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Un estudio reciente publicado en la revista Nature, reveló que el aumento de las temperaturas y el cambio climático estaría volviendo menos aptos los terrenos que históricamente han servido para el cultivo de cacao, uno de los productos agrícolas con mayor demanda en el mercado internacional. Como parte de sus conclusiones los autores abogaron por la necesidad de desarrollar nuevas combinaciones de sistemas agroforestales para asegurar la producción.
Esto se suma a que el precio del cacao ha llegado, en las últimas semanas, a un precio histórico al superar los 10 mil dólares (39 millones de pesos) por tonelada, según su precio comercializado en la bolsa internacional. Aunque se trata de un hecho circunstancial, el Gobierno Nacional confirmó este hito como una oportunidad para avanzar con la sustitución de cultivos y la transformación de las zonas impactadas por el conflicto armado.
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El registro de los altos precios del cacao, según William Melo, investigador de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), se debe a problemas “en las cadenas de suministro en países africanos, que hacen, además, que los países y empresas compradores miren hacia nuevos territorios aptos para el cultivo de cacao en el planeta, en el que Colombia tiene un gran potencial.”
Parte del éxito del desarrollo de este tipo de cultivos está relacionado con la selección de las formas y técnicas agroforestales adecuadas. En el caso del cacao, los sistemas agroforestales, que mezclan cultivos con especies arbóreas, han demostrado tener éxito en el mundo. No obstante, en el departamento del Putumayo, en donde hay un aproximado de 1200 fincas cacaocultoras, la introducción de estos ha experimentado ciertos retos debido a las particularidades del suelo y de los paisajes.
“Los primeros cultivos que se introdujeron en el departamento estuvieron diseñados para las realidades de Santander o Antioquia, con metodologías que eran presuntamente infalibles, como la regla 3 por 3, es decir, en cuadrículas de tres metros. Pero este modelo no sirvió en las fincas de la zona, pues estas necesitan sus propios sistemas agroforestales debido a las condiciones ambientales de la Amazonia”, explico Armando Aroca, representante legal de la Cooperativa Multiactiva Comunitaria del Común (COOMUCON), una cooperativa de personas en proceso de reincorporación de las FARC que está vinculada con el desarrollo del Programa Rutas PDET.
Para responder a esta situación, se desarrollaron e impulsaron una serie de investigaciones para identificar los tipos de sistemas agroforestales más idóneos, no solo para una óptima producción de cacao, sino también para la conservación de los ecosistemas y la captura de gases de efecto invernadero (GEI).
Estas investigaciones, que hacen parte de trabajos de maestría y doctorado universitarios, se realizaron en el marco del Programa Rutas PDET, financiado por el Fondo Europeo para la Paz de Colombia de la Unión Europea en Colombia, que se enfoca en el desarrollo económico de zonas impactadas por el conflicto armado en el país.
Esta iniciativa es implementada por la Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), Conexión-ICCO Cooperación y la Alianza de Bioversity International y el CIAT, con el apoyo de la Agencia de Renovación del Territorio del Gobierno Nacional.
Vale señalar que este tipo de estudios son clave en el contexto de la COP16, la cumbre de biodiversidad más importante en el mundo que se realizará en Cali entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024. Estos estudios son relevantes para los debates sobre el desarrollo de sistemas agrícolas sostenibles que benefician al medioambiente y a las comunidades.
“Parte del objetivo del Programa Rutas PDET es apoyar a los productores con un co-diseño de sus cultivos y, de esta manera, con información científica, transformar los sistemas tradicionales brindando conocimiento sobre qué especies hay en el entorno, cómo estas aportan a la biodiversidad y cuál es el contexto particular de los suelos en lo que se cultivan”, explica Mirjam Pulleman, investigadora de la Alianza Bioversity - CIAT.
Nuevos sistemas de cultivo
Los hallazgos de los estudios en el Putumayo hicieron parte de una investigación de maestría de la Universidad de Caldas desarrollada por Juliana Solarte, en el que se caracterizaron 30 fincas que contaban con diferentes tipos de configuraciones de cultivo (arreglos): cercas vivas, árboles dispersos y cultivos en callejones.
Estos últimos consisten en las formas en las que se pueden distribuir tanto los cultivos como los árboles forestales en las parcelas de producción para maximizar no solo la producción de cacao, sino también para hacerlos más sostenibles y amigables para las especies que interactúan con el paisaje. Esto es fundamental, pues permite conocer cuáles son las especies y sus impactos en la producción y conservación de los ecosistemas.
Uno de los principales hallazgos fue la identificación de 618 individuos pertenecientes a 121 especies diferentes, agrupados en 44 familias y 94 géneros botánicos, que participan en los sistemas agroforestales del departamento. Este descubrimiento desafía la noción de que en los Sistemas Agroforestales (SAF) de cacao se debe seleccionar una única especie forestal “ideal”, dado que en las condiciones amazónicas esta idea no es aplicable debido a la alta biodiversidad de árboles y paisajes. Además, según el investigador William Melo, más del 80% de las especies identificadas son nativas del trópico, lo que sugiere una asociación significativa entre los Sistemas Agroforestales (SAF) de cacao y las especies regionales.
En particular, se encontró que el 3 % de las especies identificadas se consideran como vulnerables, el 2 % adicionales como amenazadas y el 1 % en peligro, de acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Las especies de mayor abundancia son chingalé (Jacaranda copaia), chontaduro (Bactris gasipaes), cedro (Cedrella odorata) y vara negra (Piptocoma discolor).
Además, los estudios permitieron determinar la cantidad de carbono que cada arreglo permitía almacenar en los sistemas agroforestales estudiados, a través de sus mecanismos biológicos. “Se cuantificó la cantidad de carbono que pueden acumular por hectárea a través de diferentes modelos. La estimación de carbono se realizó con base en ecuaciones alométricas, para determinar el carbono acumulado en biomasa aérea de los árboles, es decir, lo que vemos cuando miramos a un individuo del suelo para arriba. Estos cálculos permiten, potencialmente, aumentar los ingresos de los agricultores a través de modelos de compensación que se sumarían con la oportunidad que brinda los pagos por servicios ambientales”, explicó Pulleman, investigadora de la Alianza Bioversity - CIAT.
Se encontró, de esta manera, que el carbono almacenado en biomasa aérea en el arreglo con árboles dispersos exhibió el valor más alto de carbono acumulado (aproximadamente 140 toneladas (ton)/hectárea(ha)), seguido de cercas vivas (130 ton/ha) y el arreglo en callejones (80 ton/ha). Para ponerlo en perspectiva, se estima que un carro genera alrededor de seis toneladas de CO₂ al año.
Por su parte, hay una investigación de doctorado en desarrollo que busca conocer mejor las funciones culturales, ambientales y productivas a los sistemas agroforestales de cacao, y cómo impactan al paisaje del piedemonte amazónico.
Los impactos
A partir de esta información, se logró co-diseñar sistemas agroforestales mediante 15 jornadas de intercambio de conocimientos organizadas por el Programa Rutas PDET. Estas jornadas facilitaron la integración de saberes empíricos de las comunidades y técnicos locales con los conocimientos científicos de expertos en sistemas de cacao a nivel mundial. El propósito fue desarrollar sistemas específicos adaptados a las necesidades del territorio.
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Una de las primeras aplicaciones de este modelo será llevada a cabo por la Cooperativa Multiactiva Comunitaria del Común (COOMUCON), la cual cuenta con la participación de firmantes del Acuerdo de Paz y está encargada de coordinar la Red de Viveros Comunitarios de la Amazonia. Esta red no solo incluye viveros del Putumayo, sino también de Caquetá, Meta y Guaviare.
“Es conocido que los monocultivos afectan el medioambiente, por lo que esta experiencia permite que potenciemos eso que sabemos sobre restauración ecológica, así como de nuestra red de viveros que no solo busca ofrecer especies nativas para su comercialización, sino servicios ecosistémicos que le sirvan a la región”, explica Aroca, representante legal de COOMUCON .
Estas investigaciones contribuyen además con una herramienta digital en línea con aplicación mundial desarrollada por la Alianza Bioversity - CIAT denominada cacaodiversity.org que tiene el objetivo de brindar información para los tomadores de decisiones y los agricultores en el terreno sobre los modelos productivos y arreglos espaciales que impactan el paisaje, contribuyendo, por ejemplo, a la restauración productiva de zonas degradadas.
“En el contexto de la COP16, este tipo de investigaciones y desarrollos son muy importantes debido a que Colombia tiene un gran potencial para producir cacao, pero esto necesita de planificación de todos los niveles para impulsarlo y consolidarlo como una alternativa a otros cultivos, transformando territorios antes dominados por cultivos de uso ilícito o también por actividades productivas de alto impacto como la ganadería extensiva, así como para abrir la puerta a los pequeños productores para que estos ingresen a sistemas de pago de servicios ambientales en los mercados internacionales”, concluye William Melo, investigador de la Alianza Bioversity - CIAT, aliado del Programa Rutas PDET.