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Una investigación de largo plazo desarrollada por equipo internacional descubrió que las prácticas agrícolas sostenibles podrían garantizar mayor rendimientos en los cultivos, costos reducidos y una mejoría en los ecosistemas locales, incluso en un escenario de un uso reducido de fertilizantes. El artículo, publicado en la revista Nature Sustainability, describe 30 experimentos agrícolas de larga duración diseñados para mejorar las prácticas agrícolas en Europa y África.
En su estudio, que duró nueve años, se recopilaron datos de más de 25 mil cultivos maíz, trigo, cebada, avena, patatas y remolacha azucarera, en los que se utilizaron diferentes métodos de fertilización. En los cultivos se aplicaron técnicas distintas a la aplicación de fertilizantes químicos, como agregar estiércol, materia vegetal y otros tipos de abono. Además de esto, también se sembraron legumbres, como frijoles, que son cultivos “fijadores de nitrógeno”, es decir, que agregan nitrógeno al suelo. (También puede leer: Temperaturas extremas se vincularían con casi 1 millón de muertes en Latinoamérica)
Los hallazgos del estudio se centran en que la implementación de una agricultura sostenible y amigable con el medio ambiente podría producir rendimientos más altos que los fertilizantes químicos. Se descubrió además que agregar estiércol animal al suelo aumenta los rendimientos más que el abono a base de plantas, mientras que cultivar una variedad de cultivos ayudó a suprimir las malezas y las enfermedades del suelo. El cultivo de legumbres, por su parte, mejoró la fertilidad.
El estudio también indica que el uso de estas técnicas no aumentó los rendimientos cuando se utilizaron en conjunción con altas aplicaciones de fertilizantes químicos. Los mejores rendimientos se obtuvieron cuando se implementaron estas técnicas con un suelo con algo de nitrógeno. (Le puede interesar: Ideam lanza una alerta por potencial ciclón tropical que ingresó al mar Caribe)
“Reducir la dependencia de los fertilizantes químicos ayudaría a proteger a los agricultores y consumidores de las crisis económicas, como el aumento actual en los costos de los fertilizantes y el consiguiente aumento de los precios de los alimentos. La adopción generalizada de estas prácticas también podría contribuir a una distribución global más equitativa de fertilizantes”, manifestó a The Guardian Chloe MacLaren, quien es la autora principal de este nuevo estudio.
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