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La pérdida de biodiversidad es una crisis global con implicaciones locales. Por ejemplo, el 45% de los árboles y arbustos endémicos de Colombia, es decir que sólo habitan suelo nacional, ya está en peligro de extinción. La mayoría, sin embargo, apenas si se ha descrito, se desconoce su biología o si tiene aplicaciones útiles. Hemos puesto en riesgo más de un millón de especies a escala planetaria y vemos desaparecer ante nuestros ojos animales, plantas, ecosistemas y genes, clave de la vida en La Tierra.
El Marco mundial Kunming-Montreal de la biodiversidad es un nuevo intento de más de 190 países para detener su pérdida, insistiendo en aplicar medidas normativas urgentes y cuatro ambiciosos objetivos incluyendo conservar y restaurar la biodiversidad; usarla sosteniblemente, asegurar un reparto justo y equitativo de sus beneficios y fortalecer su financiamiento. Propone el uso de herramientas y soluciones para integrar la biodiversidad en la política pública, la sociedad y el adn empresarial. Establece la creación de un marco de monitoreo medible, la actualización de las estrategias y planes de acción nacionales en biodiversidad y una estrategia de movilización de recursos a través de planes de financiamiento y un Fondo Marco Mundial para la Biodiversidad. (Lea: Es hora de replantear nuestra relación con la naturaleza)
Para lograr este ambicioso Marco, los países establecen una hoja de ruta común. Una carta de navegación, una “partitura” para que todos toquen al mismo compás. Esta herramienta se llama Estrategia y Plan de Acción Nacional en Biodiversidad, NBSAP por sus siglas en inglés, (National Biodiversity Strategies and Action Plans). Todos los países tienen un NBSAP que detalla cómo se implementa el Convenio. Esta herramienta debe ser actualizada para atender los desafíos del Marco Global actual y permita medir el éxito de las metas, sobre todo en cobertura natural y reducción de extinción y se ponga en sintonía para un financiamiento adecuado.
Colombia lanzó un ambicioso proyecto para acelerar la actualización de su NBSAP. Esta actualización marca el ritmo que deberá seguir el país, una partitura basada en datos, ciencia y conocimientos, para detener la pérdida de biodiversidad. El NBSAP colombiano, la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y sus Servicios Ecosistémicos (PNGIBSE), deberá informar y transformar sectores y políticas públicas para la gestión integral de una biodiversidad en amenaza, pero con oportunidades de desarrollo basadas en la investigación, los conocimientos y la ciencia.
La actualización de esta política representa una oportunidad única para incorporar las herramientas, corregir los errores y actualizar la hoja de ruta pública, privada, sectorial y de cooperación y que pasemos de ‘ver el potencial de la biodiversidad’ a ‘usar responsablemente’ a partir de su adecuada administración.
*Director de Relacionamiento del Instituto Humboldt.