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Otro desafío ambiental de Colombia: detener la degradación de sus bosques

Uno de los mayores desafíos ambientales del país es detener la deforestación. Sin embargo, poco se habla de un problema que también está poniendo en riesgo nuestros bosques: la degradación forestal.

Daniela Bueno
02 de febrero de 2023 - 03:00 p. m.
El 38% del bosque amazónico se ha degradado por la actividad humana, según un estudio de Science.
El 38% del bosque amazónico se ha degradado por la actividad humana, según un estudio de Science.
Foto: Getty Images - Michael Hall
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Pese a que la protección de los bosques es una de las metas que se han trazado varios gobiernos en el mundo, detener la degradación de las tierras y frenar la pérdida de biodiversidad es un objetivo que aún parece difícil de alcanzar.

Una de las muestras de lo difícil de cumplir esa tarea es el estudio que hace unos días fue publicado en la revista Science. Elaborado por 19 investigadores de siete países, informó que un tercio de la Amazonía se ha degradado por la actividad humana. Por lo menos 2.5 millones de kilómetros cuadrados del bosque amazónico, que representan el 38% de la región, están siendo degradados en toda la cuenca debido a los incendios forestales, los efectos de borde (los cambios que se producen en zonas forestales próximas a otras deforestadas), las talas selectivas (como las ilegales) y las sequías extremas. (Lea: Un oso se tomó más de 400 ‘selfies’ con una cámara trampa en Estados Unidos)

De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la degradación forestal se da cuando un bosque “aún existe, pero ya no funciona bien. Se convierte en una versión reducida de lo que solía ser y su salud disminuye hasta que ya no puede sustentar a las personas y la vida silvestre. La degradación de los bosques es también el preámbulo de la deforestación”.

Sin embargo, hablar de degradación no es tan sencillo teniendo en cuenta que, a diferencia de la deforestación, no es tan fácil de medirla, tal como lo explica María Constanza Meza, ingeniera forestal de la Universidad Nacional de Colombia (Unal).

“Se estima que se está perdiendo más bosque por degradación y fragmentación que por deforestación, y son procesos a los que no se les presta tanta atención, porque la deforestación es más fácil medirla. Puedes ver cuántas hectáreas de bosque cambiaron de uso y se perdieron, pero en la degradación el bosque se mantiene en pie; la diferencia es que ya no puede cumplir sus funciones de forma normal. Determinar si un bosque está degradado requiere mayores estudios de campo, lo cual aumenta los costos, porque en la deforestación simplemente se mira a nivel satelital”. (Lea también: Indonesia utilizará la inteligencia artificial para enfrentar las inundaciones)

Las razones por las que se están degradando los bosques en Colombia son varias. Un estudio del grupo de investigación Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas (Ecolmod), de la UNAL, consultó las principales razones desde la perspectiva de los diferentes actores en las regiones, como representantes de organizaciones comunitarias y de agricultores, y entidades públicas. La tala ilegal y el pastoreo encabezan la lista.

Por ejemplo, en las regiones Andina, Pacífica, Caribe y Amazónica consideran que la tala ilegal y persistente de madera para usos comerciales es una causa importante de la degradación forestal.

Dolors Armenteras Pascual, directora de Ecolmod, y quien también hizo parte del estudio de Science, explica que “Colombia tiene la misma tendencia de la Amazonía. Fuera de esta región también podemos encontrar los cuatro factores principales: incendios forestales, efectos de borde, talas selectivas y las sequías extremas; e, incluso, otros que tienen menos presencia, como las especies invasoras, pero de los que poca información se tiene. Y eso no solo pasa con esas causas; por ejemplo, de tala ilegal no hay reportes oficiales. Hay pocos estudios, poca cuantificación, no sabemos volúmenes de extracción oficiales y, en general, de los problemas que están asociados a tala”. (Lea: Un tercio de la selva amazónica se degradó por la actividad humana)

Aunque en Colombia existen leyes que buscan detener la deforestación y la degradación, como la Ley de Delitos Ambientales, que contempla la deforestación como un delito que puede ser sancionado hasta con quince años de prisión, de acuerdo con los reportes del Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), en las últimas dos décadas se han deforestado 3.182.876 hectáreas (ha) de bosque en el país.

Es por esto que uno de los llamados que hacen desde grupos de estudio como Ecomold es que para frenar esta situación lo ideal es crear una nueva ley forestal que considere la gran variedad de tipos de bosques que satisfacen diferentes necesidades sociales y, por lo tanto, requieren diferentes prácticas de manejo.

Juan Miguel Vásquez, presidente de Fedemaderas, la organización que representa los diferentes actores del sector maderero en Colombia, coincide en que las políticas públicas que se creen con el fin de detener y revertir los daños de la deforestación y la degradación deben tener en cuenta la diversidad y además un eje de integridad. (Lea: Una esperanza para reducir el hambre y la pobreza rural en Colombia)

“Si tienes un bosque natural, la regulación está establecida por el Ministerio de Ambiente y por las Corporaciones Autónomas Regionales. Si tienes una plantación forestal, te debes entender con el Ministerio de Agricultura y con el ICA. Si quieres comercializar la madera, por ejemplo, con un acuerdo comercial con algún país, tienes que hablar con el Ministerio de Comercio. A eso le sumamos un cuarto actor que es Planeación Nacional. Qué bueno sería que esos cuatro actores de política pública se entendieran integral y sistemáticamente, simplificarán procesos y procedimientos, incluso hasta se hiciera una nueva ley forestal con una única rectoría forestal y, de esa manera, se pueden solucionar muchos cuellos de botella que hay hoy”.

A esto, Dolors Armenteras suma otra serie de recomendaciones que se deben tener en cuenta para prevenir la degradación y que a su vez ayudarían a detener la deforestación. Entre estas, resalta generar alternativas de ingresos de medios de vida sostenibles que puedan atenuar las desigualdades, prevenir la tala ilegal y que, actividades como la ganadería, busquen otras salidas para que eviten las quemas de bosque.

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