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Lo que se debe tener en cuenta para usar las especies de manera sostenible

Colombia tiene cerca de 80.000 especies registradas de animales, plantas y hongos. De estas 2.104 se encuentran amenazadas. ¿Cómo utilizarlas de manera sostenible? Hace falta tener en cuenta diferentes aspectos.

04 de julio de 2024 - 08:00 p. m.
 Para lograr las metas del marco de biodiversidad, es clave trabajar con las comunidades. /WWF Colombia
Para lograr las metas del marco de biodiversidad, es clave trabajar con las comunidades. /WWF Colombia
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En diciembre de 2022, Colombia y otros 195 países adquirieron una serie de compromisos para hacerle frente a una de las mayores crisis del planeta: la pérdida de biodiversidad. Una de las 23 metas planteadas en el Marco Global de Biodiversidad Kunming- Montreal, que deben cumplirse para 2030, es lograr que haya una gestión y uso sostenible de las especies silvestres. ¿Cómo lograrlo?

Primero, hay que mencionar que Colombia es uno de los pocos países megadiversos que hay en el planeta. Cada uno de ellos alberga al menos el 10 % de toda la biodiversidad global. El nuestro es el que tiene mayor cantidad de especies de aves, orquídeas, y mariposas. También ocupa el segundo lugar en mayor variedad de anfibios, peces de agua dulce, palmas y murciélagos. Hasta el momento, se han reportado cerca de 80.000 especies de animales, plantas y hongos, pero se estima que en nuestro territorio podemos llegar a contar hasta con 200.000 especies.

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Sin embargo, parte de esa biodiversidad está en riesgo. En el país hay 2.104 especies amenazadas, según la más reciente lista del Ministerio de Ambiente, actualizada en febrero de este año. 496 especies están en peligro crítico (CR), 800 en peligro (EN) y 838 en estado vulnerable (VU). Si comparamos estos datos con los de la versión anterior, se puede ver que hay 806 especies más que en 2017. Sin embargo, este número solo representa a las especies de las que se tiene conocimiento suficiente para poder realizar la evaluación de amenaza, por esto es posible que haya muchas más.

La lista está encabezada por los anfibios con 287 especies en peligro de extinción, que representan el 93.8% del total que hay en el país. En esta misma categoría se encuentran 253 especies de orquídeas, 139 de aves, 113 de peces, 75 de mamíferos y 56 de frailejones.

Silvia Vejarano, bióloga y especialista en Conservación en WWF Colombia, explica que la principal amenaza para la fauna y flora del país es la destrucción de los hábitats, “es decir, la deforestación y la transformación de los ecosistemas naturales, bien sea para ampliar la frontera agropecuaria o para dar paso a ciudades y otra infraestructura humana”.

Esta situación provoca que se fragmenten las áreas naturales, y así se reduzca el espacio disponible para las especies silvestres. Un ejemplo de esto es la pérdida de humedales, que en el mundo ocurre tres veces más rápido que la pérdida de los bosques. En Colombia (un país anfibio) se ha reportado la pérdida de al menos una tercera parte, comenta Juliana Delgado, directora de ciencia de The Nature Conservancy (TNC Colombia).

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A esto se suman otros factores como la explotación directa de plantas o animales para consumo humano. “En nuestros ríos y mares, por ejemplo, hemos visto unas disminuciones muy claras en las poblaciones de peces representativos como el bocachico o los pargos”, agrega la bióloga de WWF.

También hay amenazas como la introducción de especies invasoras (como los hipopótamos, el pez basa, o plantas de jardín como el ojo de poeta, e incluso pastos como el kikuyo y la brachiaria asociados a la ganadería), que compiten directamente con las especies nativas reduciendo sus poblaciones. Otra amenaza es el tráfico de especies silvestres, que afecta a animales representativos como el mono tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), las tortugas carey, muy apetecidas por su caparazón, y el caimán llanero (Crocodylus intermedius).

¿Qué significa gestionar y usar de manera sostenible la naturaleza?

Ante este panorama, la gestión y uso sostenible de los recursos naturales es cada vez más necesaria. Para Carlos Mauricio Herrera, ecólogo y director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia, este concepto “nos orienta a que deberíamos hacer un uso de la naturaleza que no genere su degradación, y que por el contrario aseguremos que se mantenga en el tiempo”.

Para esto, agrega, hay que mirar en detalle cada especie o ecosistema que se está utilizando. “Tendemos a pensar que el uso de la biodiversidad solo se refiere a las especies, pero la naturaleza también son los ecosistemas en donde habitan. Por lo tanto, hay diversas formas de entender lo que podría ser ese uso de la biodiversidad. Es muy importante entender en qué situación se encuentran tanto las especies como los ecosistemas, para decidir si es un buen momento para hacer uso de ellas, así como cuáles son sus límites máximos para nunca llegar a ellos”

En ese sentido, para cumplir con la meta del Marco Global de Biodiversidad, se primero se deben abordar varios aspectos El principal, a los ojos de Delgado, de TNC Colombia, es conocer la biodiversidad del país, saber cómo son las dinámicas de las poblaciones naturales, entender cómo son sus ciclos de vida, qué factores las afecta, cómo se relacionan con otras especies y con su entorno, y cómo el uso puede alterar estas dinámicas.

“El conocimiento es la base para definir planes de uso y manejo que sean sostenibles. Esto permite tener acuerdos y reglas claras. Por otro lado, tenemos que contar con sistemas de monitoreo que nos ayuden a saber si estamos haciendo un manejo adecuado o si debemos ajustar nuestros planes para garantizar poblaciones sanas”, menciona Delgado.

Por ejemplo, mencionamos que Colombia es el segundo país del mundo con mayor diversidad de especies de peces de agua dulce. Cada año, dice la vocera de TNC, se reconocen nuevas especies, pero el conocimiento que se tiene de ellas de ellas es aún muy limitado. “El recurso pesquero se basa en esta biodiversidad y en zonas apartadas del país representan un recurso fundamental para la seguridad alimentaria de las comunidades humanas, muchas de ellas en condición de vulnerabilidad. El conocimiento de sus ciclos reproductivos y su ecología permite, por ejemplo, definir tiempos de veda para proteger el recurso y atender amenazas como la introducción de peces exóticos como el pez basa”, agrega.

Otro punto clave que menciona Vejarano, de WWF Colombia, es reconocer la importancia del uso que hacemos de las especies silvestres en nuestras actividades diarias. “Debemos comprometernos a utilizarlas de manera adecuada para evitar su extinción. Idealmente, deberíamos saber, como consumidores, si lo que usamos -desde madera para nuestras construcciones hasta alimentos- viene de procesos de cría o extracción sostenibles que respeten esas características que hacen que las especies prosperen en su medio natural”, menciona.

La importancia de las áreas protegidas

En acciones más puntuales, una de las herramientas para gestionar de mejor manera las especies silvestres es la declaración de áreas protegidas, aquellas áreas definidas geográficamente designadas, reguladas y administradas para alcanzar objetivos específicos de conservación.

“En Colombia, por ejemplo, contamos con 50 millones de hectáreas de áreas protegidas, 60 % son marinas, 40 % son terrestres aproximadamente, y albergan una gran cantidad del total de las especies que tenemos. Dependiendo de sus categorías, estos lugares funcionan como un reservorio genético y puede hacerse un uso diferenciado en ellas”, dice Herrera, de WWF Colombia.

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Estos lugares tienen unos objetivos de conservación definidos, que en algunos casos permiten realizar actividades relacionadas con el uso sostenible de los recursos naturales, “por lo tanto, se convierten en unos escenarios para entender ese concepto, ya que tienen un marco normativo y mecanismos de monitoreo de alto rigor que nos permite saber cómo promover esa gestión”, agrega el ecólogo

Una tercera razón radica en que las áreas protegidas se convierten en refugios y mecanismos de adaptación para las especies frente al cambio climático, otra de las crisis que enfrenta el planeta. Según Herrera, esto se debe al buen estado de conservación de estas zonas y sus posibilidades de gestión y monitoreo.

Aunque la hoja de ruta para cumplir con la meta tiene puntos muy claros, también tiene retos importantes. Uno de ellos, dice la vocera de TNC Colombia, es la planificación y desarrollo de la economía, considerando los impactos sobre la biodiversidad, y buscando la manera de evitar, minimizar y compensar los que se generen. “Hay sectores económicos muy bien regulados y controlados, mientras que otros no tienen las mismas regulaciones”.

Por su parte, Vejarano de WWF, considera que hay un trabajo importante por hacer en la articulación alrededor de la protección de la biodiversidad. “Este no es un tema de orillas políticas, es un tema de supervivencia para nuestra especie y las demás especies con quienes compartimos este planeta”. Tanto empresas, como gobiernos, agrega, deben realizar acciones para la protección y adecuado uso de las especies silvestres.

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