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Un plan para asegurar el agua de la región Central

La seguridad hídrica de cuatro departamentos de la región Andina, uno de la Orinoquia y de Bogotá, que en total concentran a cerca de 15 millones de habitantes, podría estar en riesgo. Luego de un detallado diagnóstico, la RAP-E región Central y el PNUD presentan el Plan de Seguridad Hídrica para esta zona que tiene programas pensados hasta 2050.

09 de diciembre de 2021 - 02:00 a. m.
At the bottom of the fascinating valley, the Guaitara River flows through the rocks covered by vivid green color nature. A lush waterfall is seen on the right, flowing into the river.
At the bottom of the fascinating valley, the Guaitara River flows through the rocks covered by vivid green color nature. A lush waterfall is seen on the right, flowing into the river.
Foto: Getty Images - Mark A Paulda

Actualmente, el 40 % de la población mundial enfrenta el problema de la escasez del agua, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un escenario que se agravará si tenemos en cuenta los efectos del cambio climático y el deterioro ambiental. “En la reciente COP26, que finalizó hace unas semanas, se anunció la estimación de que, para 2050, 284 grandes ciudades estarán expuestas a escasez de agua”, una de las razones que señaló Sara Ferrer, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, durante el evento “Seguridad hídrica en la región Central: agua para la vida”, que se llevó a cabo el 1° de diciembre, organizado por la campaña BIBO de El Espectador, la RAP-E región Central y el PNUD.

Colombia, y particularmente los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Meta, Tolima y Huila, y Bogotá, que componen la Región Administrativa y de Planeación Especial (RAP-E) región Central, no son ajenos a esta realidad. “Para 2050 se estima que en la región Central la demanda de agua se incrementará en un 19,9 %, solo por el efecto del crecimiento de la población, mientras que la oferta puede disminuir en cerca del 23 % por cuenta del cambio climático”, agregó Ferrer durante su intervención.

Sin embargo, conscientes de las condiciones actuales del agua en la región y del panorama que se vislumbra para las próximas tres décadas, los integrantes de la RAP-E región Central, con el apoyo del PNUD, construyeron el Plan de Seguridad Hídrica (PSH) que se elaboró con base en el primer índice de seguridad hídrica regional realizado en el país.

El índice permite identificar el estado actual de las 78 zonas hidrográficas que se encuentran en la región Central, considerando cinco dimensiones: las circunstancias relacionadas con la gobernanza, el estado del recurso hídrico, la salud de sus ecosistemas asociados, la situación frente a la gestión del riesgo y resiliencia, y su relación con factores socioeconómicos y productivos.

Si bien por cada dimensión señalada se elaboró un subíndice, en el que se pueden evidenciar las diferencias regionales y en cada uno de los aspectos evaluados, la integración de todos los factores permitió identificar que 12 de las 78 cuencas se encuentran en estado crítico. Algunos de estos son los ríos Bogotá, el Aipe, el Yaguará y el lago de Tota.

Según Fernando Flórez Espinoza, director de la RAP-E región Central, “es sin duda una contribución vital para la planeación del territorio social y económica, con impacto sobre cinco departamentos, la ciudad capital, 18 complejos de páramos, una inmensa biodiversidad y 15 millones de personas”. El plan de acción considera tres grandes líneas estratégicas desde las cuales se desarrollarán los 21 proyectos contemplados: la primera busca fortalecer la gobernanza y capacidad institucional para la seguridad hídrica; en segundo lugar, se pretende fortalecer la restauración y protección de servicios ecosistémicos para la provisión de agua y la resiliencia climática; mientras que, por último, el PSH procura asegurar el agua para las personas y los sistemas productivos sostenibles.

El PSH tiene tres plazos de ejecución: 2023, 2030 y 2050. Esto, a criterio de Fabián Mauricio Caicedo, director de Gestión Integral del Recurso Hídrico del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), resulta de gran importancia para los tomadores de decisiones en las próximas décadas.

Para Flórez, de la RAP-E región Central, la trascendencia de este plan también radica en que “el país tiene una ruta de referencia para dar cumplimiento a la agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en especial al ODS 6, de agua limpia y saneamiento, así como para cumplir con las políticas regionales y nacionales de conservación y manejo sostenible del agua”.

Más allá de las líneas estratégicas y de los programas contemplados, lo que se busca con el PSH es generar una plataforma de diálogo y colaboración permanentes entre todos los actores que se ven involucrados en este tema hídrico. Por ejemplo, para Karen Sereno, miembro de la Corporación Ambiental Caminando el Territorio, que lleva más de 10 años trabajando en Soacha (Cundinamarca) y quien formó parte del foro final que se realizó durante la presentación del PSH, es de vital importancia que iniciativas como estas consideren la participación de las comunidades que habitan el territorio. Precisamente, sobre la gobernanza, una de las líneas estratégicas del plan, apuntó: “La gestión y el uso del agua deben ser parte de las comunidades para fortalecer su autonomía”. Mientras que Ramón Serrano, director de la Asociación de Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible (Asocars), destacó la necesidad de involucrar la visión cultural, los conocimientos ancestrales y la sabiduría de las comunidades en estos planes.

Por su parte, Ernesto Guhl, exdecano de la Facultad de Ingeniería y vicerrector de la Universidad de los Andes, también panelista durante el evento, resaltó la urgencia de un cambio cultural: “Colombia ha vivido en contra del agua. Nos han preocupado las inundaciones, los excesos y las sequías, pero nunca hemos vivido con el agua. Entonces, tenemos que pasar de vivir en contra del agua a vivir con el agua”. Un cambio que, según Guhl, viene dado por la educación y el conocimiento. Precisamente con el PSH se busca generar un cambio que ponga a la región Central del lado del agua y permita garantizar la disponibilidad adecuada, en cantidad y calidad, de este recurso para el abastecimiento humano, los usos de subsistencia, la protección de los ecosistemas y la producción.

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