¿Por qué es urgente que el próximo gobierno proteja la Amazonia?
A menos de un mes de la primera vuelta de elecciones presidenciales, organizaciones que trabajan en la Amazonia, donde habitan 64 de los 115 pueblos indígenas colombianos, piden a los candidatos frenar la pérdida de biodiversidad, integrar a las autoridades indígenas en la toma de decisiones y poner en marcha un modelo de desarrollo sostenible para la región.
La Amazonia, región que abarca nueve países de Latinoamérica, es uno de los lugares más importantes para conservar. Tiene uno de los bosques tropicales más claves, de una extensión de seis millones de km², lo que representa dos tercios de todos los bosques tropicales.
La lista de beneficios y aportes de la Amazonia a todas las personas es extensa. No solo almacena el 20 % del agua dulce del mundo, sino que uno de cada cuatro colombianos depende del agua de la zona, según Silvia Gómez, directora de la Fundación Gaia Amazonas. Además de esto, es el hábitat de por lo menos el 22 % de las especies de plantas vasculares (es decir, con hojas, tallo y raíces), el 14 % de las aves y el 9 % de los mamíferos del mundo.
Al igual que otros grandes bosques tropicales, esta región enfrenta muchas amenazas que ponen en riesgo las especies que allí habitan y también nuestra subsistencia. El Informe de Evaluación de la Amazonia, presentado por el Panel Científico para la Amazonia (conformado por más de 200 científicos) en el último día de la Conferencia sobre Cambio Climático (COP26) de 2021, hizo un llamado de alerta sobre la grave situación de la selva amazónica. El informe indicó que el calentamiento global, el aumento de la deforestación y la degradación del ecosistema son factores que podrían llevar a que esta región llegue al punto de no retorno; es decir, una situación en la que la recuperación de su ecosistema sería imposible, con al menos un 40 % del bioma convirtiéndose en una sabana. Los expertos también sugirieron, entonces, que la tasa de deforestación en la región no puede superar el rango del 20-25 %. En la actualidad, el 17 % de los bosques amazónicos ya se han perdido y al menos un 17 % más se ha degradado.
Ante las advertencias realizadas por el Panel, un grupo de diez organizaciones* (entre las que están Gaia Amazonas, WWF, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible y Dejusticia), que reúnen más de treinta años de trayectoria y trabajo con pueblos indígenas y comunidades campesinas de la región, conformaron la alianza Escucha la Amazonia, cuyo propósito es movilizar a los colombianos para que conozcan las amenazas y los problemas que enfrenta el bioma y cuáles son las consecuencias para su vida. La meta es que los ciudadanos empujen al próximo presidente de este país a adoptar una agenda clara y urgente para conservar la Amazonia , en los primeros cien días de gobierno.
Escucha la Amazonia plantea cinco puntos. Uno de ellos es proteger la Amazonia frente a la acelerada pérdida de biodiversidad y el cambio climático, petición que coincide con la realizada por el Informe de Evaluación de la Amazonia. Este exigió cero deforestación y degradación de bosques en toda la región antes del 2030, y recomendar una prohibición inmediata de la tala de bosques en el sur de la región, en el sur de Perú, Bolivia y estados de Brasil, hasta el Atlántico.
Según las últimas cifras disponibles del IDEAM sobre deforestación en Colombia, la Amazonia fue la región con mayor tasa de deforestación del país en 2020, con más de 109.000 hectáreas de bosque deforestadas. Esta cifra representó un aumento de casi 11.000 hectáreas, en comparación con 2019. El incremento es muy preocupante, especialmente considerando que la Amazonia representa el 66 % de los bosques del país.
La amenaza de la deforestación es una tendencia al alza, indica Silvia Gómez. Las cifras varían en distintas áreas de la región. En la Amazonia noroccidental, en los departamentos de Guaviare, Caquetá, Meta y Putumayo, está el arco de la deforestación. “Allí la deforestación es altísima porque hay una gran expansión de actividades agropecuarias y la frontera agrícola está impulsada por ampliación de vías y carreteras, minería y extracción de maderas, que generan deforestación y, sobre todo, la apropiación de terrenos baldíos”, explica Gómez.
Esto sucede porque, para poder tener títulos sobre las tierras, las personas deben demostrar que estas son productivas, indica la directora de Gaia Amazonas, lo que hace que se termine deforestando el bosque para la ganadería. La Amazonia oriental, en los departamentos del Amazonas, Vaupés y Guainía, está expuesta a amenazas diferentes, como la minería ilegal y los intereses de multinacionales. A pesar de esta ruptura entre los focos de deforestación, las autoridades no deberían perder de vista la reducción de la problemática en la región.
La ingeniera ambiental Camila Guerrero participó en un estudio publicado recientemente en la revista Nature Sustainability, en el que analizó la deforestación en Colombia e indicó las regiones estratégicas a conservar para detener el problema. Aunque la Amazonia no fue señalada como una de estas zonas priorizadas, es un caso particular por su extensión y las diferencias en áreas conservadas entre algunas zonas y otras. Sin embargo, los investigadores consideraron que “es una zona fundamental para la conservación de Colombia, tiene muchos focos de alta deforestación que podrían tener impactos grandes”, resume Guerrero.
Además de la protección de la Amazonia de amenazas como esta, que ponen en riesgo su biodiversidad, Escucha la Amazonia propone otros cuatro puntos prioritarios que deben ser abordados por el siguiente gobierno: asegurar la conectividad ecológica y sociocultural de la región; consolidar un estado intercultural para la Amazonia, generando medidas para el ejercicio efectivo de la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas y la consolidación de sus sistemas de gobierno; poner en marcha un modelo de desarrollo sostenible pensado desde y para la Amazonia, que tome como modelo los sistemas de conocimiento de los pueblos indígenas y las prácticas sostenibles de las comunidades locales, y garantizar la protección de defensores ambientales.
(Puede leer: Bosques, los nuevos indicadores de la salud humana)
Un ejemplo de lo que significaría construir un Estado intercultural para la Amazonia es el Decreto 632 de 2018, que establece el mecanismo para que los gobiernos indígenas de Amazonas, Vaupés y Guainía sean las autoridades reconocidas en las denominadas áreas no municipalizadas y que estas pasen a ser territorios indígenas con las mismas facultades políticas y administrativas de los municipios.
A pesar de que el actual Gobierno sí ha tomado medidas para la conservación, han sido “punitivas, policiales; de alguna manera, ponen el problema en la agenda, pero no atacan su raíz”, opina la directora de Gaia Amazonas. La deforestación es un tema ambiental, “pero también económico, político y social, por lo que requiere también una solución integral”, manifiesta. Por esto, concluye Silvia Gómez, los pueblos indígenas amazónicos deberían ser incluidos en la toma de decisiones de la Amazonia, como habitantes de algunas de las hectáreas de bosque que permanecen mejor conservadas en la región.
El rol de los pueblos indígenas
En la Amazonia habitan 64 de los 115 pueblos indígenas reconocidos en Colombia; es decir, el 55 % del total. Sus territorios abarcan el 54 % de las hectáreas de bosque en esta región del país, distribuidas en unos 212 resguardos indígenas. Luz Marina Mantilla, directora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), indica que la Amazonia da seguridad y soberanía alimentaria a estos pueblos. Conservarla, entonces, es esencial para su supervivencia y para conservar su riqueza sociocultural.
Pero además de esto, los pueblos indígenas deberían ser considerados grandes aliados para frenar la deforestación en la Amazonia. “Hay zonas del Vaupés y Amazonas, con una gran área de resguardos indígenas, donde se han logrado frenar amenazas como la deforestación”, señaló Gómez. La investigación “El estado de las tierras y territorios de los pueblos indígenas y las comunidades locales” encontró que el 91 % de los territorios de pueblos indígenas y comunidades locales están ecológicamente en buen estado. En su totalidad, cubren al menos el 36 % de las Áreas Claves para la Biodiversidad (ACB) del mundo.
Esta es una de las razones por las cuales es importante que los pueblos indígenas “tengan garantías de participación política, que se reconozcan como las voces en un diálogo horizontal y recíproco, entendiendo a las autoridades indígenas como tales”, resume la directora de Gaia Amazonas.
*La alianza Escucha la Amazonia está con conformada por Dejusticia, Fundación Gaia Amazonas, Fundación Etnollano, WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), Greenpeace, IRI - Colombia (Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales), Asociación Ambiente y Sociedad, TNC (The Nature Conservancy), Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), y OPIAC (Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana) .
La Amazonia, región que abarca nueve países de Latinoamérica, es uno de los lugares más importantes para conservar. Tiene uno de los bosques tropicales más claves, de una extensión de seis millones de km², lo que representa dos tercios de todos los bosques tropicales.
La lista de beneficios y aportes de la Amazonia a todas las personas es extensa. No solo almacena el 20 % del agua dulce del mundo, sino que uno de cada cuatro colombianos depende del agua de la zona, según Silvia Gómez, directora de la Fundación Gaia Amazonas. Además de esto, es el hábitat de por lo menos el 22 % de las especies de plantas vasculares (es decir, con hojas, tallo y raíces), el 14 % de las aves y el 9 % de los mamíferos del mundo.
Al igual que otros grandes bosques tropicales, esta región enfrenta muchas amenazas que ponen en riesgo las especies que allí habitan y también nuestra subsistencia. El Informe de Evaluación de la Amazonia, presentado por el Panel Científico para la Amazonia (conformado por más de 200 científicos) en el último día de la Conferencia sobre Cambio Climático (COP26) de 2021, hizo un llamado de alerta sobre la grave situación de la selva amazónica. El informe indicó que el calentamiento global, el aumento de la deforestación y la degradación del ecosistema son factores que podrían llevar a que esta región llegue al punto de no retorno; es decir, una situación en la que la recuperación de su ecosistema sería imposible, con al menos un 40 % del bioma convirtiéndose en una sabana. Los expertos también sugirieron, entonces, que la tasa de deforestación en la región no puede superar el rango del 20-25 %. En la actualidad, el 17 % de los bosques amazónicos ya se han perdido y al menos un 17 % más se ha degradado.
Ante las advertencias realizadas por el Panel, un grupo de diez organizaciones* (entre las que están Gaia Amazonas, WWF, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible y Dejusticia), que reúnen más de treinta años de trayectoria y trabajo con pueblos indígenas y comunidades campesinas de la región, conformaron la alianza Escucha la Amazonia, cuyo propósito es movilizar a los colombianos para que conozcan las amenazas y los problemas que enfrenta el bioma y cuáles son las consecuencias para su vida. La meta es que los ciudadanos empujen al próximo presidente de este país a adoptar una agenda clara y urgente para conservar la Amazonia , en los primeros cien días de gobierno.
Escucha la Amazonia plantea cinco puntos. Uno de ellos es proteger la Amazonia frente a la acelerada pérdida de biodiversidad y el cambio climático, petición que coincide con la realizada por el Informe de Evaluación de la Amazonia. Este exigió cero deforestación y degradación de bosques en toda la región antes del 2030, y recomendar una prohibición inmediata de la tala de bosques en el sur de la región, en el sur de Perú, Bolivia y estados de Brasil, hasta el Atlántico.
Según las últimas cifras disponibles del IDEAM sobre deforestación en Colombia, la Amazonia fue la región con mayor tasa de deforestación del país en 2020, con más de 109.000 hectáreas de bosque deforestadas. Esta cifra representó un aumento de casi 11.000 hectáreas, en comparación con 2019. El incremento es muy preocupante, especialmente considerando que la Amazonia representa el 66 % de los bosques del país.
La amenaza de la deforestación es una tendencia al alza, indica Silvia Gómez. Las cifras varían en distintas áreas de la región. En la Amazonia noroccidental, en los departamentos de Guaviare, Caquetá, Meta y Putumayo, está el arco de la deforestación. “Allí la deforestación es altísima porque hay una gran expansión de actividades agropecuarias y la frontera agrícola está impulsada por ampliación de vías y carreteras, minería y extracción de maderas, que generan deforestación y, sobre todo, la apropiación de terrenos baldíos”, explica Gómez.
Esto sucede porque, para poder tener títulos sobre las tierras, las personas deben demostrar que estas son productivas, indica la directora de Gaia Amazonas, lo que hace que se termine deforestando el bosque para la ganadería. La Amazonia oriental, en los departamentos del Amazonas, Vaupés y Guainía, está expuesta a amenazas diferentes, como la minería ilegal y los intereses de multinacionales. A pesar de esta ruptura entre los focos de deforestación, las autoridades no deberían perder de vista la reducción de la problemática en la región.
La ingeniera ambiental Camila Guerrero participó en un estudio publicado recientemente en la revista Nature Sustainability, en el que analizó la deforestación en Colombia e indicó las regiones estratégicas a conservar para detener el problema. Aunque la Amazonia no fue señalada como una de estas zonas priorizadas, es un caso particular por su extensión y las diferencias en áreas conservadas entre algunas zonas y otras. Sin embargo, los investigadores consideraron que “es una zona fundamental para la conservación de Colombia, tiene muchos focos de alta deforestación que podrían tener impactos grandes”, resume Guerrero.
Además de la protección de la Amazonia de amenazas como esta, que ponen en riesgo su biodiversidad, Escucha la Amazonia propone otros cuatro puntos prioritarios que deben ser abordados por el siguiente gobierno: asegurar la conectividad ecológica y sociocultural de la región; consolidar un estado intercultural para la Amazonia, generando medidas para el ejercicio efectivo de la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas y la consolidación de sus sistemas de gobierno; poner en marcha un modelo de desarrollo sostenible pensado desde y para la Amazonia, que tome como modelo los sistemas de conocimiento de los pueblos indígenas y las prácticas sostenibles de las comunidades locales, y garantizar la protección de defensores ambientales.
(Puede leer: Bosques, los nuevos indicadores de la salud humana)
Un ejemplo de lo que significaría construir un Estado intercultural para la Amazonia es el Decreto 632 de 2018, que establece el mecanismo para que los gobiernos indígenas de Amazonas, Vaupés y Guainía sean las autoridades reconocidas en las denominadas áreas no municipalizadas y que estas pasen a ser territorios indígenas con las mismas facultades políticas y administrativas de los municipios.
A pesar de que el actual Gobierno sí ha tomado medidas para la conservación, han sido “punitivas, policiales; de alguna manera, ponen el problema en la agenda, pero no atacan su raíz”, opina la directora de Gaia Amazonas. La deforestación es un tema ambiental, “pero también económico, político y social, por lo que requiere también una solución integral”, manifiesta. Por esto, concluye Silvia Gómez, los pueblos indígenas amazónicos deberían ser incluidos en la toma de decisiones de la Amazonia, como habitantes de algunas de las hectáreas de bosque que permanecen mejor conservadas en la región.
El rol de los pueblos indígenas
En la Amazonia habitan 64 de los 115 pueblos indígenas reconocidos en Colombia; es decir, el 55 % del total. Sus territorios abarcan el 54 % de las hectáreas de bosque en esta región del país, distribuidas en unos 212 resguardos indígenas. Luz Marina Mantilla, directora del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), indica que la Amazonia da seguridad y soberanía alimentaria a estos pueblos. Conservarla, entonces, es esencial para su supervivencia y para conservar su riqueza sociocultural.
Pero además de esto, los pueblos indígenas deberían ser considerados grandes aliados para frenar la deforestación en la Amazonia. “Hay zonas del Vaupés y Amazonas, con una gran área de resguardos indígenas, donde se han logrado frenar amenazas como la deforestación”, señaló Gómez. La investigación “El estado de las tierras y territorios de los pueblos indígenas y las comunidades locales” encontró que el 91 % de los territorios de pueblos indígenas y comunidades locales están ecológicamente en buen estado. En su totalidad, cubren al menos el 36 % de las Áreas Claves para la Biodiversidad (ACB) del mundo.
Esta es una de las razones por las cuales es importante que los pueblos indígenas “tengan garantías de participación política, que se reconozcan como las voces en un diálogo horizontal y recíproco, entendiendo a las autoridades indígenas como tales”, resume la directora de Gaia Amazonas.
*La alianza Escucha la Amazonia está con conformada por Dejusticia, Fundación Gaia Amazonas, Fundación Etnollano, WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), Greenpeace, IRI - Colombia (Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales), Asociación Ambiente y Sociedad, TNC (The Nature Conservancy), Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), y OPIAC (Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonia Colombiana) .