Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
“Colombia es un país que comparte los valores de la Unión Europea. Hay que reconocer que la mitigación del cambio climático debe convertirse en un valor, más que en un simple interés de los países”, destacó en su ponencia magistral Tobias Biermann, agregado de Medio Ambiente, Clima y Empleo de la Delegación de la Unión Europea en Colombia. Biermann fue uno de los participantes del foro “¿Qué hacer para enfrentar el cambio climático?”, llevado a cabo durante el segundo día del Congreso.
Le puede interesar: Agua y energía: ejes centrales para el nuevo Plan Nacional de Desarrollo
Este encuentro organizado por la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) contó con más de 6.000 inscritos, 125 stands, 220 ponentes, 25 países invitados, 15 conversatorios, cuatro paneles internacionales y más de 350 empresas aliadas. Allí se presentaron las mejores iniciativas y proyectos para la conservación, protección y preservación del ambiente a nivel nacional e internacional.
“Estamos en medio de la crisis climática más grande que se haya visto”, apuntó Biermann, a la vez que resaltó la importancia del Pacto Verde Europeo. “La estrategia es trabajar juntos con todos los sectores, no solamente con energía y política. Todos deben reducir sus emisiones”, acotó el delegado.
A su vez, se refirió al plan Fit for 55 de la UE, que propone un paquete de medidas y legislaciones para reducir las emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030. Según explicó, más que un reto es una oportunidad pues abre la posibilidad de crear empleo alrededor de las energías solar y eólica, además de disociar el crecimiento económico de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para estas proyecciones, el Fondo Social para el Clima de la UE movilizará 72.200 millones de euros entre 2025 y 2032.
“Tras el inicio de la guerra en Ucrania fue muy importante hacer cambios drásticos con el programa RePowerEU, para poner fin a la peligrosa dependencia de los combustibles fósiles procedentes de Rusia”.
Entretanto, Biermann planteó el objetivo de que sea la Unión Europea la que lidere la tercera revolución industrial, a través del uso de energías renovables y de una transición hacia la economía circular que permita optimizar y hacer sostenible el ciclo de vida de los productos, al tiempo que se capacita a los consumidores.
Por su parte, Mario Beccia, director de la Agencia italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS), presentó los proyectos que vienen desarrollando a nivel territorial en materia de desarrollo rural y sostenibilidad ambiental; desarrollo local y estabilización territorial; migración inclusiva y sostenible e igualdad de género.
También puede leer: Algunas claves para alcanzar una transición energética justa
“Hemos desarrollado proyectos alrededor de la consolidación de la paz y la inclusión de pequeños productores rurales en departamentos como Cauca y Huila. Además, estamos en un proceso de fortalecimiento de políticas públicas en materia de desarrollo rural y medio ambiente, comercialización agrícola y mujer rural con el proyecto DRET II, que financiamos con Unión Europea y FAO”, acotó Beccia, quien se mostró dispuesto a seguir aportando al campo colombiano, como lo vienen haciendo desde la firma del acuerdo de paz con las extintas Farc.
El director de la AICS también dejó esbozados los proyectos que están en proceso de iniciación, tales como “Juventud rural en movimiento”, que busca contribuir a la implementación de la política nacional de emprendimiento y empleo sostenible de los jóvenes rurales, así como el programa “Agrocadenas”, que en alianza con el MADR busca mejorar las cadenas productivas de cacao, café y frutas tropicales en tres departamentos estratégicos de Colombia.
Durante su ponencia, Diego Mora, representante asistente y oficial nacional de programas de FAO en Colombia, hizo hincapié en la importancia de prestar atención a los sistemas agroalimentarios, un tema de importancia mundial que implica optimizar toda la cadena de alimentación, desde la semilla hasta el consumo. “Debemos entender que hay una responsabilidad muy grande de cada uno de los sectores en el nivel de desperdicio, eso incluye la producción agrícola, el transporte, la venta y el consumo en los hogares”, precisó.
Esto ha llevado a que la FAO, de la mano de otras organizaciones, se enfoque en el fortalecimiento de la economía campesina, familiar y comunitaria ya que alrededor del 70% de los productos frescos que llegan a las mesas vienen de ahí. “Con un grupo de Naciones Unidas hemos apoyado el cumplimiento del punto uno del acuerdo de paz, con la idea de que el campo tiene que estar mejor, pero sobre todo la gente que lo trabaja”.
Además, el representante resaltó los avances que ha supuesto para el Programa de Alimentación Escolar (PAE) el hecho de promover productos autóctonos de las regiones, fomentando los circuitos cortos de comercialización. “Se desperdicia un 40% de alimentos menos y hay una aceptación de los menús al ser de origen regional”.
Por su parte, Furio Massolino, director del Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II), se concentró en resaltar los beneficios de los sistemas agroforestales en la mitigación de los efectos del Cambio Climático. “Los eventos climáticos extremos en términos de temperaturas sequías y lluvias fuertes se han agudizado y hay poca adaptación de los cultivos; eso también ha llevado a un incremento de plagas y enfermedades”, mencionó, a la vez que hizo referencia al caso de un campesino cubano que logró establecer en tan solo 5 años un sistema agroforestal altamente productivo en un terreno degradado de un potrero, sin usar abonos químicos.
Le puede interesar: La líder ambiental que trabaja por proteger la Orinoquía
Según explicó, los sistemas agroforestales (SAF) conservan el agua y el suelo además de mitigar las variaciones extremas del clima. “Este campesino con un SAF logró simular las condiciones que existen a una altura mayor sobre el nivel del mar y a producir café arábico a 300 metros sobre el nivel del mar”, indicó, al tiempo que resaltó el potencial de este sistema de producción para evitar la incertidumbre que genera el cambio climático en los cultivos.
“Los sistemas agroforestales son un excelente sistema de gestión del territorio especialmente en condiciones de suelos vulnerables a la degradación, además de permitir la diferenciación de los productos que se pueden obtener en una unidad de territorio, siendo una asociación de varios cultivos, lo que permite tener más fuentes de ingresos gracias a la diversificación de la producción y no depender de un monocultivo; en otros términos reducir la vulnerabilidad ligada a un monocultivo y utilizar toda la potencialidad del ecosistema, aumentando también la biodiversidad en el sistema productivo”, concluyó Massolino.