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Desde distintos sectores se han hecho avances para transitar hacia una sociedad carbono cero, mediante el uso de fuentes de energía renovables. En Colombia, una potencia hídrica con más de 48.000 humedales (entre ríos, lagos, lagunas, ciénagas, arrecifes, estuarios, entre otros), habitados por el 87 % de la población, la generación de energía hidroeléctrica se ha posicionado como una alternativa a los combustibles fósiles. Francesca Antonelli, experta en represas e infraestructura de WWF UK (Reino Unido), da elementos sobre lo crucial que es impulsar una transición energética consciente del valor y la calidad de los ríos.
BIBO: ¿Cuál es la relación entre el bienestar humano, los medios de vida de las personas y los ríos?
Francesca Antonelli (F.A.): Los ríos son la vida de las personas. No es casualidad que todas las ciudades se ubiquen alrededor de los ríos, como Caracas con el río Guaire, Viena con el Danubio, Roma con el Tíber o Nueva York con el Hudson. Tampoco que las grandes ciudades se construyan donde están los ríos, porque allí están los medios de vida y el bienestar de las personas. Estos proveen agua para beber y alimentan los deltas con sedimentos, donde viven 500 millones de personas. A su vez, el 25 % de la producción alimentaria depende de la irrigación de los ríos.
La pesca también es importante, pues se estima que 12 millones de toneladas de peces de agua dulce son capturados por año. Sin embargo, todo esto pasa inadvertido, pues los tomadores de decisiones no valoran los ríos, siendo esto la fuente de todos los problemas que tenemos. (Lea: Colombia, un país anfibio que tiene sus especies de agua dulce en peligro)
BIBO: En ese sentido, ¿cómo se puede llevar a cabo una transición energética en una forma que las amenazas a los ríos se reduzcan?
F.A.: El primer paso está en darles el valor adecuado a los ecosistemas. Esto se puede aplicar en un panorama más amplio frente a la energía solar y eólica, por ejemplo. Se trata de sentar las bases para que las decisiones de transición energética se den sobre el entendimiento de cómo y dónde los desarrollos de energía renovable pueden darse sin afectar la naturaleza, sin lastimar esas bases de nuestro bienestar.
Entonces todo se trata de construir los planos apropiados en el lugar adecuado para hacer una correcta transición energética. Una vez se valoren los ríos, se puede empezar a planear los lugares estratégicos. Es necesario evitar esas áreas donde los ecosistemas están brindando biodiversidad o donde presten servicios que sustentan los medios de vida de las personas.
BIBO: ¿Qué deben incluir esos planes?
F.A.: Los planes de energía deben considerar escenarios múltiples que permitan incorporar los valores de los ríos y las tierras, y evaluar adecuadamente las ventajas y desventajas con los distintos costos de energía. Me refiero a una planeación energética a escala sistemática, lo que significa que planeas tu energía en una escala amplia, no solo posicionar un molino de viento o una represa en un lugar. Antes de hacer eso debes tener en cuenta la escala más amplia y entender cuál es la mejor opción y cuáles son las distintas opciones para establecer los planes de energía renovable.
Por eso la ubicación de los planes es el paso clave de un escenario sostenible energético, para evitar que la naturaleza y las comunidades locales sean afectadas, pero que a su vez se desarrolle un escenario bajo en carbono. Y, por supuesto, el contexto político es extremadamente importante para realizar esto, pues son las políticas las que establecen el camino adecuado para la revolución de las energías renovables.
Es muy importante que las políticas sean modernizadas, que consideren la necesidad de una planeación adecuada. Y, por ende, la reciente necesidad de que las inversiones se encaminen en la dirección adecuada, que no se vayan a inversiones que no tengan planes basados en esta planeación energética. (Lea: Agroecología: construyendo los sistemas productivos del futuro)
BIBO: ¿Es necesario decidir entre proveer energía renovable o brindarles a las personas sus medios de vida?
F.A.: Los medios de vida de las personas dependen de una naturaleza saludable. Entonces, si les brindas energía a las personas, pero suprimes los servicios que los ecosistemas les proveen, no van a tener bienestar. Es necesario pensar en un escenario que incluya ambos. Es una suposición errónea que se debe elegir entre uno o el otro, pues es posible tener ecosistemas saludables y darles a las personas la energía necesaria.
BIBO: En este contexto, ¿qué ejemplos destaca en países o comunidades donde se esté realizando una transición energética que sea consciente de la importancia de los ríos?
F.A.: Zambia depende altamente de la energía hidroeléctrica, y en los últimos años, que han sido de fuertes cambios climáticos, han experimentado cortes de electricidad porque los ríos estaban sin agua y no brindaban la energía que necesitaban.
Esto llamó la atención del Ministerio de Energía y los llevó a desarrollar otro tipo de energías renovables. Allí buscaron dejar de lado la energía hidroeléctrica y contemplar el uso de otras energías renovables como solución potencial para cubrir las necesidades energéticas del país. Y esto va muy bien, creo que puede tomarse como un ejemplo de cooperación entre tomadores de decisiones y sociedad civil.
BIBO: Según los hallazgos del último informe “Planeta Vivo de WWF”, ¿los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son alcanzables o deberían reajustarse?
F.A.: No son logrables. Si queremos lograr los ODS hay una necesidad de reconocer el valor de los ríos y crear políticas basadas en ello. Aún no estamos allí, y si continuamos en este camino no vamos a lograr esas metas. Y hay muchas de estas que dependen de ríos saludables. Si son ajustados, son para aumentar su ambición, de tal modo que se deje un mensaje sobre la necesidad de establecer acciones que de hecho sí lleven a cumplirlos.
BIBO: ¿Qué elementos deben incluirse en la política para cumplir con esos objetivos?
F.A.: Creo que deberían identificarse áreas que tienen que dejarse por fuera de los planes de desarrollo, las llamadas “áreas nogales”, es decir, zonas que no deberían ser tocadas por el desarrollo, por un lado, y que requieren evaluaciones estratégicas ambientales. Que ahora son mal hechas o que no describen bien el impacto que tiene el proyecto. Entonces, si queremos enfocarnos en la transición energética, los países requieren un plan energético a nivel nacional que tenga en cuenta todas las variables y opciones, no solo un proyecto individual. Es necesario hacer un análisis sobre las opciones, que es lo que están haciendo nuestros colegas en Zambia, y evaluar cuál opción es la mejor en términos de lograr un escenario bajo en carbono, bajo en costo y bajo en conflicto.
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