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Los pueblos indígenas constituyen un patrimonio cultural de la humanidad. Sus formas de vida, cosmovisión y tradiciones han sobrevivido a los cambios de los tiempos contemporáneos, arraigándose a prácticas que, además de ser caracterizadas por el cuidado de la tierra y los recursos naturales, representan un profundo compromiso por sus identidades. Por eso, en el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la Unión Europea reafirman su compromiso con el apoyo a la incorporación de saberes y prácticas ancestrales en la conservación de los territorios de Colombia, para así contribuir al bienestar de las comunidades, y a un mejor manejo del patrimonio natural del país.
En respuesta a ello, el compromiso con la participación activa de estos guardianes milenarios en la toma de decisiones es un imperativo. A través de la implementación de la Política de Participación Social desde 2001, impulsada por Parques Naturales Nacionales de Colombia (PNN), se están consolidando diversos instrumentos para la conservación de la biodiversidad, los servicios ambientales y la diversidad cultural del país. Es un ejercicio en el que se reconoce el papel fundamental que tienen los pueblos y comunidades indígenas en la conservación de las Áreas Protegidas. Para esto, a través de Estrategias Especiales de Manejo se implementan acciones conjuntas entre la institucionalidad y las comunidades para lograr un manejo sostenible, participativo y diferencial del territorio en un contexto étnico. Desde 2016 hasta 2020, con el apoyo de la Unión Europea a través del programa “Desarrollo Local Sostenible”, más de 1.200 familias indígenas colombianas se han beneficiado. Además, se han constituido más de 100 emprendimientos, los cuales han sido identificados, diseñados e implementados directamente por estas comunidades, lo que garantiza que redunden en el mejoramiento de su calidad de vida.
Estas estrategias se ha caracterizado por respetar el libre desarrollo a la vida de cada comunidad, sus prácticas y usos tradicionales de la tierra bajo su propia cosmovisión. Esta labor, también ha sido impulsada por la FAO y la AICS, con el respaldo que han promulgado a la importancia y el respeto que se debe tener a los sistemas alimentaros indígenas que han demostrado ser eficientes y sostenibles. Entre otros, proyectos en territorios como Mapiripán así lo demuestran.
Dichos sistemas alimentarios son únicos, pues a través del uso consciente de la tierra, el manejo de las chagras, bosques, selvas y ríos, no solo constituyen una estrategia sostenible de supervivencia, sino también aseguran la soberanía alimentaria del mundo. Se basan principalmente en la biodiversidad, actividades de manejo de bosques, agricultura, caza, pesca, recolección e intercambio entre otras. Prácticas que han asegurado la conservación del 80% de la biodiversidad del planeta resguardada en sus territorios.
Un ejemplo de ello, es el apoyo de Parques Nacionales Naturales al pueblo Murui, asentado en zonas de influencia del Parque Nacional Natural Alto Fragua Indi Wasi, quienes, manteniendo sus prácticas milenarias han podido continuar con la siembra de ají en su territorio, un alimento significativo para su cosmovisión indígena que, gracias al programa Desarrollo Local Sostenible financiado por la Unión Europea, se pudo constituir como un emprendimiento sostenible con un potencial económico. Así la protección de los pueblos indígenas es un compromiso de la humanidad entera, que les debe a ellos la supervivencia de la biodiversidad.