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“El agua es uno de nuestros recursos fundamentales y su buen manejo es un gran desafío. Los Encuentros por el Agua y la Energía Renovable nos han mostrado que solos no podemos afrontarlo”. Con esa frase de Claudia Lucía Álvarez, directora ambiental de ISAGEN, comenzó en Medellín un nuevo ciclo de estos encuentros, organizados por El Espectador, ISAGEN, WWF Colombia y The Nature Conservancy (TNC). En ellos se reúnen los principales actores del sector hídrico y energético del país y de las distintas regiones para discutir y pensar cómo prepararnos para el futuro.
De manera particular, este 2024, como aseguró Sandra Valenzuela, directora de WWF Colombia, “estamos llamados a unirnos para hacer frente al desafío del agua”. (Lea: La exitosa fórmula de Tumaco para preservar el ambiente)
Este año, las conversaciones ocurren en medio de una interesante coyuntura: por un lado, la crisis hídrica ha permitido resaltar y profundizar las discusiones sobre la vulnerabilidad climática del país, y la importancia de adaptarnos a los efectos del cambio climático; por el otro, la COP de biodiversidad que tendrá lugar en Cali en octubre de 2024, ha puesto a Colombia a hablar sobre su riqueza natural, cómo protegerla y convertirla en un importante aliado para mitigar esa fragilidad frente a los fenómenos naturales.
“Las discusiones sobre biodiversidad que ha abierto la COP, nos dan la oportunidad de destacar la importancia de las soluciones basadas en la naturaleza para proteger, conservar, restaurar y utilizar los ecosistemas naturales de manera sostenible, y, así, disminuir nuestra vulnerabilidad climática”, dijo Claudia Vásquez, directora de TNC Colombia.
El diálogo en Medellín resaltó, por ejemplo, que Antioquia ha fortalecido su gobernanza del agua, gracias a las alianzas interinstitucionales y a los procesos sociales desarrollados en la región. Ese importante avance —se dijo durante el panel de conclusiones—, permite tener mayor contundencia en los mensajes. (Lea: ¿Para qué sirve llevar la biodiversidad a su barrio?)
También se plantearon cuatro grandes desafíos en los que debe trabajar la región para mejorar su gobernanza del agua: 1) lograr garantizar una participación realmente efectiva para todos los actores del sector hídrico; 2) aumentar y facilitar el acceso a apoyos financieros de proyectos ambientales; 3) trabajar los ecosistemas con una visión integral y, por ello, integrar aún más las apuestas de los sectores público y privado y de las comunidades, y 4) apoyarse en la ciencia y la tecnología para tomar decisiones, y fortalecer su desarrollo.
El papel de las comunidades
Uno de los puntos claves que se conversaron durante el encuentro tuvo que ver con un rol esencial que tienen las comunidades que, históricamente, han ocupado los territorios rurales: conservar los recursos naturales. De ahí el llamado a hacer un esfuerzo por fortalecer las organizaciones, su capacidad de movilizarse y de incidir en las decisiones regionales bajo figuras como los Consejos de Cuenca.
Además, su cosmovisión de los ecosistemas y su necesidad de juntarse alrededor de intereses comunes, ponen a estas comunidades locales en el centro de la conversación.
“Sin la presencia de las organizaciones no habrá un ordenamiento territorial efectivo que tenga el agua como eje principal. Somos las comunidades las que definimos cómo ocupamos nuestros territorios y cómo hacemos uso de los bienes y servicios de la naturaleza”, señaló Nelson García, representante del Consejo de Cuenca del río Nare.
Estos aspectos justifican la incorporación del concepto de sociobiodiversidad en el debate público, el cual reconoce que tanto la diversidad biológica como la cultural están interconectadas y se influyen mutuamente.
Una visión integral e integrada
Para conservar y utilizar de manera sostenible los recursos hídricos, es importante pensar y manejar sus ecosistemas como un todo. “Como su nombre lo indica, los ecosistemas son sistemas cuya fragmentación lleva a su deterioro”, resaltó Vásquez en su resumen de las grandes conclusiones del encuentro. (Lea: El planeta está más cerca de un tratado para eliminar la contaminación por plásticos)
Por ejemplo, es importante tener en cuenta que el río Negro es afluente del río Nare, que a su vez alimenta el embalse Peñol-Guatapé, e integrar el trabajo de los actores cuya función gira en torno a estas fuentes hídricas para protegerlas y resolver sus problemáticas. Una de ellas, es la de los vertimientos, sobre los que no se ha logrado tener un control del 100%, entre otras cosas porque las políticas públicas no son claras para todas las industrias.
Esta idea de fortalecer una visión integral e integrada de los ecosistemas, llevó a que los participantes señalaran la importancia de desarrollar alianzas sin dejarse nublar por los egos y el egoísmo para tener mayor impacto. También destacaron la necesidad de incluir el conocimiento ciudadano, urbano y rural en esa visión integral que permite conocer, conservar y restaurar la naturaleza adecuadamente.
Cómo aumentar la financiación
Otro de los temas que fue destacado en el Encuentro por el Agua y la Energía Renovable estuvo relacionado con una vieja discusión: la necesidad de contar con financiación suficiente. Es un tema sobre el que queda un camino largo por recorrer.
La invitación fue buscar alternativas y ser innovadores, especialmente en un contexto nacional de valoración de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos que presta. Según Felipe Giraldo, director de convenios y cooperación del Instituto de Desarrollo de Antioquia, “esta es una oportunidad para poner sobre la mesa nuevas propuestas que integren nuestras economías locales, medios de vida y bienestar”.
Una de las propuestas planteadas fue impulsar fondos climáticos multifuente que involucren a nuevos financiadores con agendas ambiciosas interesadas en financiar proyectos de adaptación y mitigación frente a los fenómenos climáticos. “Para ello debemos aunar esfuerzos entre los distintos sectores para lograr propuestas de largo alcance en donde las agendas empresa y la biodiversidad vayan de la mano”, concluyó Giraldo.
La importancia de oír a la ciencia y apoyarse en la tecnología
Un tema central más que fue clave en las discusiones fue la necesidad de hablar de manera honesta y objetiva de las problemáticas del cambio climático y las estrategias de adaptación implementadas. En este tema, se dijo, es importante no caer en romanticismos y entender que estas discusiones se ven impactadas por intereses particulares. La ciencia ha avanzado en su análisis y entendimiento del cambio climático y sus efectos, y es importante tener en cuenta esos datos para tomar decisiones informadas, que nos permitan ser efectivos en nuestras medidas de mitigación y adaptación a los fenómenos naturales.
Se dijo, por ejemplo, que el país ha tendido a quedarse estancado en planes de reforestación —no siempre bien ejecutados—, y que es fundamental desarrollar cada iniciativa con el adecuado conocimiento científico y tecnológico, y ampliar el espectro de las soluciones basadas en la naturaleza para reducir la vulnerabilidad frente a los fenómenos climáticos. En la era de la ciencia y la tecnología, se sabe que ambas son fundamentales para poner en marcha, y escalar rápidamente, soluciones clave para abordar los retos ambientales y sociales de hoy. Por ello, no solo es importante tenerlas siempre presentes en el momento de tomar decisiones, sino también seguirlas desarrollando para ser cada vez más precisos al actuar.
Al final del encuentro, los participantes compartieron con los demás asistentes su compromiso para trabajar por la seguridad hídrica de la región. Unos escogieron enfocarse en el desarrollo de investigaciones, claves para tomar mejores decisiones; otros propusieron centrarse en temas de educación y desarrollar estrategias para hacer a los ciudadanos más conscientes de su responsabilidad frente a estas problemáticas y los últimos, se comprometieron a consolidar las relaciones interinstitucionales.