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Los pandas se han ganado un espacio en la agenda de conservación de muchas organizaciones ambientales por su apariencia carismática. Son uno de los mamíferos más importantes de Asia y durante años han hecho parte de proyectos que han ayudado a disminuir su estado de vulnerabilidad. (Le puede interesar: El primer caso de un animal híbrido entre un perro doméstico y un zorro)
En este proceso, los zoológicos han sido fundamentales para desarrollar procesos de rescate del tráfico de fauna y de reproducción en cautiverio. Gracias a esto se han recuperado las poblaciones de pandas en varios bosques de China.
Pero, aquellos pandas que viven en cautiverio lejos de su hogar natural podrían estar padeciendo lo que se conoce como “jet lag” o descompensación horaria. Esto ocurre en las personas cuando se viaja de un país o ciudad con un huso horario a otra.
Por ejemplo, cuando una persona que vive en Colombia viaja a Londres en verano, deberá acostumbrar su cuerpo a la luz solar que está presente hasta altas horas de la noche, pues su reloj circadiano está habituado a que el sol se oculte hacia las 6 pm. (Le recomendamos: Científicos dicen que estamos ante una “mutilación del árbol de la vida”)
Un grupo de investigadores publicó recientemente un estudio en la revista Frontiers y Psichology en el que evidenciaron que los pandas también padecen las consecuencias de los cambios en el huso horario.
Según explican los científicos, los animales están expuestos a los mismos condicionantes para regular sus ciclos circadianos y circanuales (algo así como el reloj biológico diario y anual). En esto afectan variables como la luz solar, la temperatura y la comida, que están relacionadas entre sí.
Para analizarlo, monitorearon a 11 pandas gigantes durante un año en seis zoológicos de diferentes partes del mundo. En el monitoreo, hacían sesiones de seguimiento de 10 minutos por cada hora en la que los pandas estaban visibles. (También puede leer: La caza de ballenas en la antigua Europa hizo que dos especies de extinguieran)
Así lograron estimar ciclos de comportamiento y actividad de 24 horas. La observación la hicieron durante un año para medir también el ciclo circanual, que se ve afectado por las variaciones en las condiciones de luz y temperatura a lo largo del año.
Los investigadores encontraron que los pandas que se encuentran en zoológicos lejos de su hábitat natural están expuestos a condiciones que afectan su comportamiento y sus ciclos de actividad. Los pandas en latitudes lejanas a su hábitat tienen menos actividad que aquellos que están cerca de las condiciones en las que vivirían en la vida silvestre.
Estas variaciones en los ciclos de actividad no solo tienen impactos, por ejemplo, en las horas de sueño del animal, sino que también podrían afectar sus hábitos de alimentación y su disposición para reproducirse. (Le puede interesar: Invertirán más de $129.000 millones en el cierre de Cara de Gato, en La Mojana)
Por eso, los investigadores consideran que este hallazgo sería fundamental para integrar prácticas de conservación que tengan en cuenta las variables de luz, temperatura y comida en los zoológicos en los que hay pandas.
Imitar las condiciones en las que los animales están habituados a vivir por su adaptación evolutiva, explica el estudio, “ayuda a promover estados de bienestar positivos y aumentar las posibilidades de una reproducción y conservación exitosas”.
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