tradición, vive en Villa de Leyva, Boyacá, en donde cuenta con un punto de venta de artesanías. Allí ofrece ruanas, chaquetas, chales, bolsos y muchos otros productos elaborados a partir de lana de oveja. En su confección participan mujeres campesinas y artesanas de la región, que se asociaron para ofrecer sus productos.
Cuando alguien compra, no solo está adquiriendo la prenda, sino que lleva con esta la experiencia de vida de estas mujeres. Para Saenz, la compra de una prenda no significa solo un apoyo para las vendedoras o para la tienda en sí. Detrás de la artesana y la campesina están las familias que subsisten de esta actividad, y que gracias a la asociación reciben un pago justo por su trabajo. (También puede leer: Un pedazo de campo en las terrazas de Bogotá)
Además, se trata de productos fabricados a mano, con técnicas transmitidas de generación en generación, diseños concebidos a partir de la tradición cultural de su región. “El valor agregado no es solo el esfuerzo humano de cada persona que participa, sino la esencia cultural con la que se hace la prenda”, puntualiza Saenz.
Desde Terranía® se promueven los productos locales y el trabajo comunitario, apoyando a mujeres como Saenz para impulsar la comercialización local en la que se vincule la identidad cultural y las tradiciones a partir de la producción. “Es una de las apuestas comerciales que nos ha acompañado para que no se pierda la esencia artesanal de cada región. No es solo el impulso económico que nos puedan dar, sino el apoyo cultural y social”, explica.
Para esto, Terranía® cuenta con cuatro marcas en el mercado nacional. Terranía Artesanías® está enfocada en potenciar la creatividad y el trabajo de las personas que, como Danisa, se dedican a crear obras de arte a partir de su tradición. Allí no solamente se incluyen las prendas de vestir, sino todo tipo de objetos artesanales que sean “testimonio vivo de nuestra identidad cultural, preservando tradiciones ancestrales y resaltando el valor de la artesanía como un arte en sí mismo”. (Lea también: Crean modelo que predice problemas de agua en la Orinoquia si se amplía la frontera agrícola)
Desde Terranía Turismo® se busca la promoción del turismo rural organizado por comunidades, en donde se conecte a los viajeros con la cultura y las historias propias de cada territorio, generando una experiencia para cada uno. “Creemos en la importancia de generar servicios de calidad y experiencias auténticas que no solo enriquezcan a los visitantes, sino que también dinamicen las economías locales y generen ingresos para las comunidades”, afirman desde Terranía®.
También se ha dedicado una marca específicamente a la promoción y fortalecimiento de la producción cafetera local, por la que el país ha sido reconocido durante años. Con Terranía Café® el objetivo es que cada taza de café se conozca la historia del lugar en el que fue cultivada, el piso térmico en el que creció y los tipos de cultivo que le dieron sus notas, ya sea cítricas, frutales, aromáticas u otras. En esta marca se tiene contemplado promocionar una línea especial de producción 100% de mujeres cafeteras que saldrá al mercado muy pronto.
Además, Terranía Autóctonos “es un tributo a la riqueza de nuestros productos identitarios y únicos, como el cacao, la panela, la miel, las aromáticas y las conservas. Estos tesoros llevan consigo la esencia y la tradición de nuestros territorios, honrando las costumbres transmitidas de generación en generación”, explican. Así, se promueve la producción y el consumo de productos característicos de Colombia. (Le puede interesar: Con su dieta usted también puede ayudar a cambiar el planeta)
El apoyo de lo local resulta también en un impulso para el desarrollo económico de las comunidades que participan en este tipo de estrategias comerciales, además de una exaltación de sus culturas y tradiciones. Pero, el consumidor también adquiere como parte del valor agregado del producto un aspecto fundamental en la sostenibilidad de este modelo de producción.
“Somos amigables con el medio ambiente, protegemos nuestro entorno y cuidamos los puntos importantes de la producción”, explica Saenz. Este elemento completa un circulo en la producción local que resulta en lo que ella llama la construcción de país. Terranía® no solo representa productos de calidad, sino también historias de esfuerzo, innovación y pasión por poner en alto el nombre de nuestro país. Al optar por marcas nacionales, estás apoyando el crecimiento de la industria local, generando empleo y creando un impacto positivo en la economía de nuestra nación”, concluye Terranía®.