¿Qué tan grave es la deforestación en Colombia y cuáles son sus causas?
Información institucional.
Los bosques son fundamentales para conservar la vida en el planeta. Desde el aire que respiramos hasta la madera que utilizamos, proveen múltiples servicios. Sin embargo, distintas actividades humanas los han puesto en riesgo.
La pérdida de bosques es una problemática que ha cobrado grandes dimensiones y que ha afectado particularmente a las regiones tropicales y subtropicales. Según el informe de WWF “Frentes de deforestación: causas y respuestas en un mundo cambiante”, actualmente hay 24 lugares altamente afectados por la deforestación a nivel mundial, que cubren un área de 710 millones de hectáreas. (También puede leer: Bosques, los nuevos indicadores de la salud humana)
El problema es tan grave que, según este informe, solo entre 2004 y 2017, se han perdido más de 43 millones de hectáreas: un área aproximadamente del tamaño de Marruecos. Y si bien es una dinámica de dimensiones planetarias, sus impactos se han concentrado en África Subsahariana, el Sureste de Asia, Oceanía y América Latina. De los 24 frentes de deforestación que WWF identificó en el mundo, nueve están América Latina y, de esos, dos en Colombia. Más específicamente en la región amazónica y en el Chocó-Darién, que compartimos con Ecuador.
El caso colombiano
Según el Ideam, para 2020 en el país se perdieron 171.685 hectáreas de bosque, un terreno superior al tamaño de Montevideo, Uruguay, o el equivalente a 208.103 canchas de fútbol profesional. Durante ese año, los departamentos más afectados fueron Caquetá, Meta, Guaviare, Putumayo y Antioquia (cuatro de ellos son amazónicos), donde se concentró el 70% de la deforestación registrada para ese período.
Como muestra el informe del Ideam, los departamentos ubicados en la región amazónica siguen siendo los más afectados; tan solo en la Amazonia se registró una pérdida de 109.302 hectáreas que equivalen al 64% del total de deforestación registrada en el 2020.
Adicionalmente, hay un factor que agrava esta problemática: el aumento de la deforestación en áreas protegidas, lugares vitales para la protección y la conservación de ecosistemas y especies. Los Parques Nacionales Naturales (PNN), una de las categorías de áreas protegidas que hay en Colombia, se han visto gravemente impactados por este fenómeno (según el Ideam, para 2020 se deforestaron 15.914 hectáreas pertenecientes a dichas áreas).
El Parque Nacional Natural Tinigua, ubicado en el departamento del Meta, fue el más afectado con 5.708 hectáreas deforestadas. A este le siguen Sierra de la Macarena (ubicado en el mismo departamento), La Paya, ubicado en el departamento de Putumayo, Paramillo, ubicado entre los departamentos de Córdoba y Antioquia, y Serranía del Chiribiquete, que se encuentra en área de los departamentos del Guaviare y Caquetá.
¿Qué factores han llevado al aumento de la deforestación en las áreas protegidas? Según el último informe de “Parques Nacionales, Cómo Vamos” (2021), el aumento de la ganadería en estas regiones ha llevado a la degradación de estos ecosistemas. La transformación de hábitats en pastos para el ganado ha conllevado a la pérdida de la biodiversidad. El informe calcula que en estas áreas hay un inventario de 5.202.584 animales bovinos, ovinos y caprinos que corresponden al 18% del inventario nacional. Sin embargo, la ganadería es solo una de las causas de la deforestación en el país.
Las principales causas
En varios espacios regionales y globales, Colombia se ha comprometido a la conservación de sus bosques, un área que cubre aproximadamente el 50% del territorio nacional. Sin embargo, en 2020 se registró un aumento de la deforestación del 8% con respecto al 2019. ¿Qué explica ese incremento? Según WWF, las causas y la magnitud de la deforestación son el resultado de complejas relaciones económicas, sociales e institucionales que están relacionadas con fenómenos como la apropiación de tierras, el desarrollo de infraestructura de transporte no planificada, los cultivos de uso ilícito, la minería ilegal, la ganadería extensiva y la expansión de la frontera agrícola.
En la Amazonia, por ejemplo, uno de los principales motores de la deforestación es la apropiación de tierras. Consiste en la ocupación ilegal de tierras con restricciones de ordenamiento territorial y procesos de titulación, como las reservas forestales protegidas, los parques nacionales y las reservas indígenas de Colombia (tierras que por ley no se pueden disponer, adquirir o embargar) para fines productivos como la ganadería o la actividad agrícola; en muchos casos estas actividades con viso de legalidad permiten el lavado de activos proveniente de otras actividades ilegales. (Le puede interesar: ¿Por qué es urgente que el próximo gobierno proteja la Amazonia?)
La ganadería, especialmente la bovina, es una de las principales causas de la deforestación a nivel nacional por estar asociada al fenómeno de la praderización, es decir, al aumento de la superficie de pastos con respecto a los años anteriores. El problema de esta actividad subyace en las características de dicho sistema productivo, donde es común que los animales agoten las áreas de pastoreo y requieran de la apertura de nuevas áreas para su rotación, llevando así a la pérdida de coberturas vegetales.
A lo anterior se suma la expansión de la frontera agrícola, la cual se refiere a la transformación de las coberturas boscosas hacia actividades agrícolas que van desde la agricultura de pequeña escala, hasta cultivos industriales. La expansión de los cultivos se relaciona también con otras actividades económicas como la ganadería o con procesos sociales como la legitimación de tierras.
La explotación de oro de aluvión a cielo abierto también se ha convertido en una fuente importante de deforestación en el Pacífico. Esta práctica ilegal, que consiste en la extracción de oro de los ríos, ocurre en múltiples escalas y con una variedad de tecnologías y equipos, que van desde artesanales hasta industriales. Representa aproximadamente el 80% de las exportaciones de oro de Colombia, y también es la principal fuente de financiación de los grupos armados.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), para el periodo comprendido entre 2018 y 2019 los territorios con explotación de oro de aluvión tuvieron una deforestación de 6.669 hectáreas de coberturas con alto valor ambiental. En 2020 los departamentos más afectados fueron Antioquia y Chocó con un 36% y 35% respectivamente, seguidos de Bolívar, con un 11% de pérdida de cobertura vegetal con alto valor ambiental. (Lea también: La reserva en el Caquetá que recupera orquídeas que ni la ciencia conocía)
Estas son solo unas de las dinámicas detrás del fenómeno de la deforestación, pues a ellas se suman la extracción ilegal de madera, la expansión de la infraestructura, los cultivos ilícitos, entre otros. De allí que la complejidad y la magnitud de la deforestación en el país requiera de estrategias integrales que aborden las complejas dinámicas detrás de este fenómeno. Acciones como el fortalecimiento de la gobernanza territorial, el fortalecimiento de sistemas de información y la interoperabilidad entre estos, el avance en los procesos de trazabilidad de la ganadería, el oro y la madera; el fortalecimiento de acciones de inteligencia, investigación y la judicialización de delitos ambientales, y el desarrollo sostenible bajo en carbono son solo el comienzo.
Los bosques son fundamentales para conservar la vida en el planeta. Desde el aire que respiramos hasta la madera que utilizamos, proveen múltiples servicios. Sin embargo, distintas actividades humanas los han puesto en riesgo.
La pérdida de bosques es una problemática que ha cobrado grandes dimensiones y que ha afectado particularmente a las regiones tropicales y subtropicales. Según el informe de WWF “Frentes de deforestación: causas y respuestas en un mundo cambiante”, actualmente hay 24 lugares altamente afectados por la deforestación a nivel mundial, que cubren un área de 710 millones de hectáreas. (También puede leer: Bosques, los nuevos indicadores de la salud humana)
El problema es tan grave que, según este informe, solo entre 2004 y 2017, se han perdido más de 43 millones de hectáreas: un área aproximadamente del tamaño de Marruecos. Y si bien es una dinámica de dimensiones planetarias, sus impactos se han concentrado en África Subsahariana, el Sureste de Asia, Oceanía y América Latina. De los 24 frentes de deforestación que WWF identificó en el mundo, nueve están América Latina y, de esos, dos en Colombia. Más específicamente en la región amazónica y en el Chocó-Darién, que compartimos con Ecuador.
El caso colombiano
Según el Ideam, para 2020 en el país se perdieron 171.685 hectáreas de bosque, un terreno superior al tamaño de Montevideo, Uruguay, o el equivalente a 208.103 canchas de fútbol profesional. Durante ese año, los departamentos más afectados fueron Caquetá, Meta, Guaviare, Putumayo y Antioquia (cuatro de ellos son amazónicos), donde se concentró el 70% de la deforestación registrada para ese período.
Como muestra el informe del Ideam, los departamentos ubicados en la región amazónica siguen siendo los más afectados; tan solo en la Amazonia se registró una pérdida de 109.302 hectáreas que equivalen al 64% del total de deforestación registrada en el 2020.
Adicionalmente, hay un factor que agrava esta problemática: el aumento de la deforestación en áreas protegidas, lugares vitales para la protección y la conservación de ecosistemas y especies. Los Parques Nacionales Naturales (PNN), una de las categorías de áreas protegidas que hay en Colombia, se han visto gravemente impactados por este fenómeno (según el Ideam, para 2020 se deforestaron 15.914 hectáreas pertenecientes a dichas áreas).
El Parque Nacional Natural Tinigua, ubicado en el departamento del Meta, fue el más afectado con 5.708 hectáreas deforestadas. A este le siguen Sierra de la Macarena (ubicado en el mismo departamento), La Paya, ubicado en el departamento de Putumayo, Paramillo, ubicado entre los departamentos de Córdoba y Antioquia, y Serranía del Chiribiquete, que se encuentra en área de los departamentos del Guaviare y Caquetá.
¿Qué factores han llevado al aumento de la deforestación en las áreas protegidas? Según el último informe de “Parques Nacionales, Cómo Vamos” (2021), el aumento de la ganadería en estas regiones ha llevado a la degradación de estos ecosistemas. La transformación de hábitats en pastos para el ganado ha conllevado a la pérdida de la biodiversidad. El informe calcula que en estas áreas hay un inventario de 5.202.584 animales bovinos, ovinos y caprinos que corresponden al 18% del inventario nacional. Sin embargo, la ganadería es solo una de las causas de la deforestación en el país.
Las principales causas
En varios espacios regionales y globales, Colombia se ha comprometido a la conservación de sus bosques, un área que cubre aproximadamente el 50% del territorio nacional. Sin embargo, en 2020 se registró un aumento de la deforestación del 8% con respecto al 2019. ¿Qué explica ese incremento? Según WWF, las causas y la magnitud de la deforestación son el resultado de complejas relaciones económicas, sociales e institucionales que están relacionadas con fenómenos como la apropiación de tierras, el desarrollo de infraestructura de transporte no planificada, los cultivos de uso ilícito, la minería ilegal, la ganadería extensiva y la expansión de la frontera agrícola.
En la Amazonia, por ejemplo, uno de los principales motores de la deforestación es la apropiación de tierras. Consiste en la ocupación ilegal de tierras con restricciones de ordenamiento territorial y procesos de titulación, como las reservas forestales protegidas, los parques nacionales y las reservas indígenas de Colombia (tierras que por ley no se pueden disponer, adquirir o embargar) para fines productivos como la ganadería o la actividad agrícola; en muchos casos estas actividades con viso de legalidad permiten el lavado de activos proveniente de otras actividades ilegales. (Le puede interesar: ¿Por qué es urgente que el próximo gobierno proteja la Amazonia?)
La ganadería, especialmente la bovina, es una de las principales causas de la deforestación a nivel nacional por estar asociada al fenómeno de la praderización, es decir, al aumento de la superficie de pastos con respecto a los años anteriores. El problema de esta actividad subyace en las características de dicho sistema productivo, donde es común que los animales agoten las áreas de pastoreo y requieran de la apertura de nuevas áreas para su rotación, llevando así a la pérdida de coberturas vegetales.
A lo anterior se suma la expansión de la frontera agrícola, la cual se refiere a la transformación de las coberturas boscosas hacia actividades agrícolas que van desde la agricultura de pequeña escala, hasta cultivos industriales. La expansión de los cultivos se relaciona también con otras actividades económicas como la ganadería o con procesos sociales como la legitimación de tierras.
La explotación de oro de aluvión a cielo abierto también se ha convertido en una fuente importante de deforestación en el Pacífico. Esta práctica ilegal, que consiste en la extracción de oro de los ríos, ocurre en múltiples escalas y con una variedad de tecnologías y equipos, que van desde artesanales hasta industriales. Representa aproximadamente el 80% de las exportaciones de oro de Colombia, y también es la principal fuente de financiación de los grupos armados.
Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), para el periodo comprendido entre 2018 y 2019 los territorios con explotación de oro de aluvión tuvieron una deforestación de 6.669 hectáreas de coberturas con alto valor ambiental. En 2020 los departamentos más afectados fueron Antioquia y Chocó con un 36% y 35% respectivamente, seguidos de Bolívar, con un 11% de pérdida de cobertura vegetal con alto valor ambiental. (Lea también: La reserva en el Caquetá que recupera orquídeas que ni la ciencia conocía)
Estas son solo unas de las dinámicas detrás del fenómeno de la deforestación, pues a ellas se suman la extracción ilegal de madera, la expansión de la infraestructura, los cultivos ilícitos, entre otros. De allí que la complejidad y la magnitud de la deforestación en el país requiera de estrategias integrales que aborden las complejas dinámicas detrás de este fenómeno. Acciones como el fortalecimiento de la gobernanza territorial, el fortalecimiento de sistemas de información y la interoperabilidad entre estos, el avance en los procesos de trazabilidad de la ganadería, el oro y la madera; el fortalecimiento de acciones de inteligencia, investigación y la judicialización de delitos ambientales, y el desarrollo sostenible bajo en carbono son solo el comienzo.