BIBO
Un compromiso para vivir mejor
Publicidad

La salinización, una amenaza subestimada en el suelo

Información institucional

09 de diciembre de 2021 - 03:20 p. m.

El 5 de diciembre se celebró el Día Mundial del Suelo, fecha que recuerda la importancia de combatir la salinización, una de las problemáticas en aumento en el mundo, y por la que se busca concientizar acerca de la importancia de tener ecosistemas saludables. Estas son algunas de las estrategias en Colombia para mitigarla.

El suelo alberga más del 25 % de toda la biodiversidad del planeta. / Cortesía FAO
El suelo alberga más del 25 % de toda la biodiversidad del planeta. / Cortesía FAO
Foto: Fotógrafo

La salinización es uno de los problemas mundiales que más impactan la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) del 20 al 50 % de los suelos agrícolas en los continentes presentan, en alguna proporción, acumulación de sales solubles, lo que disminuye su fertilidad.

El suelo y la multitud de organismos que lo habitan nos proporcionan alimento, biomasa y fibras, materias primas, regulan los ciclos del agua, carbono y nutrientes, albergando más del 25 % de toda la biodiversidad del planeta.

A la salinización se le suma la sobreexplotación de los recursos naturales y el cambio climático que exige medidas urgentes, como lo señala el Día Mundial del Suelo, que se conmemora desde 2014 cada 5 de diciembre. “La salinización es un problema de origen natural y antrópico, resultante del uso indiscriminado de fertilizantes y de sistemas de riego con baja calidad de agua. A mayor cantidad de sales solubles en el suelo, menor asimilación de otros elementos esenciales en las plantas, lo que ocasiona disminución en su rendimiento y bajas producciones”, explica Adriana Bolívar, experta en suelos de FAO Colombia.

Un tema de alta sensibilidad para la Unión Europea (UE), dadas las pérdidas económicas causadas por la alta erosión de los suelos agrícolas; disminución de la productividad en las tierras de cultivo; contaminación local debido a actividades industriales y riesgo de desertificación, por el cambio climático y prácticas agrícolas inadecuadas. Para dar solución y fin a estas dificultades, el Pacto Verde Europeo plantea objetivos que buscan intensificar los esfuerzos para conservar la fertilidad del suelo y reducir su erosión, así como metas encaminadas a aumentar su materia orgánica y restaurar los ecosistemas ricos en carbono; proteger y mejorar su biodiversidad; optimizar el uso de áreas con vocación agrícola y pecuaria, y evitar la expansión urbana.

En Colombia, esta agenda de manejo integrado de suelos se promueve bajo la Asistencia Técnica a las políticas de desarrollo rural y sostenible (AT DRET II), que convoca la alianza entre la UE, la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la FAO, para apoyar a los ministerios de Agricultura y Ambiente, con quienes se ha priorizado la actualización de 5 Guías Ambientales sectoriales que, junto a gremios y entidades del sector, revisa el manejo dado al suelo productivo, para acordar buenas prácticas ambientales que lo restauren, de cara a problemas como la salinización, señala José Antonio Gómez, experto ambiental de la AICS en Colombia.

Adicionalmente, en agosto de 2021, ambos ministerios, junto al IGAC, Agrosavia y el IDEAM, con el apoyo de la FAO, a través del proyecto “Paquete de Mejora de la Acción Climática” presentaron los mapas de potencial de secuestro de carbono orgánico de suelos para Colombia, un insumo para el manejo sostenible y mitigación al cambio climático en varias áreas agrícolas y pecuarias del país.

“Capacitamos a técnicos de diferentes instituciones en metodologías, ajustadas al país, con las que se elaboran cartografías que sirven de insumo para tomar decisiones que parten del estado de los suelos. Reconocer las áreas con mayor degradación facilita mitigar el problema, usando sistemas digitales de actualización periódica”, agrega Adriana Bolívar.

Un suelo más conservado en áreas protegidas.

Otra de las estrategias que ha impulsado la conservación del suelo, esta vez en áreas protegidas, es la política de participación social en la conservación, con la que Parques Nacionales, gracias al apoyo de la UE, logra que las comunidades participen en procesos de gestión de áreas protegidas.

En el Parque Natural Nacional Pisba, ubicado en los departamentos de Boyacá y Casanare, en el páramo de Pisba, se han establecido entre 2019 y 2020 la firma de 24 acuerdos, liberando presiones a ecosistemas de alta montaña por ganadería extensiva en 785 hectáreas aproximadamente, con apoyos a productores locales representados en insumos y acompañamiento técnico a iniciativas productivas como ganadería sostenible, apicultura y las “cosechas de agua”.

“El programa de Desarrollo Local Sostenible (DLS II) apoyó a habitantes cercanos a los páramos con insumos y tecnificación productiva, lo que ha llevado al mejoramiento de praderas, con el arreglo de galpones, construcción de viveros, entre otros. Todo, con el fin de afectar lo menos posible al Parque”, asegura Fabio Guevara, habitante de una zona aledaña al PNN Pisba.

Los procesos productivos, ambientalmente sostenibles y económicamente viables han diversificado la economía rural; así como aportado a la mejora de la calidad de vida de estas comunidades y cambiado los roles de interacción con los ecosistemas para aportar a la conservación de estos recursos naturales. El DLS II proyecta la firma de 12 acuerdos más que liberarán unas 180 hectáreas en una franja altitudinal de 2.400 a 3.200 en la zona de influencia del área protegida.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar