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La primera vez que visité Frutos, supermercado organizado y atendido por productores y campesinos de Támesis (Antioquia), quedé sin palabras. ¿Cómo es posible que en 200 metros cuadrados se ofrezca tanta diversidad e innovación? En sus góndolas, decenas de productos que mezclan cafés y cacaos especiales, mieles, colaciones de varios tipos, artesanías locales, frutas y verduras orgánicas, etc., permiten entender lo que pasa en un territorio que apostó a la agroecología, la sostenibilidad y la cultura regenerativa. (Le puede interesar: Algunos moluscos se están haciendo resistentes a la extinción, ¿por qué?)
La respuesta comencé a encontrarla en una conversación con Andrés Escobar, nacido y criado en Támesis, y secretario de Desarrollo Rural y Medio Ambiente. Andrés me dio una clase magistral de lo que significa hacer un desarrollo territorial sostenible y de que sí se puede construir sobre lo construido en la administración pública. Frutos es solo un resumen de este territorio, el resultado de un proceso de varios años de un municipio que decidió apostarle a recuperar y proteger participativamente su capital natural.
Támesis, en estribaciones de la cordillera occidental, vertiente del río Cauca, y a unas tres horas de Medellín, es resultado de la colonización antioqueña que fundó este municipio hace 150 años. Con un poco más de 16.000 habitantes, más de la mitad en territorio rural, el narcotráfico realizó una “contrarreforma agraria” en los años 90. Muchos predios pequeños, que antes fueron cacaoteros, se convirtieron en fincas más grandes, la mayoría hoy ganaderas. Sin embargo, hace unos doce años su historia comenzó a cambiar de manera decidida.
Támesis empezó por capitalizar una serie de ingredientes que la convierten hoy en lo que podríamos definir como una verdadera biorregión. El turismo de naturaleza, favorecido por la presencia de petroglifos milenarios, los cuales se constituyen en un activo cultural, sumado a su riqueza en biodiversidad y áreas protegidas, que se convierten en su activo natural, le permiten contar con decenas de emprendimientos que ofrecen esta riqueza a cientos de visitantes que la recorren cada año. (Le recomendamos: Los depredadores marinos pueden perder hasta el 70 % de su hábitat. Esta es la razón)
Adicionalmente, la curiosidad de muchos productores conectados con tendencias agroecológicas, les permitió evolucionar para tener una oferta muy variada de bionegocios, con productos de gran calidad. Finalmente, muchos de los ganaderos decidieron apostarle también a la ganadería regenerativa.
Todo esto se combina y hace de Támesis una verdadera experiencia digna de visitar. No en vano, el festival Actuar por lo Vivo, que promueve y visibiliza las culturas regenerativas a escala global, que este año fue organizado en Colombia por Comfama, tuvo a Támesis como uno de sus territorios escogidos. (También puede leer: Descubren una nueva especie de escarabajo en el país con unos genitales únicos)
El proceso de Támesis difícilmente tiene reversa, cuenta con el interés y la participación de múltiples actores. En el 2016, producto de una alianza de 11 municipios liderada entre otros por Támesis, se constituyó la que se conoce hoy como Provincia de Cartama, una de las primeras figuras de ordenamiento supramunicipal. Hoy, la ya institucionalizada Alianza Cartama Sostenible se convierte en un verdadero motor social para seguir instalando una verdadera economía regenerativa en la región: Frutos es apenas una muestra.