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El pasado primero de septiembre se celebró el Día Internacional de los Primates. Se estima que alrededor del mundo hay más de 500 especies, las cuales se encuentran distribuidas en cuatro zonas: Asia, África, Madagascar y el Neotrópico americano. De esta última zona hacen parte países de América Latina, Centro América y algunos pertenecientes a Estados Unidos. (Le puede interesar: Tres casos que nos demuestran que podemos coexistir con la vida silvestre)
De acuerdo con la Asociación Primátologica Colombiana (APC), encargada de investigar y promover la conservación de los primates en el país, el 38% de todas las especies de estos mamíferos se encuentra en los bosques tropicales del Neotrópico. África es el segundo continente con más presencia en diversidad de estas especies alcanzando un 24% y le siguen Asia y Madagascar con un 22% y 18%, respectivamente.
Según esta misma organización, dentro de América Latina, Colombia cuenta con 38 especies de primates, siendo el tercer país con mayor variedad del continente. Brasil ocupa el primer puesto con un total de 128 y le sigue Perú con 52. (Puede leer: Diez razones por las que el mundo necesita restaurar los ecosistemas)
A pesar de que estos datos demuestran la riqueza de biodiversidad con la que cuenta el país y el mundo, lo cierto es que muchas de las especies se encuentran amenazadas. De acuerdo con la organización Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la mitad de todos los primates del mundo están en peligro de extinción. En un informe del 2017 advirtieron que, de las 504 especies de primates en el mundo, cerca del 60% podría extinguirse si no se implementan medidas para su conservación. En Colombia la situación es similar. El 53%, es decir, más de la mitad de las especies, están catalogadas con algún grado de amenaza.
En una entrevista con el portal Mongabay, el biólogo Andrés Link aseguró que los efectos humanos sobre los ecosistemas donde se encuentran estas especies han sido el principal motivo de amenaza. Según indicó, una de las actividades que más afecta a los mamíferos es la deforestación de las selvas y bosques para darle paso a la ganadería y otras actividades económicas. Así, las acciones humanas han ido dejando a los primates sin suficiente hábitat para vivir.
Por eso, en conmemoración del Día Internacional de los Primates, queremos recordar la importancia de preservar y conservar a estos mamíferos. En Colombia, específicamente, hay tres especies que, según la APC, son las más amenazadas. (Puede leer: Comprar productos de madera legal, cuidar los bosques y no fracasar en el intento)
La ‘marimonda’ o mono araña: En el mundo científico se conoce como Ateles hybridus. Este primate hace parte de las 25 especies más amenazadas de todo el mundo según la UICN. De acuerdo con esta organización, desde el 2000 el mono araña estaba catalogado como una especie en peligro de extinción. Tres años después pasó a estar en peligro ‘crítico’, y en el 2012, la UICN advertía lo que estaba ocurriendo con este mono: en los últimos 45 años esta especie ha tenido un declive del 80%. Las razones son dos: cacería y la perdida de hábitat.
Este primate se puede ver tres departamentos, principalmente: Magdalena, César y La Guajira. Sin embargo, también está presente en algunas zonas de Antioquia, Bolívar, Boyacá y Santander.
El Tití cabeciblanco (Saguinus Oedipus): De acuerdo con la APC es otra de las especies que está en Peligro Crítico en Colombia. Conocido como mono tití, solamente pesa 500 gramos, y es propio y único de nuestro país. Lo consideran una especie endémica y emblemática al punto de que algunos le han llegado a apodar el panda colombiano. Se encuentra principalmente en departamentos del Chocó, Antioquia, Córdoba, Sucre y Atlántico, siendo el bosque seco tropical su hábitat natural.
Sin embargo, esta especie, que también es considerada por la UICN como una de las más amenazadas a nivel mundial, está en peligro desde el siglo pasado por dos razones: la ganadería y el tráfico ilegal de fauna silvestre. De hecho, de acuerdo un artículo del diario El Comercio, entre los años sesenta y setenta se exportaron entre 30 mil y 40 mil monos titíes a Estados Unidos, ilegalmente.
La preocupación por conservar al Mono Tití ha impulsado diferentes movimientos. Uno de ellos es el de la Fundación Proyecto Tití, liderado por Anne Savage, primatóloga estadounidense. Esta iniciativa que fue creada desde 1987, tiene tres objetivos específicos: generar más información sobre esta especie, conservarla junto a la comunidad y promover el conocimiento sobre el tití en toda Colombia. De esta manera, la fundación ha creado estrategias educativas y pedagógicas que involucran a la comunidad sobre la importancia de conservación de esta especie.
Mico bonito del Caquetá: Fue descubierto en el 2010 y al igual que los dos anteriores, también hace parte de las 25 especies más amenazadas en el mundo por la UICN. Y es que, según la APC, esta especie se encuentra en la zona más peligrosa para los primates en el mundo: la selva amazónica. La deforestación en la Amazonia es la actividad que más pone en riesgo la conservación de diferentes especies, entre ellas el Plecturocebus Caquetensis, nombre científico del “mico bonito”.
Aunque no hay cifras sobre cuántos primates de esta especie hay en Colombia, fue declarado en peligro crítico de extinción por la UICN casi que en el mismo momento que fue descubierto, debido a su restringido hábitat natural. Según la APC, el mico bonito se encuentra en un departamento que en los últimos diez años ha perdido casi 200 mil hectáreas de bosque, considerándose uno de los departamentos más deforestados del país. De esta manera, los ejemplares de esta especie solamente pueden viven y moverse en aproximadamente 4029 km2.
Los esfuerzos por preservar estos animales es responsabilidad de todos. Al cambiar nuestros hábitos y formas de consumo podremos lograr que estas especies continúen existiendo varias generaciones más. Lo anterior, no solo con el propósito del reconocimiento emblemático y endémico, sino por el rol fundamental que juegan estos mamíferos con los ecosistemas que habitan, ya que al ser dispersores de semillas promueven de manera innata la recuperación de bosques y la reproducción vegetal.