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A poco más de un mes para que finalice el gobierno de Iván Duque, diferentes actores relacionados con la gestión del agua, la conservación de recursos naturales y la transición energética se dieron cita virtual en el primer “Encuentro regional por el agua y la energía renovable 2022”. Allí entablaron un diálogo sobre los logros alcanzados por la administración saliente y plantearon cuál debería ser la hoja de ruta del siguiente cuatrienio en ambos frentes, priorizando el papel de Antioquia en esta misión.
Como lo señaló al comienzo del evento Diana Moreno, directora encargada de la Gestión Integral del Recurso Hídrico del Ministerio de Ambiente, Colombia tiene el reto de “cambiar de paradigma y visión frente al camino del desarrollo”, lo que implica repensarlo desde la sostenibilidad, los recursos disponibles y las necesidades sectoriales a largo plazo.
Esta premisa sirvió como apertura de este espacio que El Espectador viene realizando desde hace 10 años como parte de una gira nacional que cuenta con el apoyo de ISAGEN y la dirección técnica de WWF Colombia. Durante el evento, que tuvo lugar el pasado 21 de junio, más de 40 participantes, entre investigadores, integrantes de las corporaciones ambientales de Antioquia, representantes municipales y de la sociedad civil, expusieron los retos que la región afronta, así como las acciones estratégicas para enfrentarlos que podrían servir de insumo para la construcción del próximo Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026. (También puede leer: Poca biodiversidad, el negativo legado que dejó el cambio de uso del suelo)
La conversación se dio en torno a tres enfoques: conservación, restauración y gestión del uso. Además, se integraron las alternativas energéticas con proyección futura en el país.
Punto de partida
“Colombia tiene el sexto rendimiento hídrico más grande del mundo”, recalcó Nelson Ómar Vargas, subdirector de Hidrología del Ideam, indicador que incluye tanto el agua superficial como subterránea. En ese sentido, para el vocero de la entidad, los problemas alrededor del agua no son de oferta, sino de enfoque y gestión de la demanda. El monitoreo debería recaer en los distintos actores involucrados en la gobernanza que, al trabajar de manera articulada, se prepararán adecuadamente para abordar los desafíos del cambio climático asociados a este recurso.
Y es aquí, en el proceso de actuar conjuntamente, donde los participantes del panel de conservación enunciaron una de las principales problemáticas de Antioquia y sus alrededores: “Somos una región muy rica en construir planes, pero con una dificultad muy grande para implementarlos”, dijo John Zapata, docente de la Universidad de Antioquia. “Muchas veces generamos más resistencia que alianzas con los actores del territorio (en los procesos de conservación)”, añadió.
Los planes a los que se refiere Zapata están enmarcados en la Política Nacional de Gestión Integral de Recurso Hídrico (2010-2022), en proceso de actualización, la cual contempla instrumentos de planificación como los Pomcas (Planes de Ordenamiento y Manejo de Cuencas Hidrográficas) y los Planes de Manejo Ambiental de Microcuencas (Pmam). Estas herramientas deben complementarse entre sí y adaptarse localmente a las necesidades, o al menos ese es el objetivo con el que se crearon. Sin embargo, Diana Jaramillo, de la Subdirección de Gestión Ambiental de Corantioquia, también compartió su preocupación por el alcance real que suelen tener en la regulación hídrica del departamento, puesto que muchas veces parecen “planes de escritorio”.
Jaramillo recomienda que se motive a “conocer la esencia de estos planes e instrumentos de planificación del recurso hídrico”, mediante una comunicación asertiva y amigable que incluya pedagogía ambiental. La tarea la encabeza el Ministerio de Ambiente, pasando por las cuatro corporaciones autónomas regionales de Antioquia, hasta llegar a los habitantes del territorio, con el objetivo de fortalecer los procesos de gobernanza del agua. (Le puede interesar: Crean índice para medir la conectividad de las áreas protegidas del mundo)
Para los invitados que participaron en el grupo de Restauración, el manejo de las cuencas hidrográficas en Antioquia ejemplifica otro caso de la falta de articulación de los actores involucrados en la sostenibilidad del recurso hídrico. “Nos estamos olvidando que las cuencas son mucho más extensas de lo que parecen. Cada municipio piensa que puede trabajar por su cuenca como si fuera una isla, y no es así, la cuenca tiene que interpretarse como un continuo”, explicó Mario Quijano, docente de la Universidad Católica del Oriente y representante del Sistema Departamental de Áreas Protegidas de Antioquia (Sidap). Colombia posee 396 cuencas a nivel de subzonas hidrográficas y de nivel subsiguiente que son objeto de Pomcas.
Diversificar la matriz energética
Una de las prioridades del sector minero-energético del país es acelerar el acceso a nuevas tecnologías que permitan cumplir con las metas de mitigación del cambio climático. En este aspecto, la actualización normativa es indispensable, al igual que la ingeniería de nuevos procesos y la capacitación profesional en áreas afines.
“El sector minero-energético ha invertido alrededor de $20 billones en nuevas tecnologías, transición energética y en cambio climático”, afirmó Diego Grajales, coordinador de Cambio Climático del Ministerio de Minas y Energía. Para el funcionario, Colombia requiere generar confiabilidad para atender la volatilidad de los mercados energéticos, siendo este uno de los retos a mediano plazo.
En cuanto a oportunidades, el país puede convertirse en un HUB energético y ambiental a partir del potencial de absorción de carbono y obtención de hidrógeno que posee. Para Alejandro Pérez, director técnico del laboratorio de Procesos Químicos Industriales (PQI), de la UdeA, y vocero del grupo de Gestión del uso, llegó el momento de acelerar la transición energética, “abrir paso al uso de materia orgánica o biomasa en la producción de hidrógeno verde” y a futuro, por qué no, incentivar la creación de centrales eléctricas con este tipo de energía limpia que se alinea con el objetivo mundial de reducir las emisiones de carbono.
Además, Pérez agregó en su intervención que Medellín ya ha avanzado en la ejecución de estrategias del Plan Maestro de Ciudad Inteligente, proyectado a cumplirse en 2031, y que parte de ese progreso se observa en la incursión de flotas de vehículos eléctricos y el uso de las TIC para garantizar una movilidad sostenible en la ciudad. (Puede ver también: ¿Por qué es urgente que el próximo gobierno proteja la Amazonia?)
Sobre este punto, los participantes del grupo de Gestión del uso concluyeron que se requiere ampliar los incentivos de la Ley de Movilidad Eléctrica (Ley 1964 de 2019), que ofrece, entre otras cosas, descuentos tributarios, tarifas diferenciales en parqueaderos y excepciones de pico y placa únicamente a los vehículos impulsados por motores eléctricos o de gas. Cabe destacar que los vehículos híbridos no están cobijados por la norma, aunque en algunas ciudades existen beneficios específicos para estos.
Isabel Giraldo, profesional ambiental de EPM, destacó que, mientras se prospera en materializar las propuestas planteadas, no hay que olvidar la importancia que ha cobrado el gas natural en los centros urbanos del Valle de Aburrá. Su bajo costo lo hace competitivo como combustible de transición.
Desafíos del PND 2022-2026
El bosque fue escogido por los expertos como uno de los ecosistemas centrales a favorecer en las metas del próximo Plan Nacional de Desarrollo (PND). Mario Quijano explicó la problemática que motivó la propuesta: “En muchos casos los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), alineados al PND, no trabajan de manera armónica con las corporaciones ambientales regionales que quieren hacer conservación”, dando como resultado que desaparezcan los pocos fragmentos de bosque que quedan, debido, entre otras razones, al cambio de uso de suelos que otorga la planeación regional. Asimismo, hizo énfasis en vincular al sector empresarial las mesas de concertación de política ambiental.
Como siguiente desafío se abordó la necesidad de aclarar que los procesos de restauración no obedecen únicamente a la siembra de árboles. En la plenaria se habló del riesgo de contabilizar en los indicadores del PND el número de siembras sin hacer un monitoreo constante de que el material se haya adaptado y permanezca vivo. De lo contrario, las cifras de reforestación que presentará el Gobierno serán erróneas. “Colombia anfibia” fue el concepto del Instituto Humboldt traído a colación por los asistentes para indicar que no hay que perder de vista los ecosistemas acuáticos y sus especies nativas. (Le recomendamos: La reserva en el Caquetá que recupera orquídeas que ni la ciencia conocía)
Finalmente, considerar el componente biótico en la categorización de la calidad del agua, fortalecer las metas alrededor de los Pagos por Servicios Ambientales (PSA), hacer estudios de capacidad de carga del territorio y conocer al detalle la demanda de usuarios del recurso hídrico, fueron conclusiones alternativas que surgieron del encuentro regional en su undécima edición.
Este es el primero de cinco “Encuentros regionales por el agua y la energía renovable” que habrá este año en el marco de la campaña BIBO. Manizales, Bucaramanga, La Guajira y Villavicencio serán los epicentros de las siguientes conversaciones virtuales. En noviembre se llevará a cabo el “Encuentro nacional”, que recogerá los hallazgos de la gira regional para generar recomendaciones de política en agua y energía para el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.