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Diferentes estudios a nivel internacional han mostrado que la naturaleza y sus servicios son un factor clave en la economía mundial. El Foro Económico Mundial, por ejemplo, estimó que alrededor del 50 % del Producto Interno Bruto Mundial (PIB), depende de manera moderada o alta de la biodiversidad. Sin embargo, lo que se está invirtiendo para conservar esa riqueza natural es muy poco.
La financiación de la biodiversidad ha sido uno de los grandes retos de los países. Un estudio liderado por el Paulson Institute, junto a la organización ambiental The Nature Conservancy (TNC) y el instituto Atkinson Center for a Sustainable Future, determinó que los niveles actuales de financiación dirigidos a la naturaleza solo cubren entre el 16 % y el 19 % de la necesidad total para detener la pérdida de biodiversidad, una de las principales crisis que enfrenta el planeta.
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En Colombia, por ejemplo, entre 2012 y 2021 se invirtieron anualmente cerca de 1,6 billones de pesos del presupuesto público en la gestión de la biodiversidad. Este monto solo representó el 0,15% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, de acuerdo con un análisis de la Iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), de Finanzas para la Biodiversidad BIOFIN. “Desafortunadamente, hemos invertido menos del 1 %, es decir, no invertimos tanto en biodiversidad como esperaríamos. Sin embargo, en este estudio solo se midieron las inversiones públicas, dado que para las privadas no hay tanta información”, señala Andrea Prada, especialista en Finanzas Sostenibles de WWF Colombia.
A nivel mundial, la Conferencia de las Partes para la Convención sobre Diversidad Biológica (COP15), que se llevó a cabo en Montreal (Canadá) en 2022, analizó cuánto se gasta hoy en día en la protección de la biodiversidad y cuánto más se necesita, para determinar así la brecha de financiamiento actual. La conclusión es que se necesitan USD$534.000 millones anuales para 2030, puesto que la brecha de financiamiento de biodiversidad actual es de USD$700. 000 millones anuales.
Frente a esa cifra, los 196 países que se reunieron en la COP15 acordaron aumentar el dinero disponible de diferentes fuentes para movilizar al menos USD$200.000 millones anuales para 2030, como quedó establecido en la Meta 19 del Marco Global de Biodiversidad Kunming- Montreal. Esta cifra, explica María Alejandra Riaño, asesora para temas de la COP16 de TNC Colombia, es un intento de los países “para ir cerrando la brecha de financiación anualmente”.
La idea es que ese dinero sirva para implementar las estrategias y planes de acción nacionales en materia de biodiversidad, que deben responder a las diferentes metas del marco, como por ejemplo, la restauración de al menos el 30 % de todos los ecosistemas degradados.
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Colombia, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, se encuentra en la actualización de su Plan de Acción de Biodiversidad, que será la nueva hoja de ruta del país para proteger la riqueza natural nacional, y dar cumplimiento a las 23 metas del Marco. Uno de los retos en este proceso, menciona Hernando García, director del Instituto Humboldt, es precisamente identificar potenciales fuentes de financiamiento.
“En ese sentido, el mero ejercicio de elaboración de dicho Plan contribuye a cuantificar las necesidades y se constituye en un atractivo para el cooperante, que obtiene claridad sobre las políticas que orientarán el uso de sus recursos de cooperación”, afirma García. “De igual manera le da señales a quienes aporten desde el sector privado sobre las necesidades de financiamiento en esta materia”, agrega la vocera de WWF.
¿De dónde saldrán los USD$200.000 millones?
La Meta 19 menciona diferentes fuentes de financiación, entre estas los recursos nacionales, internacionales, públicos y privados. “Mantener la articulación de las diferentes fuentes disponibles y sobre todo, la alineación para que haya un financiamiento más efectivo, es lo más importante si los países realmente quieren cumplir con la Meta 19″, menciona Riaño, de TNC.
Entre los mecanismos que se han creado para movilizar esos recursos está el Fondo del Marco Mundial para la Diversidad Biológica (GBFF), acordado en Montreal, que se dedica a respaldar las inversiones en biodiversidad mundial y ayuda a aumentar la financiación para la implementación del Marco. El Fondo fue ratificado por 186 países y se lanzó en agosto de 2023.
Su principal reto, de acuerdo con la vocera de TNC, será integrarse y coordinarse con otros mecanismos financieros internacionales para maximizar su impacto. Hasta el momento este fondo ha reunido USD$244,90 millones, siendo Canadá el país que más ha aportado (USD$146 millones) y Alemania (USD$43,75 millones). Los recursos serán dirigidos especialmente a pueblos indígenas, comunidades locales, los pequeños Estados insulares y los países en desarrollo, de acuerdo con sus propias prioridades.
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Sin embargo, esto no quiere decir que los demás países en desarrollo no puedan acceder. “Cada país tiene que seguir su proceso para poder acceder a estos recursos. Los gobiernos de cada país, en el caso de Colombia representado por el Ministerio de Ambiente, junto a entidades implementadoras y ejecutoras definidas, deben aplicar a las convocatorias definidas por el fondo, que están muy alineadas con las metas del Marco”, explica Prada, de WWF Colombia.
La meta también menciona específicamente que hay que aumentar el total de recursos de cooperación internacional, en al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025 y 30.000 millones de dólares al año para 2030. Esto no necesariamente se debe hacer a través del fondo, sino que se puede dar de manera directa o a través de las agencias de cooperación que tienen los países donantes, como la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), o la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GiZ) de Alemania, por mencionar un par de ejemplos.
Asimismo, la meta resalta la importancia de movilizar recursos nacionales y apalancar la financiación privada. En ese sentido, el director del Humboldt explica que el sector privado tiene un papel relevante en la financiación de la biodiversidad. “Por ejemplo, con una mayor disposición de recursos para la planificación sectorial y el mejoramiento del desempeño empresarial, que redundará en menores impactos sobre la biodiversidad y por ende en su preservación y conservación. Así mismo, mediante el apoyo, fomento e inversión en emprendimientos y actividades productivas y empresariales basadas en el uso sostenible de la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas”.
Otro de los elementos de la meta es estimular planes innovadores, es decir, “buscar otros mecanismos que atraigan más a actores privados y a la banca multilateral de financiamiento”, como menciona la vocera de TNC. Entre estos están los pagos por los servicios de los ecosistemas, (o pagos por servicios ambientales, como se conocen en Colombia), bonos verdes, compensaciones y créditos de biodiversidad.
En Colombia, por ejemplo, el mecanismo de pago por servicios ambientales (PSA) se encuentra reglamentado. Este es un incentivo económico, en dinero o especie, que reconoce las acciones y las prácticas asociadas a la preservación y restauración de ecosistemas, que permiten minimizar conflictos en el uso del suelo y así favorecer el mantenimiento y la generación de servicios ambientales. Estos son operados por entidades de carácter público, privado o mixto, quienes administran los recursos y formalizan el acuerdo que está condicionado a los resultados.
Los retos para cumplir con la Meta 19
El principal reto de la Meta 19 será justamente cumplirla. La financiación de este tipo de acuerdos siempre ha sido un reto, como lo recodó la ministra de ambiente, Susanna Muhamad, en una reciente entrevista con El Espectador. La razón principal es porque es difícil llegar a un acuerdo entre los países del norte global (quienes suelen tener el dinero) y los países del sur global (que no cuentan con los recursos). “Es un tema que termina reflejando las inequidades y las injusticias económicas que hay actualmente y que pueden persistir”, mencionó la ministra.
Sin embargo, en el camino para llegar a la meta, hay otros retos. Para WWF uno es proporcionar seguridad al sector financiero en relación con las inversiones en biodiversidad. Otro punto será facilitar el acceso a recursos, especialmente para pueblos indígenas, étnicos y comunidades locales.
“Es fundamental que los países beneficiarios y sobre todo las comunidades locales, cuenten con las capacidades necesarias para gestionar y utilizar los recursos de manera efectiva. Esto puede requerir apoyo adicional en términos de fortalecimiento de capacidades y asistencia técnica”, menciona Riaño, de TNC, quien agrega un reto más: la alineación y articulación de agendas de cambio climático y biodiversidad.
“Hay que entender que los recursos que se invierten en cambio climático contribuyen a la conservación y uso sostenible de la biodiversidad y viceversa. A veces se identifican fuentes de financiación para las prioridades climáticas sin entender que ellas están totalmente interrelacionadas con otras prioridades de conservación, en este caso de la biodiversidad”, menciona.
Se espera que en la COP16, que será el próximo mes en Cali, los países puedan identificar nuevas opciones de financiación de la biodiversidad que se sumen a los esfuerzos de los gobiernos nacionales. Este es un tema clave para institutos como el Humboldt, dedicado a la gestión de conocimiento de la biodiversidad, cuya labor depende en gran medida de los recursos que le aporta el Presupuesto General de la Nación, como menciona su director.
“Confiamos en que en Cali se acordarán lineamientos claros por parte de la comunidad internacional y de los actores no estatales, sobre diferentes tipos de instrumentos financieros que se podrán implementar tanto a nivel nacional como internacional”, indica García.
La ministra de Ambiente sostuvo que desde la presidencia de la COP16, que estará a cargo de Colombia, están buscando opciones para aunar voluntades en torno al tema de financiación “para algo que sea importante, significativo, pero que vuelva a restablecer confianzas”.