Restauración ecológica para la conservación del agua en Salento
Contenido de aliado Bibo
Maria Fernanda Botero Castaño
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad, está orientado hacia la restauración ecológica con el propósito de prevenir, detener y revertir, la degradación de los ecosistemas en todo el mundo. Para Naciones Unidas, esto puede ayudar a erradicar la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva.
Fundación Natura, apuesta por una restauración integral que permita sanar desde las relaciones humanas hasta la naturaleza, de la que depende la vida. Se necesita mejorar la calidad de vida de las poblaciones, hacer una reconversión en las actividades productivas integrando acciones sostenibles, proteger y cuidar la riqueza en biodiversidad que tiene Colombia y darle un respiro a todos los ecosistemas, pasando por los bosques, fuentes de agua dulce, montañas, océanos, terrenos agrícolas y hasta las zonas urbanas.
Es por eso, que en el marco del proyecto GEF Magdalena Cauca Vive, ejecutado en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), Fondo Adaptación, la Corporación Autónoma Regional del Quindío-CRQ y la Corporación Autónoma Regional de Risaralda-CARDER; se han venido adelantando acciones de fortalecimiento local, con el fin de restaurar y conservar la macrocuenca Magdalena-Cauca, en la zona del Eje Cafetero.
Carlos Diazgranados, tiene como proyecto de vida la Reserva Natural Kasaguadua: “es un sueño que empezamos a construir hace 15 años, con la idea de fondo de que la felicidad depende de hacer algo que tenga sentido y, en un país como éste, algo con sentido, es la conservación”.
La reserva hace parte del Registro Único Nacional de Áreas Protegidas (RUNAP), del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) y de la Asociación Red Colombia de Reservas Naturales de la Sociedad Civil (Resnatur). En Kasaguadua, se han realizado acciones orientadas al manejo y conservación los bosques, una de las primeras fue cercar y poner esterilla en los bordes de la reserva que limitaban con zonas de potreros para aislar el ganado y el ingreso de perros al predio en conservación, otra acción importante fue la recuperación de media hectárea de potrero, con la siembra de 80 especies de árboles nativos entre: pioneros, dominantes y frutales.
Carlos cuenta que, a lo largo del tiempo, se han dado cuenta que el suelo tenía un banco de semillas importante, dado que el terreno no había presentado actividades de agricultura intensiva; entonces, 5 años después de empezar con el trabajo de conservación, salieron palmas de cera, actualmente la cuenta es de 70.000 y el promedio es de 10 palmas por metro cuadrado.
Esta Reserva Natural de la Sociedad Civil hace parte del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Cuenca alta del río Quindío, en el municipio de Salento, una de las áreas protegidas regionales en las que tiene presencia el proyecto GEF #MagdalenaCaucaVive en articulación con la Corporación Regional del Quindío (CRQ) y la Fundación Ecológica Las Mellizas.
Localizada en la microcuenca Eón, una fuente relevante para la regulación hídrica de la zona, recibe agua de las quebradas La Esperanza, Etérea y de cinco afloramientos más, para luego aportar el caudal al río Quindío, aproximadamente a 2000 metros aguas arriba de la bocatoma del acueducto de Armenia. Son 12 hectáreas de las cuales el 99% está orientado a la conservación. En la reserva, además de acciones de conservación, también se desarrollan actividades de turismo de naturaleza como el senderismo y la observación de aves, que permiten la sostenibilidad económica de la reserva y se cuenta con un refugio en medio del bosque hecho con materiales que generan un mínimo impacto ambiental.
La importancia del agua para sostener la vida
En Kasaguadua se tiene especial interés en el cuidado del agua, que se toma de un afloramiento dentro del terreno y, una vez utilizada, se procesa con un sistema anaerobio bicameral con pozo de filtración y cámaras de grasa. Con el fin de disminuir los contaminantes de las aguas residuales, no se usan químicos ni se permite el uso de jabones tradicionales, además no pueden ingresar personas que estén tomando antibióticos, de esa manera se preserva la biota en el agua.
Durante el proceso de decantación de lodos, el agua adquiere 84% de pureza, después es dirigido al pozo de filtración donde logra 94% de pureza y así se devuelve a la microcuenca. El proceso de limpieza del agua ha sido inspeccionado 2 veces por la CRQ, siendo la única experiencia de este tipo que está funcionando en el Quindío, por lo que puede convertirse en un piloto con posibilidades de ser replicado en otros predios del DRMI Cuenca alta del río Quindío.
Siendo constantes en las acciones para la conservación del bosque, se ha recuperado la capacidad de regulación de la microcuenca Eón. En sitios donde no brotaba ni una gota de agua, ahora se puede ver afloramientos, por ejemplo, a los dos años del proceso de restauración el nacimiento empezó a tener 0,5 litros de agua por segundo disponible y en este momento su volumen corresponde a 2 litros/segundo, recuperando el caudal de las quebradas.
William Cañón lleva aproximadamente 7 años acompañando la Reserva Kasaguadua, implementando acciones para la conservación del ambiente como: la recuperación de cuencas, de fauna y flora, en un afluente que aporta aproximadamente 4% de agua al río Quindío. La articulación institucional y comunitaria ha sido clave para el éxito de estos procesos y son un ejemplo que puede llegar a ser replicables en todo el país.
Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad, está orientado hacia la restauración ecológica con el propósito de prevenir, detener y revertir, la degradación de los ecosistemas en todo el mundo. Para Naciones Unidas, esto puede ayudar a erradicar la pobreza, combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva.
Fundación Natura, apuesta por una restauración integral que permita sanar desde las relaciones humanas hasta la naturaleza, de la que depende la vida. Se necesita mejorar la calidad de vida de las poblaciones, hacer una reconversión en las actividades productivas integrando acciones sostenibles, proteger y cuidar la riqueza en biodiversidad que tiene Colombia y darle un respiro a todos los ecosistemas, pasando por los bosques, fuentes de agua dulce, montañas, océanos, terrenos agrícolas y hasta las zonas urbanas.
Es por eso, que en el marco del proyecto GEF Magdalena Cauca Vive, ejecutado en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MinAmbiente), el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), Fondo Adaptación, la Corporación Autónoma Regional del Quindío-CRQ y la Corporación Autónoma Regional de Risaralda-CARDER; se han venido adelantando acciones de fortalecimiento local, con el fin de restaurar y conservar la macrocuenca Magdalena-Cauca, en la zona del Eje Cafetero.
Carlos Diazgranados, tiene como proyecto de vida la Reserva Natural Kasaguadua: “es un sueño que empezamos a construir hace 15 años, con la idea de fondo de que la felicidad depende de hacer algo que tenga sentido y, en un país como éste, algo con sentido, es la conservación”.
La reserva hace parte del Registro Único Nacional de Áreas Protegidas (RUNAP), del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) y de la Asociación Red Colombia de Reservas Naturales de la Sociedad Civil (Resnatur). En Kasaguadua, se han realizado acciones orientadas al manejo y conservación los bosques, una de las primeras fue cercar y poner esterilla en los bordes de la reserva que limitaban con zonas de potreros para aislar el ganado y el ingreso de perros al predio en conservación, otra acción importante fue la recuperación de media hectárea de potrero, con la siembra de 80 especies de árboles nativos entre: pioneros, dominantes y frutales.
Carlos cuenta que, a lo largo del tiempo, se han dado cuenta que el suelo tenía un banco de semillas importante, dado que el terreno no había presentado actividades de agricultura intensiva; entonces, 5 años después de empezar con el trabajo de conservación, salieron palmas de cera, actualmente la cuenta es de 70.000 y el promedio es de 10 palmas por metro cuadrado.
Esta Reserva Natural de la Sociedad Civil hace parte del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Cuenca alta del río Quindío, en el municipio de Salento, una de las áreas protegidas regionales en las que tiene presencia el proyecto GEF #MagdalenaCaucaVive en articulación con la Corporación Regional del Quindío (CRQ) y la Fundación Ecológica Las Mellizas.
Localizada en la microcuenca Eón, una fuente relevante para la regulación hídrica de la zona, recibe agua de las quebradas La Esperanza, Etérea y de cinco afloramientos más, para luego aportar el caudal al río Quindío, aproximadamente a 2000 metros aguas arriba de la bocatoma del acueducto de Armenia. Son 12 hectáreas de las cuales el 99% está orientado a la conservación. En la reserva, además de acciones de conservación, también se desarrollan actividades de turismo de naturaleza como el senderismo y la observación de aves, que permiten la sostenibilidad económica de la reserva y se cuenta con un refugio en medio del bosque hecho con materiales que generan un mínimo impacto ambiental.
La importancia del agua para sostener la vida
En Kasaguadua se tiene especial interés en el cuidado del agua, que se toma de un afloramiento dentro del terreno y, una vez utilizada, se procesa con un sistema anaerobio bicameral con pozo de filtración y cámaras de grasa. Con el fin de disminuir los contaminantes de las aguas residuales, no se usan químicos ni se permite el uso de jabones tradicionales, además no pueden ingresar personas que estén tomando antibióticos, de esa manera se preserva la biota en el agua.
Durante el proceso de decantación de lodos, el agua adquiere 84% de pureza, después es dirigido al pozo de filtración donde logra 94% de pureza y así se devuelve a la microcuenca. El proceso de limpieza del agua ha sido inspeccionado 2 veces por la CRQ, siendo la única experiencia de este tipo que está funcionando en el Quindío, por lo que puede convertirse en un piloto con posibilidades de ser replicado en otros predios del DRMI Cuenca alta del río Quindío.
Siendo constantes en las acciones para la conservación del bosque, se ha recuperado la capacidad de regulación de la microcuenca Eón. En sitios donde no brotaba ni una gota de agua, ahora se puede ver afloramientos, por ejemplo, a los dos años del proceso de restauración el nacimiento empezó a tener 0,5 litros de agua por segundo disponible y en este momento su volumen corresponde a 2 litros/segundo, recuperando el caudal de las quebradas.
William Cañón lleva aproximadamente 7 años acompañando la Reserva Kasaguadua, implementando acciones para la conservación del ambiente como: la recuperación de cuencas, de fauna y flora, en un afluente que aporta aproximadamente 4% de agua al río Quindío. La articulación institucional y comunitaria ha sido clave para el éxito de estos procesos y son un ejemplo que puede llegar a ser replicables en todo el país.