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Más de mil especies en Colombia están amenazadas, ¿cómo protegerlas?

La pérdida y deterioro de hábitats, la contaminación, la sobreexplotación, entre otras causas, están impulsando la pérdida de biodiversidad en el mundo. Colombia no es ajena a esta situación, pues en el país 1.302 especies de flora y fauna están en peligro.

05 de octubre de 2023 - 12:00 p. m.
En Colombia hay 1.302 especies amenazadas. /Diego Pérez - WWF
En Colombia hay 1.302 especies amenazadas. /Diego Pérez - WWF
Foto: Diego Pérez WWF Perú
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Proteger la biodiversidad ha sido uno de los llamados más insistentes en los últimos años. Se estima que el 28% del total de las especies evaluadas hasta hoy están amenazadas, según la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Esta misma organización informa que el 41 % de los anfibios que se han identificado en el planeta están en riesgo, así como el 27 %de los mamíferos y el 36 % de los arrecifes de coral. A esto se suma que, entre 1970 y 2018, el tamaño de 32.000 poblaciones de especies que ha monitoreado el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha disminuido un 69 %, una cifra que aumenta al 94 % en América Latina y el Caribe. (Lea: Impulsar la ciencia e innovación, la clave para que Colombia sea potencia en bioeconomía)

Por eso, el año pasado 194 países firmaron el Marco Global de Biodiversidad, en el que una de las metas a las que se comprometieron las naciones, entre ellas Colombia, es adoptar, con urgencia, medidas para recuperar y conservar la flora y fauna, en particular, aquellas que están en peligro.

El panorama para la biodiversidad en el país

La situación en Colombia no es muy diferente a la que se vive en el resto del planeta. De acuerdo con los datos registrados en el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia -SIB-, en el país hay 75.157 especies de plantas y animales, en su gran mayoría. De esas, 1.302 están catalogadas en amenaza: 182 en peligro crítico, es decir, que se encuentran en un riesgo de extinción extremadamente alto; 431 en peligro o riesgo muy alto y 689 en vulnerable, según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

“Colombia, además, tiene muchísimas poblaciones endémicas, es decir, que no están en ningún otro lugar del mundo. Cuando están en peligro, su riesgo de extinguirse es muchísimo más alto”, explica Silvia Vejarano, especialista en Conservación de WWF Colombia. (Lea: Los pasos a seguir para que Colombia proteja sus humedales)

Las causas que las tienen en riesgo son varias, pero a nivel mundial y nacional la que predomina es la pérdida y el deterioro de los hábitats, impulsado, entre otras cosas, por la deforestación. “Eso es algo que ocurre a escala masiva y afecta a muchos individuos, desde microorganismos del suelo, hasta plantas, aves, mamíferos y más”, agrega Vejarano.

Por esto, el llamado del marco global de la biodiversidad es, principalmente, tomar medidas urgentes, pues lo ideal es que la meta de recuperar y conservar las poblaciones de animales y plantas se cumpla en 2030. Aunque existen múltiples herramientas, una de las básicas y primordiales es conocer lo que hay, para de esta manera implementar las estrategias de conservación pertinentes.

Expediciones, lo que no se conoce no se puede proteger

“En este momento, en el mundo se estima que conocemos más o menos dos millones de especies, pero los modelos de los expertos dicen que puede haber alrededor de diez millones. Es decir, que solo conocemos un 20 %, y Colombia no se queda atrás, puede que en el país conozcamos mucho menos del 20 %”, dice Carolina Gómez Posada, investigadora principal del Centro de Colecciones y Gestión de Especies del Instituto Alexander von Humboldt.

En ese sentido, una de las herramientas fundamentales son las expediciones, que básicamente son excursiones científicas que tienen como objetivo general conocer o describir la biodiversidad en un sitio determinado, ya sea porque no se ha estudiado antes o porque las comunidades reportan la presencia de individuos que puede que la ciencia no haya identificado.

“Necesitamos conocer para conservar. La expedición como tal no conserva, pero es la herramienta que da el conocimiento mínimo necesario para empezar a hacerlo”, agrega Gómez. (Lea: Mosaicos de conservación, una pieza clave para cuidar la biodiversidad de Colombia)

Cuando un grupo de científicos visita un lugar determinado, que puede ser un páramo, las sabanas, un manglar, bosques; así como ecosistemas cercanos a las ciudades, recolectan información de los ejemplares que van observando. También toman registros fotográficos para detallar su forma, tamaño, las pesan, y, además, toman una muestra de su tejido para tener su ADN.

La mayoría de las veces los individuos se dejan nuevamente en su hábitat, pero, en algunas ocasiones, es necesario recolectarlos, ya que puede ser una nueva especie que no se ha identificado antes y que necesita ser descrita. Conocer las poblaciones, dice Gómez, es fundamental para saber cuál es su estado, sus amenazas y así generar un plan de manejo que las ayude a conservar.

“Una vez recolectamos los datos en campo, esa información se organiza. En el caso de los especímenes que se recolectan, esos se dejan en una colección biológica, como la del Instituto Humboldt, para que los investigadores interesados los estudien con mayor detenimiento”, explica Gómez.

Los datos quedan disponibles en el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia -SIB- para que, tanto los tomadores de decisiones, como las empresas, los científicos, la sociedad civil y las comunidades, la puedan consultar. (Lea: Los pandas también podrían sufrir “jet lag” y esta sería la razón)

Otras medidas para conservar

Si bien, la pérdida y deterioro de hábitats es la amenaza más grande, no es la única. En la lista también están la presencia de especies exóticas invasoras, es decir, aquellas que fueron introducidas en territorios a los que normalmente no pertenecen y que generan, entre otras cosas, daños a las poblaciones nativas y a los ecosistemas.

En Colombia, se estima que hay 506 especies invasoras, aunque no todas han sido reconocidas oficialmente por el Ministerio de Ambiente. Entre estas resaltan los hipopótamos, que están ubicados especialmente en el Magdalena Medio, las truchas, tilapias, el pez león y algunas plantas como las eugenias, usadas comúnmente en edificios para decoración.

“El gobierno debe hacer algo porque son ejemplares que se promueven algunas veces en viveros, jardines botánicos y eso es inaceptable. Es clave que el estado entienda las consecuencias de traer flora y fauna de otros lados”, dice la vocera de WWF.

Además, la sobreexplotación, impulsada por la extracción directa de los animales o las plantas, también es una de las amenazas que deben ser reguladas, según Vejarano. En este punto, resalta la importancia de eliminar el tráfico de fauna, pues en el caso de los primates, por ejemplo, muchos son cazados para tenerlos como mascotas.

“Lo otro es hacer un buen uso del suelo en el país. Que haya normas agrícolas de reducción en el uso de pesticidas y fungicidas porque el nivel de contaminación en los cultivos agrícolas es muy alto y pone en riesgo muchísimas poblaciones que quizá no vemos todos los días, como son los microorganismos del suelo, hongos y polinizadores, que ayudan a que el suelo sea productivo y fértil para que crezca comida ahí”, agrega Vejarano.

Por su parte, Gómez del Humboldt, explica que todas estas causas, incluyendo el cambio climático, están relacionadas entre sí. Por eso, sostiene que la conservación de la biodiversidad es una carrera contra el tiempo, ya que las amenazas crecen, al igual que la cantidad de especies que se extinguen cada año.

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