Soluciones basadas en la naturaleza: la respuesta a muchos desafíos globales
Información institucional.
WWF
Desde erradicar el hambre hasta enfrentar el cambio climático, el mundo tiene una larga lista de tareas urgentes. Para cumplirlas, la naturaleza puede ser la mejor aliada.
El mundo enfrenta diversos y complejos desafíos. En primer lugar, tiene la urgente tarea de frenar y adaptarse a la doble crisis de cambio climático y pérdida de biodiversidad. Además, debe atender la emergencia derivada del Covid-19 y una lista de promesas pendientes como garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial y acabar con la pobreza. En el camino para lograr dichos objetivos, la naturaleza tiene un rol crucial que desempeñar.
La naturaleza es sabia y durante miles de años ha creado una compleja red de vida en la que cada elemento cumple funciones que hacen posible el funcionamiento del planeta. Evidencia de ello son los servicios que los ecosistemas prestan y que son vitales para la vida de todas las especies, incluida, la humana. Por ejemplo, los bosques regulan los ciclos del agua y proveen alimento; los arrecifes de coral previenen la erosión de las costas y controlan las inundaciones; y los manglares capturan carbono y mantienen los recursos pesqueros.
Todas estas capacidades de los ecosistemas pueden ser aprovechadas y potenciadas para enfrentar los desafíos actuales de nuestra sociedad. Una apuesta a la que se le ha dado el nombre de soluciones basadas en la naturaleza.
¿Qué son las soluciones basadas en la naturaleza?
Son una serie de acciones, estrategias o medidas que buscan aprovechar el potencial de la naturaleza para solucionar diversos problemas o desafíos, tales como la seguridad alimentaria, el acceso a agua limpia o el cambio climático. Implican la protección, restauración o el manejo sostenible de los ecosistemas a través de medidas que benefician tanto al planeta como a las personas.
Su variedad es amplia, así como lo son los beneficios que el mundo natural brinda. Por ejemplo, los sistemas agroforestales pueden ser una solución basada en la naturaleza a la necesidad de garantizar sustento y alimentos para ciertas poblaciones y, a la vez, proteger los ecosistemas.
Según la FAO, éstos consisten en combinar cultivos agrícolas o animales con plantas leñosas (árboles, arbustos, palmas o bambúes) en el mismo espacio con unas disposiciones específicas. Los sistemas agroforestales se pueden implementar en fincas o pueden consistir en la producción de productos agrícolas en los bosques. Tienen el objetivo de mantener o incrementar la productividad de los cultivos aprovechando los servicios naturales que brindan los bosques, además contribuyen a la conservación de la biodiversidad y al mantenimiento de los suelos.
También hay soluciones basadas en la naturaleza aplicables a ciudades para lograr que éstas sean más verdes y resilientes, y menos vulnerables a diversos retos sociales. Por ejemplo, la implementación de techos verdes, jardines de lluvia y humedales artificiales puede reducir el riesgo de inundaciones, mitigar sus daños y proteger a los ecosistemas de agua dulce de la contaminación por aguas lluvia residuales. Así mismo, algunas de estas soluciones podrían ayudar a regular la temperatura de las ciudades, evitando veranos sofocantes.
A estos ejemplos se podrían sumar cientos de otras posibilidades de soluciones basadas en la naturaleza, pues su potencial va desde ayudar a acabar con la pobreza y el hambre; garantizar la salud y el bienestar de las personas; hasta asegurar energía asequible y limpia para las comunidades, entre otros propósitos. Al respecto, WWF asegura que acciones como estas son esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible con miras a 2030.
Respuestas frente a la crisis climática
El planeta está calentándose aceleradamente, provocando el aumento del nivel del mar, la desaparición de ecosistemas, la intensificación de los fenómenos climáticos extremos y, por ende, poniendo en riesgo la vida de todas las especies, incluida la humana. Las consecuencias las presenciamos día a día en inundaciones nunca antes vistas, incendios forestales, olas de calor, el derretimiento del hielo ártico e inseguridad alimentaria.
En medio de este preocupante panorama, las soluciones basadas en la naturaleza tienen muchas de las respuestas. Maritza Florián, especialista en cambio climático, biodiversidad y servicios ecosistémicos de WWF Colombia, las describe como “aquellas diseñadas intencionalmente para ser parte de las estrategias de mitigación y adaptación frente al cambio climático”.
Según la experta, las soluciones basadas en la naturaleza relacionadas con la mitigación buscan reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera y/o conservar o aumentar los reservorios naturales de carbono. En cuanto a las soluciones de adaptación, éstas buscan reducir la vulnerabilidad tanto de los ecosistemas como de las personas frente a los cambios del clima y sus efectos.
Una estrategia clave tanto para la mitigación como adaptación al cambio climático consiste en proteger y restaurar los bosques. Estos ecosistemas proveen aire y agua limpios; protegen de la erosión y los deslizamientos de tierra; y ayudan a regular el clima a través de la captura de carbono en la atmósfera.
La Amazonia es uno de los mayores ejemplos de su potencial. Según el Panel Científico por la Amazonia, sus más de 7 millones de kilómetros cuadrados almacenan entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono en su vegetación y suelos, contribuyendo a reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera causantes del cambio climático.
Además, sus millones de árboles evaporan miles de litros de agua diariamente, creando flujos aéreos de agua, conocidos como ríos voladores, de los que dependen las lluvias y los ciclos hídricos del continente. Con la conservación de la Amazonia, se garantiza disponibilidad de agua para ecosistemas y poblaciones, aumentando la resiliencia frente al aumento de temperatura y posibles sequías.
Otro ecosistema clave en la adaptación al cambio climático son los arrecifes de coral. Cuando están en buen estado, disipan la energía de las olas y protegen significativamente a las comunidades de tierras bajas y las costas de inundaciones, tormentas y erosión. Incluso, estudios han encontrado que los arrecifes pueden ser más eficaces para reducir la altura y la energía de las olas que los rompeolas construidos por los humanos.
Además, con el cambio climático, los servicios que estos ecosistemas prestan son cada vez más imprescindibles. La frecuencia e intensidad de las tormentas han aumentado, al igual que el nivel del mar y el riesgo de inundaciones, lo cual podría afectar a decenas de millones de personas en el mundo y, también, sus economías locales.
En este sentido, proteger y restaurar los arrecifes de coral es una solución basada en la naturaleza que podría contribuir a la adaptación al cambio climático de un sin número de poblaciones costeras. Incluso, estas medidas tienen un potencial mayor que otro tipo de estrategias.
El papel de la naturaleza en la reactivación económica
La pandemia por Covid-19 abatió al mundo, no solo por sus costos humanos, sino también por su impacto en la economía global. Con el cese de actividades de la mayoría de sectores productivos, millones de personas alrededor del mundo perdieron sus empleos y quedaron en situación de gran vulnerabilidad económica.
Frente a esta problemática, los países han asumido la enorme tarea de reactivar las economías y generar nuevos empleos para su población. A ello se suma el reto de garantizar que dicha reactivación sea verde, justa y resiliente. En esta misión, las soluciones basadas en la naturaleza tienen mucho que ofrecer.
Según el informe ‘La naturaleza está contratando: Cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden impulsar la recuperación verde de empleos’ de WWF, las intervenciones que se basan o integran soluciones basadas en la naturaleza tienen un alto potencial de creación de empleo, así como una importante capacidad para absorber trabajadores de sectores que se han visto muy afectados por la pandemia.
Algunas de estas estrategias incluyen la restauración de bosques, la construcción de infraestructura verde, la protección de manglares, la implementación de sistemas agroecológicos o, incluso, la plantación de bosques urbanos. Todas estas acciones cumplen el objetivo de crear, mantener o promover nuevos empleos, y a la vez contribuyen a la transición a economías y sociedades más sostenibles.
Un ejemplo clave de esta apuesta es la construcción de infraestructura de transporte limpio u otras formas de transición energética. Proyectos de este tipo generarían empleos, mejorarían la movilidad y, al mismo tiempo, reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en los países.
En este sentido, organizaciones como WWF y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) han abogado por que los países inviertan parte de los recursos destinados a la recuperación económica en estrategias que integren soluciones basadas en la naturaleza.
Al respecto, Maritza Florián asegura que “los estímulos económicos a las soluciones basadas en la naturaleza pueden tener beneficios sociales, económicos y ambientales para los próximos años, ya que hay creciente evidencia que respalda la costo-efectividad de invertir en estos enfoques, que suelen ser más rentables que otras alternativas comparables de ingeniería gris”.
De esta manera, las soluciones basadas en la naturaleza tienen el potencial de convertirse en una pieza clave del abanico de posibilidades para enfrentar el desempleo y el estancamiento económico. Además, invertir en ellas contribuiría a enfrentar la doble crisis global de cambio climático y pérdida de biodiversidad. En otras palabras, son lo que comúnmente llamamos un “gana y gana”.
Desde erradicar el hambre hasta enfrentar el cambio climático, el mundo tiene una larga lista de tareas urgentes. Para cumplirlas, la naturaleza puede ser la mejor aliada.
El mundo enfrenta diversos y complejos desafíos. En primer lugar, tiene la urgente tarea de frenar y adaptarse a la doble crisis de cambio climático y pérdida de biodiversidad. Además, debe atender la emergencia derivada del Covid-19 y una lista de promesas pendientes como garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial y acabar con la pobreza. En el camino para lograr dichos objetivos, la naturaleza tiene un rol crucial que desempeñar.
La naturaleza es sabia y durante miles de años ha creado una compleja red de vida en la que cada elemento cumple funciones que hacen posible el funcionamiento del planeta. Evidencia de ello son los servicios que los ecosistemas prestan y que son vitales para la vida de todas las especies, incluida, la humana. Por ejemplo, los bosques regulan los ciclos del agua y proveen alimento; los arrecifes de coral previenen la erosión de las costas y controlan las inundaciones; y los manglares capturan carbono y mantienen los recursos pesqueros.
Todas estas capacidades de los ecosistemas pueden ser aprovechadas y potenciadas para enfrentar los desafíos actuales de nuestra sociedad. Una apuesta a la que se le ha dado el nombre de soluciones basadas en la naturaleza.
¿Qué son las soluciones basadas en la naturaleza?
Son una serie de acciones, estrategias o medidas que buscan aprovechar el potencial de la naturaleza para solucionar diversos problemas o desafíos, tales como la seguridad alimentaria, el acceso a agua limpia o el cambio climático. Implican la protección, restauración o el manejo sostenible de los ecosistemas a través de medidas que benefician tanto al planeta como a las personas.
Su variedad es amplia, así como lo son los beneficios que el mundo natural brinda. Por ejemplo, los sistemas agroforestales pueden ser una solución basada en la naturaleza a la necesidad de garantizar sustento y alimentos para ciertas poblaciones y, a la vez, proteger los ecosistemas.
Según la FAO, éstos consisten en combinar cultivos agrícolas o animales con plantas leñosas (árboles, arbustos, palmas o bambúes) en el mismo espacio con unas disposiciones específicas. Los sistemas agroforestales se pueden implementar en fincas o pueden consistir en la producción de productos agrícolas en los bosques. Tienen el objetivo de mantener o incrementar la productividad de los cultivos aprovechando los servicios naturales que brindan los bosques, además contribuyen a la conservación de la biodiversidad y al mantenimiento de los suelos.
También hay soluciones basadas en la naturaleza aplicables a ciudades para lograr que éstas sean más verdes y resilientes, y menos vulnerables a diversos retos sociales. Por ejemplo, la implementación de techos verdes, jardines de lluvia y humedales artificiales puede reducir el riesgo de inundaciones, mitigar sus daños y proteger a los ecosistemas de agua dulce de la contaminación por aguas lluvia residuales. Así mismo, algunas de estas soluciones podrían ayudar a regular la temperatura de las ciudades, evitando veranos sofocantes.
A estos ejemplos se podrían sumar cientos de otras posibilidades de soluciones basadas en la naturaleza, pues su potencial va desde ayudar a acabar con la pobreza y el hambre; garantizar la salud y el bienestar de las personas; hasta asegurar energía asequible y limpia para las comunidades, entre otros propósitos. Al respecto, WWF asegura que acciones como estas son esenciales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible con miras a 2030.
Respuestas frente a la crisis climática
El planeta está calentándose aceleradamente, provocando el aumento del nivel del mar, la desaparición de ecosistemas, la intensificación de los fenómenos climáticos extremos y, por ende, poniendo en riesgo la vida de todas las especies, incluida la humana. Las consecuencias las presenciamos día a día en inundaciones nunca antes vistas, incendios forestales, olas de calor, el derretimiento del hielo ártico e inseguridad alimentaria.
En medio de este preocupante panorama, las soluciones basadas en la naturaleza tienen muchas de las respuestas. Maritza Florián, especialista en cambio climático, biodiversidad y servicios ecosistémicos de WWF Colombia, las describe como “aquellas diseñadas intencionalmente para ser parte de las estrategias de mitigación y adaptación frente al cambio climático”.
Según la experta, las soluciones basadas en la naturaleza relacionadas con la mitigación buscan reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera y/o conservar o aumentar los reservorios naturales de carbono. En cuanto a las soluciones de adaptación, éstas buscan reducir la vulnerabilidad tanto de los ecosistemas como de las personas frente a los cambios del clima y sus efectos.
Una estrategia clave tanto para la mitigación como adaptación al cambio climático consiste en proteger y restaurar los bosques. Estos ecosistemas proveen aire y agua limpios; protegen de la erosión y los deslizamientos de tierra; y ayudan a regular el clima a través de la captura de carbono en la atmósfera.
La Amazonia es uno de los mayores ejemplos de su potencial. Según el Panel Científico por la Amazonia, sus más de 7 millones de kilómetros cuadrados almacenan entre 150 y 200 mil millones de toneladas de carbono en su vegetación y suelos, contribuyendo a reducir los gases de efecto invernadero en la atmósfera causantes del cambio climático.
Además, sus millones de árboles evaporan miles de litros de agua diariamente, creando flujos aéreos de agua, conocidos como ríos voladores, de los que dependen las lluvias y los ciclos hídricos del continente. Con la conservación de la Amazonia, se garantiza disponibilidad de agua para ecosistemas y poblaciones, aumentando la resiliencia frente al aumento de temperatura y posibles sequías.
Otro ecosistema clave en la adaptación al cambio climático son los arrecifes de coral. Cuando están en buen estado, disipan la energía de las olas y protegen significativamente a las comunidades de tierras bajas y las costas de inundaciones, tormentas y erosión. Incluso, estudios han encontrado que los arrecifes pueden ser más eficaces para reducir la altura y la energía de las olas que los rompeolas construidos por los humanos.
Además, con el cambio climático, los servicios que estos ecosistemas prestan son cada vez más imprescindibles. La frecuencia e intensidad de las tormentas han aumentado, al igual que el nivel del mar y el riesgo de inundaciones, lo cual podría afectar a decenas de millones de personas en el mundo y, también, sus economías locales.
En este sentido, proteger y restaurar los arrecifes de coral es una solución basada en la naturaleza que podría contribuir a la adaptación al cambio climático de un sin número de poblaciones costeras. Incluso, estas medidas tienen un potencial mayor que otro tipo de estrategias.
El papel de la naturaleza en la reactivación económica
La pandemia por Covid-19 abatió al mundo, no solo por sus costos humanos, sino también por su impacto en la economía global. Con el cese de actividades de la mayoría de sectores productivos, millones de personas alrededor del mundo perdieron sus empleos y quedaron en situación de gran vulnerabilidad económica.
Frente a esta problemática, los países han asumido la enorme tarea de reactivar las economías y generar nuevos empleos para su población. A ello se suma el reto de garantizar que dicha reactivación sea verde, justa y resiliente. En esta misión, las soluciones basadas en la naturaleza tienen mucho que ofrecer.
Según el informe ‘La naturaleza está contratando: Cómo las soluciones basadas en la naturaleza pueden impulsar la recuperación verde de empleos’ de WWF, las intervenciones que se basan o integran soluciones basadas en la naturaleza tienen un alto potencial de creación de empleo, así como una importante capacidad para absorber trabajadores de sectores que se han visto muy afectados por la pandemia.
Algunas de estas estrategias incluyen la restauración de bosques, la construcción de infraestructura verde, la protección de manglares, la implementación de sistemas agroecológicos o, incluso, la plantación de bosques urbanos. Todas estas acciones cumplen el objetivo de crear, mantener o promover nuevos empleos, y a la vez contribuyen a la transición a economías y sociedades más sostenibles.
Un ejemplo clave de esta apuesta es la construcción de infraestructura de transporte limpio u otras formas de transición energética. Proyectos de este tipo generarían empleos, mejorarían la movilidad y, al mismo tiempo, reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en los países.
En este sentido, organizaciones como WWF y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) han abogado por que los países inviertan parte de los recursos destinados a la recuperación económica en estrategias que integren soluciones basadas en la naturaleza.
Al respecto, Maritza Florián asegura que “los estímulos económicos a las soluciones basadas en la naturaleza pueden tener beneficios sociales, económicos y ambientales para los próximos años, ya que hay creciente evidencia que respalda la costo-efectividad de invertir en estos enfoques, que suelen ser más rentables que otras alternativas comparables de ingeniería gris”.
De esta manera, las soluciones basadas en la naturaleza tienen el potencial de convertirse en una pieza clave del abanico de posibilidades para enfrentar el desempleo y el estancamiento económico. Además, invertir en ellas contribuiría a enfrentar la doble crisis global de cambio climático y pérdida de biodiversidad. En otras palabras, son lo que comúnmente llamamos un “gana y gana”.