Saber dónde restaurar, clave para recuperar los bosques del país
En 2022, el Instituto Humboldt dio a conocer un mapa de prioridades de restauración, en el que se muestran las zonas de Colombia que tienen más áreas disponibles para realizar este proceso; además de detallarlos costos y beneficios de hacerlo. ¿Por qué es importante este mapa?
Colombia debe restaurar al menos el 30 % de sus ecosistemas terrestres, marinos y costeros en los próximos siete años, tras firmar el acuerdo más importante para proteger la biodiversidad mundial (Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica). Esto incluye restaurar los bosques que representan el 52,1% de superficie del país, con cerca de 60 millones de hectáreas, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Siguiendo este marco, en 2020, el país se comprometió a plantar 180 millones de árboles al 2022; 160 millones más en 2026 y otros 160 millones para finales de esta década, como parte de la iniciativa One Trillion Trees, adoptada durante el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), lo que brindó algunos insumos para mover la agenda de la restauración en el país. (Lea: El algodón de Colombia, una tradición por recuperar)
Aunque restaurar áreas naturales no siempre implica sembrar árboles debido a las diferentes alteraciones que han sufrido los ecosistemas y su particularidad en biodiversidad, los bosques tienen la capacidad de retornar a sus condiciones, simplemente dejándolos de usar y eliminando su causa de degradación, lo que se denomina como regeneración natural. En otros casos, hay que intervenir más fuertemente a nivel del suelo y la vegetación, porque su pérdida ha sido mayor.
Para ello existe una herramienta que es clave para sentar las bases de este proceso. Se trata de los mapas de prioridades de restauración. Colombia cuenta con uno desde 2022. Esta herramienta sirve para saber dónde se pueden hacer estos procesos, así como los impactos y los costos que tendrá.
“Veníamos implementando diferentes proyectos, pero no había una hoja de ruta actualizada que nos dijera en dónde centrar los esfuerzos de forma más costo eficiente y no se veía el impacto efectivo de esa restauración”, dice Paola Johanna Isaacs, investigadora líder de restauración del Centro de Soluciones Basadas en Naturaleza del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. (Lea también: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)
A raíz de esto, y con el fin de cumplir las diferentes metas ambientales que se ha trazado el país, el Instituto Humboldt y el Instituto Internacional para la Sostenibilidad, desarrollaron una serie de mapas que permite identificar las áreas prioritarias para la restauración en especial con potencial para que los bosques mismos se regeneren más fácilmente.
Esta herramienta considera dos objetivos. Uno, la mitigación del cambio climático, a partir de la captura carbono, y dos, el beneficio de la conservación de la biodiversidad, reduciendo el riesgo de extinción de las especies asociadas a bosques a nivel nacional, teniendo en cuenta también los costos del proceso. Estos escenarios se pueden consultar y descargar a través de la plataforma WePlan.
“Los mapas incluyen información de los sistemas productivos que pueden ser más rentables y verse más beneficiados a través de la restauración. Esto se explica porque no se trata solo de restaurar, sino entender que también puede haber un retorno, es decir, se puede ahorrar en costos de producción y recuperar algo del dinero de la inversión, porque se mejoran servicios ecosistémicos, como por ejemplo la productividad del suelo y la oferta y calidad de agua. Esto se denomina co-beneficios de la restauración”, explica la investigadora del Instituto Humboldt.
Esta herramienta, además, contempla seis metas, en el que las personas pueden seleccionar a cuál desean aportar. Entre estas están: un millón de hectáreas, que corresponde al compromiso de Colombia en el Bonn Challenge, seis millones cuatrocientas mil hectáreas que hacen parte de los objetivos de área para restaurar del Plan Nacional de Restauración Ecológica, Rehabilitación y Recuperación de Áreas Degradadas, junto con otras áreas de prueba. (Lea: Frenar la pérdida y desperdicio de alimentos, una tarea de todos)
Al entrar a la plataforma, las personas observarán tres recuadros. En el lado izquierdo está el mapa, en el que los colores más claros hacen referencia a los lugares con oportunidades de restauración, pero que tienen menos áreas disponibles para restaurar por pixel; mientras que los colores fuertes indican donde hay más área y se deberían escoger primero. En el lado derecho hay una gráfica, en la que se puede seleccionar la meta en hectáreas en la parte superior y mostrará en qué proporción se beneficia la biodiversidad y cuántas toneladas de carbono se capturarían.
En la parte inferior hay una tabla que, además de mostrar las dos variables (biodiversidad y carbono), muestra los costos según lo seleccionado en la gráfica superior. Esos valores están en millones de dólares y expresan el costo de establecimiento, que se refiere a lo que cuesta implementar la restauración; por ejemplo, con la siembra de árboles. Y el costo de oportunidad, en cambio, hace referencia al costo de la alternativa, incluyendo los beneficios que podríamos haber obtenido con los sistemas productivos y su reconversión a unos más sostenibles. La clave está en diversificar los cultivos y mantener vegetación natural en sistemas ganaderos, en los márgenes de las quebradas y nacimientos, por ejemplo. (Lea: El paso a seguir tras el acuerdo que busca salvar la biodiversidad mundial)
“Restaurar siempre valdrá la pena para la biodiversidad colombiana por la gran cantidad de especies únicas para el país, sus ecosistemas y los servicios que nos prestan. Independiente de la cantidad de hectáreas que restaure, hablamos de un beneficio de, más o menos, 17% a 18% de biodiversidad en todas las metas”, dice la investigadora del Instituto Humboldt.
Para dar más alcance al mapa, el Instituto Humboldt realizará capacitaciones en espacios como el Consejo Nacional de Restauración, con el fin de mostrarle a las personas esta herramienta para que aprendan a interpretar los análisis y tomar decisiones, teniendo en cuenta que este mapa está dirigido a las autoridades, corporaciones regionales y comunidades locales para que aporten a la restauración de estos ecosistemas terrestres.
Colombia debe restaurar al menos el 30 % de sus ecosistemas terrestres, marinos y costeros en los próximos siete años, tras firmar el acuerdo más importante para proteger la biodiversidad mundial (Marco mundial Kunming-Montreal de la diversidad biológica). Esto incluye restaurar los bosques que representan el 52,1% de superficie del país, con cerca de 60 millones de hectáreas, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam).
Siguiendo este marco, en 2020, el país se comprometió a plantar 180 millones de árboles al 2022; 160 millones más en 2026 y otros 160 millones para finales de esta década, como parte de la iniciativa One Trillion Trees, adoptada durante el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), lo que brindó algunos insumos para mover la agenda de la restauración en el país. (Lea: El algodón de Colombia, una tradición por recuperar)
Aunque restaurar áreas naturales no siempre implica sembrar árboles debido a las diferentes alteraciones que han sufrido los ecosistemas y su particularidad en biodiversidad, los bosques tienen la capacidad de retornar a sus condiciones, simplemente dejándolos de usar y eliminando su causa de degradación, lo que se denomina como regeneración natural. En otros casos, hay que intervenir más fuertemente a nivel del suelo y la vegetación, porque su pérdida ha sido mayor.
Para ello existe una herramienta que es clave para sentar las bases de este proceso. Se trata de los mapas de prioridades de restauración. Colombia cuenta con uno desde 2022. Esta herramienta sirve para saber dónde se pueden hacer estos procesos, así como los impactos y los costos que tendrá.
“Veníamos implementando diferentes proyectos, pero no había una hoja de ruta actualizada que nos dijera en dónde centrar los esfuerzos de forma más costo eficiente y no se veía el impacto efectivo de esa restauración”, dice Paola Johanna Isaacs, investigadora líder de restauración del Centro de Soluciones Basadas en Naturaleza del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. (Lea también: Recuperar los bosques y ecosistemas marinos, la tarea del país en los próximos años)
A raíz de esto, y con el fin de cumplir las diferentes metas ambientales que se ha trazado el país, el Instituto Humboldt y el Instituto Internacional para la Sostenibilidad, desarrollaron una serie de mapas que permite identificar las áreas prioritarias para la restauración en especial con potencial para que los bosques mismos se regeneren más fácilmente.
Esta herramienta considera dos objetivos. Uno, la mitigación del cambio climático, a partir de la captura carbono, y dos, el beneficio de la conservación de la biodiversidad, reduciendo el riesgo de extinción de las especies asociadas a bosques a nivel nacional, teniendo en cuenta también los costos del proceso. Estos escenarios se pueden consultar y descargar a través de la plataforma WePlan.
“Los mapas incluyen información de los sistemas productivos que pueden ser más rentables y verse más beneficiados a través de la restauración. Esto se explica porque no se trata solo de restaurar, sino entender que también puede haber un retorno, es decir, se puede ahorrar en costos de producción y recuperar algo del dinero de la inversión, porque se mejoran servicios ecosistémicos, como por ejemplo la productividad del suelo y la oferta y calidad de agua. Esto se denomina co-beneficios de la restauración”, explica la investigadora del Instituto Humboldt.
Esta herramienta, además, contempla seis metas, en el que las personas pueden seleccionar a cuál desean aportar. Entre estas están: un millón de hectáreas, que corresponde al compromiso de Colombia en el Bonn Challenge, seis millones cuatrocientas mil hectáreas que hacen parte de los objetivos de área para restaurar del Plan Nacional de Restauración Ecológica, Rehabilitación y Recuperación de Áreas Degradadas, junto con otras áreas de prueba. (Lea: Frenar la pérdida y desperdicio de alimentos, una tarea de todos)
Al entrar a la plataforma, las personas observarán tres recuadros. En el lado izquierdo está el mapa, en el que los colores más claros hacen referencia a los lugares con oportunidades de restauración, pero que tienen menos áreas disponibles para restaurar por pixel; mientras que los colores fuertes indican donde hay más área y se deberían escoger primero. En el lado derecho hay una gráfica, en la que se puede seleccionar la meta en hectáreas en la parte superior y mostrará en qué proporción se beneficia la biodiversidad y cuántas toneladas de carbono se capturarían.
En la parte inferior hay una tabla que, además de mostrar las dos variables (biodiversidad y carbono), muestra los costos según lo seleccionado en la gráfica superior. Esos valores están en millones de dólares y expresan el costo de establecimiento, que se refiere a lo que cuesta implementar la restauración; por ejemplo, con la siembra de árboles. Y el costo de oportunidad, en cambio, hace referencia al costo de la alternativa, incluyendo los beneficios que podríamos haber obtenido con los sistemas productivos y su reconversión a unos más sostenibles. La clave está en diversificar los cultivos y mantener vegetación natural en sistemas ganaderos, en los márgenes de las quebradas y nacimientos, por ejemplo. (Lea: El paso a seguir tras el acuerdo que busca salvar la biodiversidad mundial)
“Restaurar siempre valdrá la pena para la biodiversidad colombiana por la gran cantidad de especies únicas para el país, sus ecosistemas y los servicios que nos prestan. Independiente de la cantidad de hectáreas que restaure, hablamos de un beneficio de, más o menos, 17% a 18% de biodiversidad en todas las metas”, dice la investigadora del Instituto Humboldt.
Para dar más alcance al mapa, el Instituto Humboldt realizará capacitaciones en espacios como el Consejo Nacional de Restauración, con el fin de mostrarle a las personas esta herramienta para que aprendan a interpretar los análisis y tomar decisiones, teniendo en cuenta que este mapa está dirigido a las autoridades, corporaciones regionales y comunidades locales para que aporten a la restauración de estos ecosistemas terrestres.