Los primates y otros mamíferos del bosque seco tropical del país que están en riesgo
De los ocho millones de hectáreas originales de este ecosistema, se estima que solo quedan cerca de 720.000. Allí transitan 95 especies de mamíferos que se han visto afectados, principalmente, por la pérdida de hábitat.
En algunas de las zonas de bosque seco tropical de Colombia, especialmente al nororiente, habita uno de los primates endémicos del país. Se trata del mono araña, también conocido como choibo o marimonda (Ateles hybridus), un mamífero que, aunque también se puede encontrar en algunas partes de Venezuela, es más común verlo en el Magdalena Medio y el norte del país.
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En algunas de las zonas de bosque seco tropical de Colombia, especialmente al nororiente, habita uno de los primates endémicos del país. Se trata del mono araña, también conocido como choibo o marimonda (Ateles hybridus), un mamífero que, aunque también se puede encontrar en algunas partes de Venezuela, es más común verlo en el Magdalena Medio y el norte del país.
Pese a ser un importante dispersor de semillas, esta especie encabeza la lista de monos de la familia Atelidae que están en peligro en Colombia, de acuerdo con la más reciente actualización de la resolución de especies amenazadas en el país del Ministerio de Ambiente. El documento, publicado a principios de este mes, señala que este mono se encuentra en peligro crítico (CR), es decir, que enfrenta un riesgo de extinción extremadamente alto en estado de vida silvestre. (Lea: Las biofábricas con las que se enfrentan los altos precios de los fertilizantes en Colombia)
La situación para el bosque seco tropical, el ecosistema, en el que además del mono araña viven otras 94 especies de mamíferos, no es muy distinta. Según el Ministerio, este es uno de los ecosistemas más degradados, fragmentados y menos conocido del país. “Algunos estimativos señalan que de ocho millones de hectáreas originales, solo quedan cerca de 720.000”, menciona la entidad.
Las principales causas de su degradación se relacionan con actividades agropecuarias, asociadas a menudo con asentamientos humanos y proyectos de infraestructura, especialmente vial. Todo esto ha puesto en peligro la viabilidad de este ecosistema y, a su vez, de las especies que habitan allí.
Por esto, una de las principales necesidades ha sido estudiar el bosque seco para proponer medidas de conservación. Angélica Díaz Pulido, investigadora del Centro de Estudios Socioecológicos y Cambio Global del Instituto Humboldt, menciona que antes de 2014 el conocimiento sobre las especies que habitan allí era muy limitado y disperso, por eso, desde ese año empezaron a estudiar estos territorios e identificar, entre otras cosas, los mamíferos que hay allí. (Lea: Un pingüino amarillo nunca antes visto fue captado por un fotógrafo de naturaleza)
En 2014 lograron identificar 60 especies de mamíferos solo en el Caribe, y ahora, en una reciente publicación en la que trabajaron con el Museo de Ciencias Naturales de La Salle, la Red Colombiana de Seguimiento de Fauna (Recosfa), el Instituto Tecnológico Metropolitano y la ANLA, llamada “Mamíferos en riesgo del bosque seco tropical”, el número aumentó a 95 especies en los fragmentos de bosque seco tropical de Colombia, que representan el 18 % de este tipo de fauna nacional, conocida como mastofauna.
“No es que hayan llegado más especies, sino que no las habíamos registrado. Recopilamos la información de los últimos años centrada en este ecosistema, lo que demuestra que hacer publicaciones de conocimiento científico tiene buenas repercusiones”, dice Díaz.
¿Cómo están los mamíferos del bosque seco?
En los fragmentos de bosque seco tropical del país es posible ver primates como el mono araña (Ateles hybridus), el mono carablanca (Cebus capucinus), otros mamíferos como el tigrillo (Leopardus wiedii), el oso mielero (Tamandua mexicana), algunos murciélagos, entre otros.
“En el caso de los mamíferos, el bosque seco no es el único lugar que habitan, pero aunque vivan en otros tipos de ecosistemas, sin este se les reduce su área de distribución”, explica la investigadora del Humboldt, quien participó en el estudio. (Lea: Se quemaron varios páramos, pero hay motivos para conservar la calma)
De las 95 especies identificadas hasta el momento, una se encuentra en peligro crítico, de acuerdo con las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que es el caso del mono araña. Cuatro más están en estado vulnerable: el oso hormiguero gigante (Myrmecophaga tridactyla), el mono carablanca (Cebus capucinus), el mono de noche caribeño (Aotus griseimembra) y el marikiná o mono nocturno (Aotus lemurinus). Otras tres están casi amenazadas: el gato tigre (Leopardus wiedii), el jaguar (Panthera onca) y el lobito o nutría de río (Lontra longicaudis).
Para los casos en particular de los primates en riesgo de extinción, la investigadora resalta que la vulnerabilidad es mayor. Estos mamíferos aprovechan los grandes árboles del bosque seco tropical para alimentarse, reproducirse y movilizarse, y al perderlos, se quedan sin más opciones porque “no tienen a dónde correr”, explica. “Hemos tenido algunos registros de primates en el suelo buscando otras opciones de recursos. Esa es su salida extrema, porque en realidad todos los recursos para sobrevivir están en las copas de los árboles”, agrega.
Las otras especies están en categorías de preocupación menor, datos insuficientes y otras no fueron evaluadas, lo cual no indica que sea menos grave, pues puede que estén amenazadas, pero no existe la información suficiente aún para conocer su estado. De acuerdo con el estudio, en términos generales, hay dos amenazas principales para este tipo de fauna: la pérdida de hábitat, y el aumento de la cacería como respuesta a la ocupación humana en estas zonas, lo que a su vez ha convertido el bosque seco en un paisaje altamente intervenido, donde los riesgos de mortalidad se incrementan.
Ejemplo de ello son los casos de atropellamientos. Juan Carlos Jaramillo, de Recosfa, quien también participó del estudio, ha liderado procesos de recopilación de datos de animales que han sido atropellados en carreteras que atraviesan el bosque seco tropical. Desde 2020 se han reportado aproximadamente 505 individuos que han colisionado con vehículos en estas zonas. Aunque se han visto afectadas 12 especies, las más vulnerables son el zorro cangrejero, el oso mielero, la ardilla de cola roja (Notosciurus granatensis), la zarigüeya (Didelphis marsupialis), el perezoso (Choleopus hoffmanni), el mapurito (Conepatus semistriatus) y el yagouaroundi (Herpailurus yagouaroundi).
Según los investigadores, todos estos animales necesitan el bosque para sobrevivir. En la medida en que el ecosistema está siendo restringido, estos buscan otras áreas para ir, especialmente los juveniles (no todos), que cuando tienen sus crías van a buscar un nuevo territorio y en esa búsqueda suelen quedar en alto riesgo.