¿Qué hace un venado asiático en Antioquia? Se teme que sea otro invasor
El axis, chital o ciervo moteado es propio de Asia, pero está en Antioquia. Aunque su presencia se rumoreaba desde hace 15 años, solo hasta ahora un grupo de investigadores la pudo confirmar. Los científicos piden que se inicien pronto los estudios para establecer su población, área de distribución y posibles impactos sobre la biodiversidad del país.
César Giraldo Zuluaga
Hacia finales de abril de 2022 el veterinario zootecnista Néstor Roncancio Duque, quien adelanta un doctorado en ciencias agrarias en la sede de Palmira de la Universidad Nacional, se encontraba recogiendo muestras para su tesis doctoral en la zona rural entre Puerto Triunfo y Doradal, en Antioquia.
En uno de esos recorridos vio a unos venados desplazándose, “lo que me llamó la atención y pensé, en un principio, que eran venados cola blanca”. Estos mamíferos, de la especie Odocoileus virginianus, son los venados más grandes del país, pero hace muchos años, recuerda Roncancio, se habían extinguido en esa zona. “Por eso pensé que era algo positivo el hecho de que se estuvieran restableciendo esas poblaciones”, apunta el investigador. (Puede ver: Pensadores globales 2024: el progreso en peligro)
El colaborador de la región con el que adelantaba su trabajo de campo por esos días le comentó que muy cerca de donde se encontraban había unos huesos que podían corresponder a uno de esos venados. Tras examinar la zona, Roncancio pudo recolectar fémures, la escápula, la pelvis, la tibia, 12 costillas y otros huesos más que le hizo llegar a su colega Héctor Ramírez, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas.
Ya en el museo, Ramírez empezó a compararlos con otros huesos de venados para ver a qué especie podían pertenecer. “Viendo los huesos, el tamaño y otras características empezamos a darnos cuenta de que eran mucho más grandes que los del venado de cola blanca, que es la especie silvestre más grande que tenemos en el país”, dice. (Puede ver: ¿Por qué no se puede predecir la niebla?)
Ante estos primeros resultados, que lo tomaron por sorpresa, Ramírez se puso en contacto de nuevo con Roncancio para intentar averiguar más características de los venados y saber si había podido ver sus cráneos, unos huesos que haría más fácil la identificación.
Sin embargo, por esos días, Roncancio había recibido unas fotos y videos que despejaban todas las dudas que él y su colega Ramírez tenían. Román Jiménez, un ganadero que tiene su finca en Puerto Triunfo, pudo fotografiar a un grupo de al menos cuatro venados en los que se podían observar, con claridad, algunas características muy importantes. Las manchas blancas sobre un pelaje predominantemente castaño rojizo y la forma de sus astas dejaban claro que se trataba de chitales (Axis axis), un cérvido de Asia.
Con las fotos y los resultados de las comparaciones, que arrojaron que los huesos del individuo chital eran un tercio más grande que los del venado de cola blanca, Roncancio, Ramírez y el biólogo Darwin Morales pudieron confirmar y reportar, por primera vez para el país, la presencia de un venado exótico. Los resultados de su trabajo fueron publicados en el número más reciente de la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, donde las fotos de los venados también se llevaron la portada.
Puede ver: Hace miles de años, el desierto del Sahara era una sabana verde. ¿Qué pasó?
Un secreto a voces
Si bien solo hasta ahora se pudo confirmar la presencia de los chitales en el país, lo cierto, según Roncancio, es que desde hace varios años pobladores de la región e investigadores que adelantan su trabajo en la zona venían advirtiendo de la presencia de estos animales.
Mientras tanto, David Echeverri, jefe de la Oficina de Gestión de la Biodiversidad de Cornare, la autoridad ambiental en la región, les confirmó a diversos medios de comunicación que desde hace 15 años, por lo menos, se tienen registros de avistamiento de estos venados, incluso en otros municipios, como Sonsón y Puerto Nare. (Puede ver: Por primera vez, se reporta muerte de oso polar por gripe aviar)
A pesar de esos avistamientos, la presencia de estos venados en Antioquia está rodeada de muchos dudas. No se sabe su distribución actual, tampoco su abundancia ni cómo llegaron al país. ¿Quién los trajo? ¿Cuáles podrían ser los potenciales impactos que estos venados tendrían en los ecosistemas del país y las especies locales de fauna y flora?
Sobre cómo llegaron a Antioquia, Roncancio cree “que es altamente probable que estos venados también hayan llegado a la Hacienda Nápoles”, que perteneció al narcotraficante Pablo Escobar y quien fue el responsable de traer a los hipopótamos, una especie exótica invasora que actualmente cuenta con más de 200 individuos en el país y que tiene distintos impactos sobre los ecosistemas del Magdalena Medio.
Aunque el trabajo con estos venados hasta ahora empieza, el veterinario zootecnista resalta que las comunidades de la región reportan haber visto manadas de entre 18 y 19 individuos e incluso algunos colegas suyos han llegado a avistar grupos de hasta 40. Pese a estos reportes, el trabajo de estimar la población de estos animales, así como determinar las áreas en las que ya habita, le corresponde al Instituto Humboldt, a quien, según Echeverri, ya le habían reportado la presencia del animal en años anteriores.
Sin embargo, el Instituto le confirmó a este diario “que no tiene y no ha recibido información sobre la especie de chital en mención”. Pese a esto, “teniendo en cuenta la evidencia y que las especies invasoras son un asunto muy serio para el país, se incluirá esta especie como parte de la agenda de investigación en 2024, trabajo que se realiza en coordinación con el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas”. (Puede ver: Estas son las mejores imágenes de los paisajes del mundo)
Y es que, según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), las especies exóticas invasoras como los hipopótamos (y, potencialmente, como el chital) han sido parcialmente responsables del 60 % de las extinciones de plantas y animales en el mundo. Además, señala WWF, son la tercera amenaza más grave para la fauna de todas las regiones del planeta y representan uno de los principales motores de pérdida de biodiversidad alrededor del mundo.
Por eso, insisten Roncancio y Ramírez en su trabajo, es muy importante que el Instituto Humboldt y el Ministerio de Ambiente, así como las autoridades regionales, avancen con los estudios lo más pronto posible. “Aunque en Colombia es la primera vez que nos enfrentamos a un venado (invasor), por lo que no podemos saber con certeza cuáles son los riesgos y los efectos que pueden tener sobre las especies nativas, por los reportes de otras regiones del mundo, se sabe que transmiten enfermedades a la fauna nativa y compiten por recursos”, comenta Ramírez.
Además, agrega Roncancio, “este animal no va a tener un depredador natural y se puede estar comiendo los bosques, lo que al final nos llevaría a tener bosques viejos que no se regeneran”. Si bien es prematuro apuntar cuáles pueden ser los impactos que tendrían los chitales sobre los ecosistemas del país, ambos investigadores coinciden en que estos “pueden ser semejantes a los de los hipopótamos”.
Puede ver: Invima alertó sobre robo de lotes de arroz, papa y ensaladas, ¿Cómo reconocerlos?
Mientras tanto, el Humboldt aclara que, para poder declarar una especie como invasora, “se debe correr el análisis de riesgo de invasión, que evalúe aspectos como características de la especie, los posibles impactos que pueden tener sobre las especies nativas y los ecosistemas, y los riesgos socioeconómicos”.
Luego de esto, la información es analizada por el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas “para asesorar y generar las recomendaciones para la gestión de las mismas”. Por su parte, Roncancio espera que estos estudios no “nos vayan a tomar 10 años” y que se puedan emprender pronto las acciones que permitan reducir la población de estos venados, así como su distribución.
Hacia finales de abril de 2022 el veterinario zootecnista Néstor Roncancio Duque, quien adelanta un doctorado en ciencias agrarias en la sede de Palmira de la Universidad Nacional, se encontraba recogiendo muestras para su tesis doctoral en la zona rural entre Puerto Triunfo y Doradal, en Antioquia.
En uno de esos recorridos vio a unos venados desplazándose, “lo que me llamó la atención y pensé, en un principio, que eran venados cola blanca”. Estos mamíferos, de la especie Odocoileus virginianus, son los venados más grandes del país, pero hace muchos años, recuerda Roncancio, se habían extinguido en esa zona. “Por eso pensé que era algo positivo el hecho de que se estuvieran restableciendo esas poblaciones”, apunta el investigador. (Puede ver: Pensadores globales 2024: el progreso en peligro)
El colaborador de la región con el que adelantaba su trabajo de campo por esos días le comentó que muy cerca de donde se encontraban había unos huesos que podían corresponder a uno de esos venados. Tras examinar la zona, Roncancio pudo recolectar fémures, la escápula, la pelvis, la tibia, 12 costillas y otros huesos más que le hizo llegar a su colega Héctor Ramírez, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Caldas.
Ya en el museo, Ramírez empezó a compararlos con otros huesos de venados para ver a qué especie podían pertenecer. “Viendo los huesos, el tamaño y otras características empezamos a darnos cuenta de que eran mucho más grandes que los del venado de cola blanca, que es la especie silvestre más grande que tenemos en el país”, dice. (Puede ver: ¿Por qué no se puede predecir la niebla?)
Ante estos primeros resultados, que lo tomaron por sorpresa, Ramírez se puso en contacto de nuevo con Roncancio para intentar averiguar más características de los venados y saber si había podido ver sus cráneos, unos huesos que haría más fácil la identificación.
Sin embargo, por esos días, Roncancio había recibido unas fotos y videos que despejaban todas las dudas que él y su colega Ramírez tenían. Román Jiménez, un ganadero que tiene su finca en Puerto Triunfo, pudo fotografiar a un grupo de al menos cuatro venados en los que se podían observar, con claridad, algunas características muy importantes. Las manchas blancas sobre un pelaje predominantemente castaño rojizo y la forma de sus astas dejaban claro que se trataba de chitales (Axis axis), un cérvido de Asia.
Con las fotos y los resultados de las comparaciones, que arrojaron que los huesos del individuo chital eran un tercio más grande que los del venado de cola blanca, Roncancio, Ramírez y el biólogo Darwin Morales pudieron confirmar y reportar, por primera vez para el país, la presencia de un venado exótico. Los resultados de su trabajo fueron publicados en el número más reciente de la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, donde las fotos de los venados también se llevaron la portada.
Puede ver: Hace miles de años, el desierto del Sahara era una sabana verde. ¿Qué pasó?
Un secreto a voces
Si bien solo hasta ahora se pudo confirmar la presencia de los chitales en el país, lo cierto, según Roncancio, es que desde hace varios años pobladores de la región e investigadores que adelantan su trabajo en la zona venían advirtiendo de la presencia de estos animales.
Mientras tanto, David Echeverri, jefe de la Oficina de Gestión de la Biodiversidad de Cornare, la autoridad ambiental en la región, les confirmó a diversos medios de comunicación que desde hace 15 años, por lo menos, se tienen registros de avistamiento de estos venados, incluso en otros municipios, como Sonsón y Puerto Nare. (Puede ver: Por primera vez, se reporta muerte de oso polar por gripe aviar)
A pesar de esos avistamientos, la presencia de estos venados en Antioquia está rodeada de muchos dudas. No se sabe su distribución actual, tampoco su abundancia ni cómo llegaron al país. ¿Quién los trajo? ¿Cuáles podrían ser los potenciales impactos que estos venados tendrían en los ecosistemas del país y las especies locales de fauna y flora?
Sobre cómo llegaron a Antioquia, Roncancio cree “que es altamente probable que estos venados también hayan llegado a la Hacienda Nápoles”, que perteneció al narcotraficante Pablo Escobar y quien fue el responsable de traer a los hipopótamos, una especie exótica invasora que actualmente cuenta con más de 200 individuos en el país y que tiene distintos impactos sobre los ecosistemas del Magdalena Medio.
Aunque el trabajo con estos venados hasta ahora empieza, el veterinario zootecnista resalta que las comunidades de la región reportan haber visto manadas de entre 18 y 19 individuos e incluso algunos colegas suyos han llegado a avistar grupos de hasta 40. Pese a estos reportes, el trabajo de estimar la población de estos animales, así como determinar las áreas en las que ya habita, le corresponde al Instituto Humboldt, a quien, según Echeverri, ya le habían reportado la presencia del animal en años anteriores.
Sin embargo, el Instituto le confirmó a este diario “que no tiene y no ha recibido información sobre la especie de chital en mención”. Pese a esto, “teniendo en cuenta la evidencia y que las especies invasoras son un asunto muy serio para el país, se incluirá esta especie como parte de la agenda de investigación en 2024, trabajo que se realiza en coordinación con el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas”. (Puede ver: Estas son las mejores imágenes de los paisajes del mundo)
Y es que, según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), las especies exóticas invasoras como los hipopótamos (y, potencialmente, como el chital) han sido parcialmente responsables del 60 % de las extinciones de plantas y animales en el mundo. Además, señala WWF, son la tercera amenaza más grave para la fauna de todas las regiones del planeta y representan uno de los principales motores de pérdida de biodiversidad alrededor del mundo.
Por eso, insisten Roncancio y Ramírez en su trabajo, es muy importante que el Instituto Humboldt y el Ministerio de Ambiente, así como las autoridades regionales, avancen con los estudios lo más pronto posible. “Aunque en Colombia es la primera vez que nos enfrentamos a un venado (invasor), por lo que no podemos saber con certeza cuáles son los riesgos y los efectos que pueden tener sobre las especies nativas, por los reportes de otras regiones del mundo, se sabe que transmiten enfermedades a la fauna nativa y compiten por recursos”, comenta Ramírez.
Además, agrega Roncancio, “este animal no va a tener un depredador natural y se puede estar comiendo los bosques, lo que al final nos llevaría a tener bosques viejos que no se regeneran”. Si bien es prematuro apuntar cuáles pueden ser los impactos que tendrían los chitales sobre los ecosistemas del país, ambos investigadores coinciden en que estos “pueden ser semejantes a los de los hipopótamos”.
Puede ver: Invima alertó sobre robo de lotes de arroz, papa y ensaladas, ¿Cómo reconocerlos?
Mientras tanto, el Humboldt aclara que, para poder declarar una especie como invasora, “se debe correr el análisis de riesgo de invasión, que evalúe aspectos como características de la especie, los posibles impactos que pueden tener sobre las especies nativas y los ecosistemas, y los riesgos socioeconómicos”.
Luego de esto, la información es analizada por el Comité Técnico Nacional de Especies Introducidas y/o Trasplantadas “para asesorar y generar las recomendaciones para la gestión de las mismas”. Por su parte, Roncancio espera que estos estudios no “nos vayan a tomar 10 años” y que se puedan emprender pronto las acciones que permitan reducir la población de estos venados, así como su distribución.